El productor Carlos Rottemberg advirtió sobre la crisis que atraviesa la televisión abierta argentina en la producción de ficción, subrayando que su impacto se hace sentir más allá de la pantalla. En ese sentido, indicó que la falta de contenidos dramáticos no solo afecta a actores y productores del medio, sino que también repercute en el teatro comercial, que históricamente se nutrió de figuras populares surgidas de la televisión, por lo que vaticinó una "coyuntura peligrosa para el futuro del teatro".
“Hoy nos enfrentamos a una situación en la que, como siempre en mi vida, se aclaró frente a un disparador. En este caso fue cuando el año pasado escuché decir como algo positivo que la falta de ficción televisiva empujó a más actores populares a volver a hacer teatro comercial. Venía manejando, escuché eso y me dije: ‘No, al contrario, esto es preocupante’", indicó el "Señor de los teatros" en diálogo con La Nación.
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"Siento, por primera vez en mis 50 años de actividad teatral, que la falta de ficción en la televisión abierta hace que estemos viviendo una coyuntura peligrosa para el futuro del teatro más popular y masivo”, subrayó con preocupación. Es que la cartelera teatral porteña demostró en los últimos años que los títulos más convocantes suelen estar protagonizados por artistas que alcanzaron la fama en la televisión. Obras como "Felicidades", con Adrián Suar, y la segunda temporada de "Tootsie", con Nicolás Vázquez, son ejemplos de esta tendencia. Ambos actores, con carreras forjadas en la TV, lograron consolidarse en el teatro gracias a la popularidad adquirida en la pantalla chica.
Otro caso es el de "¿Quién es quién?", que lidera las estadísticas de audiencia y cuenta con la participación de Luis Brandoni y Soledad Silveyra, dos figuras que marcaron generaciones con sus trabajos televisivos. Silveyra, por ejemplo, alcanzó la fama en la década del '70 con la telenovela "Rolando Rivas, taxista" y luego protagonizó "Pobre diabla", ambas de gran impacto en la cultura popular.
“En estos 50 años, la televisión sin costo para el televidente resultó de difusión masiva para enormes actrices y actores nacionales, muchos convertidos en figuras que el público sigue consumiendo. A los hechos: los dos espectáculos que encabezan los listados de público en las temporadas de Mar del Plata y de Buenos Aires, "Brujas" y "¿Quién es quién?", tienen protagonistas de 80 años, en promedio, que fueron figuras de éxitos televisivos", ejemplificó Rottemberg.
"Muchos de los que transitaron aquel recorrido [televisivo], también gente formada en el teatro independiente, pasaron a ser protagonistas del circuito del teatro comercial", remarcó. No obstante precisó: "Con esto no estoy diciendo que un programa de éxito en la televisión tiene que serlo seguro en el teatro. Está plagado de ejemplos contrarios. Pero sí que fueron usinas que popularizaron a grandes talentos".
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Durante décadas, explicó, la televisión abierta funcionó como una plataforma de lanzamiento para actores y actrices que luego llevaban su éxito al teatro comercial. Sin embargo, la falta de ficciones en la TV de aire pone en jaque esta dinámica, generando incertidumbre sobre quiénes ocuparán en el futuro los grandes títulos teatrales. "Que todas aquellas factorías televisivas no existan, además de la preocupante economía individual que impacta negativamente en los bolsillos de los actores, acarrea un perjuicio futuro para el sector del teatro de producción”, subrayó quien fue un histórico presidente de la Asociación Argentina de Empresarios/as Teatrales y Musicales (AADET).
Consultado sobre la posibilidad de que series de plataformas de streaming, como "El Encargado" o "Envidiosa" sean soluciones alternativas, Rottemberg argumentó que ambos protagonistas (Guillermo Francella y Griselda Siciliani, respectivamente), "ya eran conocidos por ficciones de la tele gratuita". "Entonces, volvamos al inicio de la conversación, ¿quiénes serán los que van a encabezar los títulos de la escena comercial? ¿Podrán sostenerse económicamente los artistas y los grandes teatros haciendo una función semanal? ¿Es sustentable si más del 70% de la recaudación, según registros de los últimos años, se sostiene con las obras que se programan con continuidad semanal que son, no es casual, con las figuras más populares?", se preguntó.
Y agregó: "Nosotros, como familia, podemos programar joyitas teatrales de una función esporádica que nos enorgullecen, pero para mantener la rueda económica, para cumplir con las obligaciones de nuestros planteles de trabajadores, para mantener los costos pagos y para seguir imaginando inaugurar otra sala, dependemos de los éxitos grandes".

Sumado a esto, se refirió a la franja etaria de quienes apuestan por el teatro. "Estoy convencido de pertenecer a un único partido político que fundé y que nunca me defraudó: el PT, el Partido Teatral. Reconozco que hay muchos militantes del PT y me sorprende que la amplia mayoría de esos ‘afiliados’ sean personas de edad avanzada”, ironizó.
Acto seguido, recordó un comentario que le hizo su padre, Miguel Rottemberg, en 1975, mirando la platea del Teatro Ateneo en una obra que protagonizaba Pepe Soriano: “Mirá..., es toda gente con pelo blanco. Cuando mueran estos espectadores, no habrá más público”. En esa línea, el promedio de edad de los espectadores del teatro comercial ronda los 62/63 años, aunque se mantiene fiel al medio. “Lo que no había pensado es que el problema futuro podría estar arriba del escenario, con las nuevas camadas de intérpretes”, reflexionó el empresario teatral.
Replicar el modelo de las cooperativas teatrales, una posible solución
Frente a este panorama, Rottemberg convocó a una reunión con representantes del sector artístico y la producción televisiva en diciembre pasado. Su propuesta fue replicar el modelo de las cooperativas teatrales en la televisión: "Que los canales sean los teatros, que los productores aporten las facilidades y que la tajada se la lleve el talento". "Si la producción de ficción televisiva no da, habrá que hacerlo en cooperativa o lo que haya que inventar. Y pasará como en el teatro, habrá tres o cuatro títulos que no dejarán un mango; pero uno o dos van a funcionar. También será una forma de retomar el hábito de la audiencia", justificó.
Mientras tanto, el público sigue demostrando su preferencia por figuras consagradas. Al respecto, mencionó los casos de Francella, recordado por su interpretación de Pepe Argento en "Casados con Hijos", el de Arturo Puig con "¡Grande, pa!" y el de Luisa Kuliok con "La extraña dama". "La señora que está en su casa siempre querrá encontrar en su memoria emotiva a aquellos intérpretes que supo conocer y, a la vez, descubrir a nuevos artistas. Por algo, como decía Pinti, los gobiernos pasan y los artistas quedan", manifestó. "En la memoria emotiva de la gente están todavía todos ellos muy presentes. ¿Se darán cuenta los nuevos actores que no van a tener eso dentro de unos años?", se preguntó.
Asimismo, descartó la idea de realizar teatro con panelistas o participantes de los realities, las figuras más reconocidas de la televisión abierta en los últimos años. "El público que paga es otra cosa. Hace años que vengo diciendo que la televisión y el teatro corren por cuentas separadas. Aquella figura que vendía todas las tapas de las revistas de actualidad no necesariamente vendía entradas de teatro", indicó. "Desde fines de los 90 la televisión, por un tema de costos, empezó a hacer programas de panelistas. Pero el problema no radica en lo que hay, sino en lo que falta", subrayó.
En tanto, adelantó que para el próximo año estará en los teatros de Mar del Plata la obra "Made in Lanús" para festejar los 40 años de su estreno. "¿Y qué es Made in Lanús? Una obra que nació en un ciclo de televisión de Nelly Fernández Tiscornia que se pasaba por la Televisión Pública, que luego llegó al cine y que la versión actual la dirige Brandoni, quien fue uno de sus protagonistas. Lo que dejó aquella televisión sigue muy presente en el inconsciente colectivo", reflexionó.
El ciudadano dentro de su teatro
“Cumpliré 70 años dentro de no tan poco y aseguro que no estoy hablando por mí. Quiero demasiado la profesión teatral, cuna de la ficción. Creo que debería convocarse a una gran paritaria de la ficción televisiva para resolver este problema que se profundiza. A la fuerza de los actores unidos no hay con qué darle y se merecen masificar su trabajo”, sostuvo.
“El éxito en el teatro es una calesita. Se sufre por el primer fracaso. Se llora el segundo. Y, de repente, el tercero sale bárbaro”, ejemplificó, a raíz de una experiencia con su hija Matilda. Esta misma anécdota se la contó a Soledad Silveyra. “Sus propuestas de 2023 y 2024 no convocaron tanta gente. Ahora, en 2025, sale primera con Brandoni. ¡Es la sortija! Y después, inexorablemente, la sortija se la lleva otro de la competencia. El tema es seguir arriba del caballito y que la calesita siga girando”, concluyó.
MB/