CULTURA
Arte

El azar del encuentro

Hasta el 25 de julio puede visitarse en el Centro Cultural Rojas de la UBA -que este año celebra cuatro décadas de vida- “Podría haber sido diferente”, donde cinco fotógrafos convergen en una exhibición marcada por la contingencia y la casualidad.

muestra en el CC Rojas
La exposición ocupa la planta baja completa del centro cultural. Despliega la diversidad del trabajo visual de artistas que fueron reunidos, quizás por el azar, en diversos espacios de formación de Alberto Goldenstein. | Gtlza. CC Rojas

En una época en que la inmediatez y la saturación visual son parte de la vida cotidiana, la exposición "Podría haber sido diferente" resulta un oasis para la reflexión activa del espectador que la visita. Cinco fotógrafos convergen en una exhibición marcada por la contingencia y la casualidad. Podría haber sido diferente, es una reflexión sobre cómo la vida y la fotografía se tejen en un juego de posibilidades infinitas, donde cada instante es un encuentro irrepetible. Hasta el 25 de junio es posible recorrer este caleidoscopio fotográfico en el Centro Cultural Rojas, de la Universidad de Buenos Aires (Av. Corrientes 2038)

Cinco pasos para comprender el universo

La exposición ocupa la planta baja completa del centro cultural. Despliega la diversidad del trabajo visual de artistas que fueron reunidos, quizás por el azar, en diversos espacios de formación de Alberto Goldenstein. La maravillosa coincidencia permite experimentar una multiplicidad de formas de entender, y vivir, la fotografía. Cada uno de los trabajos es absolutamente independiente del otro, y sin embargo el conjunto logra una contundente identidad que resulta impactante.

Judith Rodríguez revela la intimidad del día a día, capturada en el momento exacto en que la luz y la sombra se encuentran. Sus retratos son un juego constante entre lo público y lo privado, donde lo cotidiano se convierte en algo extraordinario. En su exploración, la pandemia y la tecnología de Zoom se vuelven herramientas que permiten encuentros que, de otro modo, nunca habrían sucedido. Sus imágenes juegan con la intimidad familiar y la relación con el espacio público, creando una tensión entre lo conocido y lo desconocido. La artista nació en Buenos Aires, donde cursó la carrera de Psicología y la maestría en Psicoanálisis. Además de ejercer el psicoanálisis es fotógrafa y su trabajo permite el encuentro de sus pasiones gracias a su mirada y lente.

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Beirut etcétera

Christian Díaz nació en CABA y vive en Ezeiza, provincia de Buenos Aires. Cuenta que lleva su cámara de manera cotidiana y que en esta exposición busca traer algo de su devenir en el conurbano al centro de la ciudad. Su enfoque en la visión por sobre el contenido de la imagen resalta la importancia del gesto espontáneo y la intriga perpetua de la pregunta sin respuesta. Su cámara reacciona a lo que le llama la atención, destacando lo paradójico y genuino en la cotidianidad de la gente común y sus entornos.

En contraste, José De Rocco se sumerge en un archivo rizomático y polifónico, que él mismo califica como una selección caprichosa, de una mirada caprichosa en la que cada imagen es un fragmento de un todo más grande. Su trabajo es una mezcla de lo sensual y lo caótico, donde cada decisión es quirúrgica. Él encuentra en lo banal y lo cotidiano una profundidad misteriosa para revelar sus secretos. De Rocco nació en CABA. A partir del año 2007 comenzó su interés por la fotografía para desarrollar si trabajo de manera exponencial.

Diego Wisniacki explora la intimidad de las cenas familiares y de sus viajes. Captura momentos que, aunque personales, resuenan con cierta universalidad. La complejidad del caos es, además, un hilo conductor de su obra que agrega elementos en la construcción del puente creado entre lo personal y lo global. Tal vez su vida como investigador principal del Conicet y profesor asociado de la UBA colaboren con su particular punto de vista, que permite observar, de manera minuciosa, el detalle de la vida diaria. Desde allí genera un salto hacia lo general y es por eso que seguramente algo de ese universo está presente cotidianidad de quienes observan su trabajo.

A fuego lento

Sofia Ungar, por su parte, desafía la representación tradicional de la fotografía. Probablemente esto ocurra por su formación y trabajos ligados a lo audiovisual. Sus obras, que deforman y marcan las fotografías como objetos físicos, cuestionan la naturaleza misma del medio. Trabajando con capas y sistemas encadenados, ella encuentra en lo femenino y lo personal una fuerza subversiva. Detenerse frente a su trabajo posibilita revelar que lo marginal y lo central son, muchas veces, una construcción..

Cada uno de estos fotógrafos trae su propia visión y proceso, unidos por la idea de que todo podría haber sido diferente. Sus encuentros y descubrimientos, tanto fortuitos como deliberados, dan forma a una muestra que es un testimonio del poder del azar y de la fuerza de la conexión humana a través del arte. En cada clic de la cámara, en cada luz capturada, se esconde la posibilidad infinita de lo que podría haber sido y, sin embargo, es.

 

AB / Gi