En el Suplemento Cultura de Diario PERFIL ofrecemos cada semana "Narcolepsia. Coordenadas para una aproximación a la poesía", y el elegido en esta ocasión es "El sapo", del francés Tristan Corbière
Un canto en una noche sin aire…
— La placa lunar de metal claro,
los recortes de verde sombrío.
… Un canto; como un eco, muy vivo,
enterrado, ahí, bajo el macizo.
— En silencio: ven, está ahí, en las sombras…
—¡Un sapo! — ¿Por qué este miedo,
cerca de mí, fiel soldado?
Míralo, poeta rasurado, sin alas,
ruiseñor del barro… — ¡Horror! —
— Él canta. —¡¡Horror!! — ¿Horror por qué?
No ves su ojo de luz…
No: se aleja, frío, bajo su piedra.
……………………………………..
Buenas noches — ese sapo soy yo.
(Trad. Juan Arabia)
Tristan Corbière (Coat-Congar, cerca de Morlaix, 1845 – Morlaix, 1875), fue un poeta francés cuya obra pasó por su época completamente ignorada hasta que Paul Verlaine lo incluyó en su libro de crítica literaria de Los poetas malditos (Les poètes maudits, 1884).
De su obra poética, Randall Jarrell comentó: “Corbière es un poeta demasiado serio para ser solemne; dice lo que quiere decir; pero lo dice en una serie de exclamaciones asombrosamente coloquiales e idiomáticas. Su discurso, a menudo, es una especie de contradicción viviente. Juegos de palabras, metáforas burlonas medio muertas, clichés parodiados, antítesis y paradojas, modismos explotados en todos los niveles, son las muletas de siete leguas sobre las que los poemas avanzan frenéticamente. No hay nadie más cercano a Villon: en su mejor momento, Corbière hace justicia tanto a lo que queremos como a lo que obtenemos, y su maravillosa dureza, ironía e inteligencia surgen a través de una realización concluyente de emoción y espíritu, no a través de ningún escape.
Vivió y murió acorralado, obsesionado no sólo por el camino difícil sino por el camino más difícil: es una roca contra todas las corrientes del mundo”.