La directora entrerriana Celina Murga estrenó este año "El aroma del pasto recién cortado", película producida por el legendario cineasta estadounidense Martín Scorsese, con quien la une un vínculo desde hace muchos años. El film fue elegido para cerrar la 6° edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER), el cual ella destaca como "un puente" para que el público y se acerque a las historias del cine nacional.
"Que se estrene en mi provincia tiene un plus y un nerviosismo extra; va a ir mi mamá a verla que todavía no pudo", comentó en diálogo con PERFIL sobre el film protagonizado por Joaquín Furriel y Marina de Tavira, que ganó el premio al Mejor Guion en el Festival de Cine de Tribeca.
Por otro lado, dijo que "hay que valorar mucho que el cambio de gestión (en Entre Ríos) no hizo que desaparezca el FICER", sino que por el contrario vio su portencial cultural, en un contexto de incertidumbre para el cine argentino. "Tenemos un INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) frenado; lo que más me preocupa es que no se sabe cuál es el plan", agregó la artista nacida en Paraná.
Celina Murga, la argentina elegida por Scorsese, premiada en el Festival de Tribeca
Al aclarar que "la crisis viene hace muchos años", Murga resaltó la importancia del fomento provincial, como el que genera la Ley de Cine entrerriana, sancionada en 2021 y promulgada hace más de un año atrás. "Siempre digo que sin ley se hizo todo lo que se hizo en esta provincia, con ley no tenemos techo", expresó a este medio antes de brindar un taller de actuación frente a cámara, llamado "Habitar la incertidumbre".
Por último, se refirió al director de Taxi Driver, Toro Salvaje y Buenos Muchachos como alguien "muy generoso que tiene muy claro lo que puede aportar" a artistas emergentes. "Scorse tiene la enorme capacidad de entenderse dentro de una trama histórica y no pensar solo en su carrera", afirmó.
- ¿Dirigiste dos ediciones del FICER, fueron las iniciales?
En realidad fueron tres. En la primera no estaba en el organigrama como ahora, pero sí estaba como una especie de coordinadora de programación. Después, en la segunda y tercera ya fui directora artística, con un formato más parecido al de ahora; y esto fue antes de la pandemia.
- ¿Cómo fue esa experiencia y cómo ves al festival ahora que pasaron seis ediciones?
Es llamativo como en tan pocas ediciones el festival ha crecido tanto, me parece que es un valor muy grande. Se originó de la mano de quien era en ese momento secretaria de Cultura de Entre Ríos, Carolina Gaillard, que hoy es diputada. Más allá de signos políticos, es una persona que tiene una capacidad de trabajo y de empuje realmente muy asombroso. Fue la gran gestora en ese momento y me convocó a mí y a otros directores como Maxi Schoenfeld, Eduardo Crespo y Nico Herzog.
Todos estábamos con la voluntad concreta de hacer el festival en la provincia, de poner en valor el cine entrerriano y con el objetivo de que fuera una punta de lanza que abriera el fomento y el desarrollo de las producciones de la provincia. De la mano del festival empezaron las reuniones para escribir una nueva ley de Fomento Audiovisual que ya había tenido versiones e intentos pero nunca había encontrado como el camino.
La verdad, que el festival fue un poco la decisión de que se genere un lugar de plataforma del cine, que un poco pusiera a la ley más como una prioridad. Hoy Entre Ríos tiene una ley de Fomento Audiovisual que todavía hay que encontrar la forma de cómo se va a implementar.
- ¿Cómo fue el desarrollo audiovisual en la provincia antes de la ley?
Sin ley es muy difícil que exista un desarrollo profundo y sostenido en el tiempo. Entre Ríos es una provincia muy particular, porque sin ley generó un montón de directores a lo largo de los últimos veinte años. Mi primera película, “Ana y los otros”, es de 2004 y cuando filmé no había nada. Lo hice con apoyo de la provincia y del municipio pero de manera muy artesanal: un amigo me prestó la cámara, la facultad me dio las luces.
Era cuestión de que de alguna manera dependíamos de las gestiones gubernamentales de turno y de su voluntad política. La idea era que exista una ley para que justamente haya una autonomía de la industria audiovisual regional y provincial. Yo siempre digo, sí sin ley se hizo todo lo que se hizo en esta provincia, con ley, no tenemos techo.
Esta edición es muy importante pero también es muy triste, hay que decirlo. Nadie imaginó estar viviendo este año político. Lo orgánico, lo natural, hubiera sido que esta ley provincial pudiera articularse con un INCAA presente; parece que va a ser difícil que suceda pero ojalá que se encuentren las maneras de que el INCAA articule con estos fomentos provinciales.
- Así como hubo un cambio de signo político a nivel nacional también lo hubo en Entre Ríos. Pero además de continuar con el FICER, el festival se amplió, por ejemplo, con muchas sub sedes.
Hay que valorar mucho que el cambio de gestión no hizo que desaparezca el festival, sino que, al contrario, supieron ver el valor y el potencial que tiene para la cultura y el cine entrerriano. Además, siguieron confiando en la gente que ya lo venía desarrollando, porque hay un saber, un aprendizaje, que si vos cambiás a toda la gente es mucho más complicado después hacerlo. Y también se apostó más fuerte.
- ¿Realmente la situación a nivel nacional es tan grave como se ha anunciado? ¿Es cierto que la mayoría de los estrenos del año que viene podrían ser las que produzcan plataformas como Netflix o Max?
Bueno, no va a haber más ventanilla continua, que era una forma en la que las películas podían acceder para ser evaluadas o no a los subsidios, eso no existe más. Lo que más me preocupa es que no se sabe cuál es el plan. En el INCAA siempre hubo gestiones diferentes, con signos políticos diferentes, uno podía estar más de acuerdo con una o con otra pero siempre había diálogo, había claridad respecto de qué tipo de cine se quería fomentar.
Pero esto de ahora es la nada misma. Es un INCAA frenado, un Gobierno que se ufana de haber echado gente y de haber bajado el gasto pero porque no produjo nada. Es como muy delirante lo que se está haciendo en otros ámbitos en todo el país.
Vos me comentás lo de las plataformas, pero estas también se han puesto recesivas porque en un marco país de tanta inestabilidad se están yendo a producir a Uruguay. Obviamente la crisis viene desde hace años, no se puede decir que no, pero el punto es mejorar lo que hay que mejorar, no terminar de destruirlo. Yo creo que, en ese sentido, el empuje y la presencia de las regiones, digamos de las provincias, el caso de Misiones, de Córdoba, Mendoza, ahora Entre Ríos va a ser muy importante.
- “El aroma del pasto recién cortado” ya se estrenó en otros festivales, tuvo su estreno comercial pero, ¿qué representa para vos que le hayan elegido para que cierre esta edición del FICER?
Por un lado, siempre estoy feliz de acompañar el festival no solo con mi presencia, sino con mi trabajo y el trabajo de muchos y muchas entrerrianas que hay en la película. Acompañar al FICER, apoyarlo está buenísimo y es muy valioso, muy importante para mí. También que se vea en la provincia y en mi ciudad tiene un plus y un nerviosismo extra: va a ir mi mamá a verla, que no la pudo ver todavía, hay muchos condimentos para mí.
Por el otro, estas instancias que se dan en los festivales, como posibilidad no solo de que se vea la película, sino que también haya preguntas y respuestas. Que se puedan compartir opiniones, impresiones e ideas es un espacio que solamente ocurre en estos lugares y que es muy lindo.
¿Cómo comenzó tu vínculo con Martin Scorsese, que es uno de los productores de la película?
Yo lo conozco desde el 2008, a raíz de una beca que me gané de la Fundación Rolex, que pone en relación a un maestro y a un discípulo de distintas disciplinas artísticas.
Él me eligió en ese entonces para ser su discípula. Yo en ese momento estaba terminando de editar mi segunda película, “Una semana solos”. Él la vio y le gustó mucho. De ahí nos quedó un vínculo muy cercano, una amistad creativa basada en el amor al cine y Scorsese es una persona muy generosa que tiene muy claro lo que puede aportar y cómo puede ayudar a gente que está emergiendo, en mi caso no tanto por edad sino porque soy de un país muy periférico.
Siempre le he compartido los procesos de mis trabajos. Después fue productor ejecutivo de otra de mis películas, “La tercera orilla”. Su manera de seguir en vínculo conmigo y con mi obra es participando como productor.
- ¿Hay un interés de Scorsese de fomentar y apoyar a directores de todas partes del mundo?
Es alguien que tiene mucha conciencia respecto de qué implica el cine para para un país, o sea entiende el cine como una expresión cultural, identitaria y, de hecho, tiene una fundación que se llama “The Film Foundation”, que se dedica a preservar películas de todo el mundo.
Está muy enfocado en preservar cintas que no tienen acceso a dinero, justamente porque él vive y es parte de la meca del cine y del dinero del mundo, pero a la vez entiende que eso es irreal y que hay muchas otras cosas que son muy valiosas. Y que si no se ven es porque no tienen dinero, no porque no tengan valor. Ha restaurado películas de un director africano y estaba interesado en hacer lo mismo con algunas de (Leopoldo) Torre Nilsson, por ejemplo.
Scorsese es alguien que tiene mucho conocimiento de cine de muy variadas cinematografías, y su manera de aportar a la historia del cine no es solamente enfocado en hacer él, sino en encontrar formas de aportar a la historia del cine mundial. Para mí eso es lo que realmente lo hace único, no solamente porque es un talentoso en lo que hace, sino porque tiene la enorme capacidad, la sabiduría, de entenderse dentro de una trama histórica y mundial y no pensar solo en su carrera.
- Me comentas sobre el cine de Estados Unidos, que tiene una industria muy potente apoyada por privados pero también por incentivos del Estado. Incluso el público estadounidense está muy orgulloso de su cine. ¿Pensás que en Argentina hay algún tipo de prejuicio con el cine local?
Para hacer ese chiste absurdo y tóxico que hizo Carlos Pirovano (presidente del INCAA), se basó solamente en un listado que tiene que ver con las entradas del corte que hace el INCAA, que son en un tipo de entradas y un medio muy técnico: cuentan algunos cines y no todos los cines donde se proyectó la película. Entonces es falsa esa afirmación, es un dato absolutamente recortado.
Estos temas para mí son importantes, porque tiene que ver con la exhibición y con la formación de público, cosas que han quedado muy relegadas. Yo soy parte de una asociación de directores que hemos intentado encontrar maneras para que los Estados -ahora está muy difícil- se hagan cargo de apoyar esa parte del hacer cine, que es la formación de público.
Lo loco es que cuando vamos a las funciones en Rosario o Mendoza, por nombrar ciudades argentinas, las películas interesan, la gente está interesada por las películas, pero no se difunde lo que se hace y el problema es cómo hacer para que estas producciones lleguen a ellos.
Está muy rígida la cosa, más que otros años, pero creo que hay que volver a encontrar esos puentes para que las personas puedan valorar esas historias. En ese sentido, los festivales son lugares muy privilegiados porque esta oportunidad de hablar con los directores, los guionistas, actores, actrices y los productores, y le da otro valor.
Gi