CULTURA
Lanzamiento editorial

Alberto Fuguet vuelve a la ficción con "Ciertos Chicos": del "ninguneo" a Pinochet a la cultura como espacio de resistencia

A través de su nueva novela, el escritor cuenta la historia de dos jóvenes en Santiago de Chile de la década de los '80, que buscan su lugar en el mundo a pesar de la dictadura. De la represión militar a la sexual, en un relato transmediático.

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Alberto Fuguet - "Ciertos Chicos" | Editorial Planeta

El escritor y cineasta Alberto Fuguet, exponente de la Nueva Narrativa Chilena de los noventa, regresó a la novela de ficción después de ocho años. Su último libro de este género, Sudor (2016), lo "dejó agotado" en este ámbito, según reconoce. Aunque en este tiempo publicó tres obras de no ficción, entre las que se encuentran VHS (2017), y estrenó tres películas.

Ahora Fuguet volvió con Ciertos Chicos (que publica Planeta), un libro en el que retrata la vida de dos jóvenes a mediados de los años ochenta, durante los últimos años de la dictadura militar de Augusto Pinochet. En el universo de la contracultural gay y la cultura pop de esa época, los personajes buscan huir y descubrirse a sí mismos no solo en medio del toque de queda en Santiago, si no también de la incomprensión del mundo exterior, con la cultura como espacio de resistencia.

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En diálogo con PERFIL, el autor sostuvo que después de Sudor, parodia salvaje del mundo editorial que indaga en las relaciones homosexuales y las aplicaciones de citas, había sentido que se "encerró en un nicho más LGBT", en lugar de expandirse. Con Ciertos Chicos, en cambio, todos pueden conectar con la historia, a pesar de no haber vivido en el Chile de esa época. 

La nueva obra de Fuguet tiene dos personajes principales, Tomás y Clemente, que incluso tienen algunos aspectos autobiográficos del escritor. El primero es un adolescente que empieza a abrirse al mundo, recién ingresado a la universidad y que se siente distinto. El segundo, un estudiante de periodismo, de clase alta, recién llegado de Inglaterra que cuenta los días para volver. Ambos son raros, están dañados y prefieren la íntima tranquilidad que ofrece una sala de cine o estar acompañados de buena música.

Acerca del germen que comenzó a brotar y que finalmente se convirtió en su nuevo libro, Fuguet cuenta que hace unos años salió a tomar fotos y vio una imagen que lo conmovió: “Vi a dos chicos compartiendo unos auriculares, me pareció tierno y jugado". Esa escena, que se observa en una ilustración -muy pop- en la portada, era impensada en años anteriores.

Alberto Fuguet -

En Ciertos Chicos, el escritor chileno no solo realiza un homenaje a la cultura de su juventud, con un estilo muy detallado visualmente y hasta musicalmente, conformando una especie de banda sonora mental mientras uno avanza en las páginas.

Tal es así, que su nueva novela tiene amplias capacidas transmediáticas: lo que crea traspasa el papel. Hay referencias a medios y canciones, bandas como ABBA, New Order y Talking Heads, y largometrajes. En la plataforma Spotify algunos fans se lanzaron a hacer listas que incluyen estos temas.

Tu última novela de ficción fue Sudor. ¿Por qué tomó tanto publicar una nueva historia en este género?
Las novelas son difíciles y, aunque no se trata de escribir una todos los años, la realidad es que Sudor me dejó agotado. No por haberla escrito, porque la pasé bastante gozoso. Es una novela erótica sobre las aplicaciones de citas, que un poco se ríe del mundo literario, de las giras. Está basada en Carlos Fuentes, en una gira en México, por lo tanto sudor causó mucho escándalo en ese país y mucha mala vibra y mala leche.

Yo creo que me contaminé de esta toxicidad. Dicho eso, en estos ocho años he escrito dos libros de no ficción y además hice tres películas, sobre el cuerpo masculino. Sentí que cayó un poco mal y también me di cuenta que con esta suma de filmes había hecho un nicho más cercano a lo LGBT, en lugar de ampliarme. Ciertos chicos, es super queer pero está armada para que todo el mundo pueda entenderlo, empatizar y conectar. Sudor era para gente que sabía y participaba ese mundo.

Hay todo un contexto, Santiago de Chile, la dictadura de Pinochet. ¿Cómo se puede identificar una persona que no vivió esa época?
Primero con la historia de amor, o más bien con la idea de que alguien quiere buscar a otro; la soledad. También con el erotismo; estos dos chicos que están llenos de hormonas. Después, con la música popular, la cultura pop, la idea de estudiar, conocer el mundo. 

Todo eso en un contexto que no es perfecto, o que el mundo que le tocó a ellos, en este caso Chile de los años ochenta, no lo es. Esa dictadura se va a acabar pero ellos no lo saben y no pueden darse el lujo de esperar a que mejore para tener un romance, ir a fiestas o ver películas.

Además, hay una sensación de que 'el mundo se va a acabar' o de que 'el mundo está en tu contra'. Por ejemplo, hoy en día hay guerras, hay muchos inventos que nos han ayudado pero también están otros como las redes sociales, que son algo contraproducente, o la inteligencia artificial, que puede dominarlo todo. En muchas cosas todas las familias y países se parecen.

Alberto Fuguet -

La novela está escrita con un gran detalle visual, incluso desde la música que escuchan los personajes. ¿La pensaste como un guión de cine?
Un día se me ocurrió la idea de un guión que se podía hacer durante la pandemia porque no había nadie en la calle. Me acordé que la última vez que hubo un toque de queda en Chile había sido con Pinochet, pero en el caso del Covid fue algo que al principio todo el mundo estuvo bastante de acuerdo en que no había que salir.

Pensé con algunos amigos filmar una película para aprovechar la belleza de una ciudad vacía. Y ahí empezó a crecer, y aunque no diría que es un guión de cine, sí creo está obra está escrita por alguien que ha hecho películas, que le gustan las películas y respeta las series.

Con la dictadura de Pinochet de fondo, ¿sería correcto hacer una analogía entre la represión militar de ese momento y la represión sexual?
Así es, totalmente. Si a alguien le dicen que hubo mucha represión... puede ser religiosa, militar sexual. En este libro hay mucha represión, pero también cultural y social... porque muy lindo tu peinado pero en mi escuela te lo cortaban y te lo tiraban a la basura -comenta Fuguet al señalar el pelo largo de este cronista-.

Si tenías tatuajes eso estaba muy mal visto, como los chicos con aros. Es fascinante como el vanguardismo o, por así decirlo, el mundo que creó (David) Bowie, entró a la calle. Uno de los posibles títulos de Ciertos Chicos era "Rímel y Gel", porque los jóvenes se ponían gel en el pelo, se pintaban los ojos o se vestían estrafalariamente. Después llegabas a tu casa, te sacabas todo eso y te volvías a poner tu ropa "de normal" y así nadie sabía que realmente eras así. Aquí la represión no era solo de los militares, sino también de la Izquierda, la gente progresista. 

La dictadura está como marco pero a Pinochet casi no se lo nombra.
Yo quería que Augusto Pinochet no aparezca nombrado, que no se merezca ser una estrella en esta historia. Obviamente Pinochet es y va a ser recordado, generalmente mal, pero siento que a veces lo escritores se engolosinan y ponen al malo en el centro. Y esta también es una manera de ningunearlo.

El libro dialoga mucho con el futuro. ¿Qué cosas pensás que se concretaron hoy de esa época, y cuáles no?
No se concretó el fin de las dictaduras. Están volviendo en algunas partes. Y la idea de lo autoritario, que si bien es una tentación para algunos dirigentes, con las redes sociales y la globalización, y con el grado libertad interna de la persona, es más difícil reprimir y controlarlo todo. Y controlar la información.

Creo que la Izquierda dura, que en el libro es como el enemigo de Clemente, ha cambiado mucho en Chile y en el mundo. Ya no es homofóbica, no es anti feminista; tampoco te juzga por tu pelo y tus tatuajes. La crítica que creo que se le hace ahora a la Izquierda es que supuestamente se ocupa de cosas menos importantes; o que se acercó más a la burguesía que al proletariado cuando antiguamente no era así.

Lo que sí creo que se ha concretado es la gente como tú -vuelve a señalar el pelo y un tatuaje de este cronista-. Tú eres la prueba de que Tomás y Clemente han ganado. En el sentido de que la música que les gusta existe, la orientación sexual de una persona no te condena como antes, no te hace mejor o peor, y existe un mundo más diverso y mezclado.

FP CP