CULTURA
crítica

Integridad y candor

El andamiaje narrativo de la novela está sostenido por el uso del diálogo; diálogos que por momentos parecen no conducir a ninguna parte y que presentan la particularidad de funcionar como superficies reflectantes que devuelven el eco de un monólogo que se desentiende de su condición de tal y prescinde del interlocutor.

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La obra impar que Jane Bowles construyó en el panorama de la literatura norteamericana del siglo XX comparte algunos de los rasgos constitutivos de aquellas que Enrique Vila-Matas incluyó en su Historia abreviada de la literatura portátil y cuyos autores conformaron la conspiración shandy: ligereza (entendido el sustantivo como fácil de transportar y no como un reaseguro de elasticidad para el lector impaciente) insolencia, sexualidad y nomadismo, pero sobre todo una forma elegante y delicada de ser caótica.

Dos damas muy serias, que una vez más reedita Anagrama, es la única novela que Jane Bowles terminó y que desde su publicación, en 1943, cuando su autora contaba con veinticuatro años de edad, es considerada, sobre todo hoy, en tiempos en que los debates por los derechos de las mujeres y las políticas de género ocupan buena parte del debate público, una suerte se símbolo de esas luchas todavía increíblemente necesarias, y sus dos protagonistas (acaso un doble trasunto de la propia Bowles), paradigmas de la libertad y la autonomía que confrontan y amenazan el cerrojo de las convenciones sociales. Pero también –y esto resulta significativo si se piensa no solo en términos sociopolíticos, sino en términos religiosos–, la puesta en acto del peligro de convertir en pesadilla aquello que se soñó y el riesgo de ver encasillada una obra que lejos está de agotar sus múltiples lecturas en los límites de esas tensiones (la presente reseña tampoco escapó a esto último).

Los personajes que pueblan los universos cruzados de sus dos protagonistas, las damas serias del título, la mística Srta. Goering y la Sra. Copperfield, de alguna forma y cada una a su manera transitan una vida de peripecias y modales excéntricos que no resultan en otra cosa que buscar y constituir identidad y reflejar un cierto desacoplamiento social cuyo resultado visible es una robusta soledad emocional que las lleva a realizar actos en apariencia irracionales, como conformar pequeñas sociedades de convivencia con personas que apenas conocen y con las que tuvieron un diálogo o compartieron tan solo un momento, todo traccionado por la fuerza y la potencia irresistible del deseo y el pecado de la carne. Es en ese mundo donde las dos mujeres pondrán en crisis el suyo propio hasta su desmoronamiento.

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El andamiaje narrativo de la novela está sostenido por el uso del diálogo; diálogos que por momentos parecen no conducir a ninguna parte y que presentan la particularidad de funcionar como superficies reflectantes que devuelven el eco de un monólogo que se desentiende de su condición de tal y prescinde del interlocutor. En ese punto cabe mencionar y destacar el acierto de aquello que Francine Du Plessing Gray señalara en su introducción para la edición de Dos damas muy serias en la colección de “Clásicos modernos” de la editorial Virago: “El diálogo agil y febril de la Sra. Bowles posee una mezcla de integridad infantil, candor surrealista y ágil precisión, digna del mundo de Lewis Carroll”.

Dos damas muy serias

Autora: Jane Bowles

Género: novela

Otras obras de la autora: Placeres sencillos; Juego de damas; Cartas

Editorial: Anagrama, $ 27.500

Traducción: Lali Gubern