El diario como forma de vida es un libro que surge de la exposición oral académica: su primer capítulo, de nombre homónimo, es una reescritura de la clase inaugural del seminario “Teoría y práctica del diario de escritor”, dictada por Alberto Giordano (Rufino, 1959) en la Universidad Nacional de Rosario en 2021; su segundo capítulo, “Notas sobre los diarios de escritores”, recupera una conferencia que el autor ofreció en Río de Janeiro en 2016. Ambos se complementan, dado que indagan con lucidez y creatividad en el oficio de la escritura diarística, su forma, su tono, así como también los problemas de orden moral o espiritual que a partir de ella se desprenden.
Giordano enuncia al comienzo su deseo de que las clases se configuren como ensayos, es decir que, sin dejar de lado la instrucción y la pedagogía, intenta también que en el camino del aprendizaje aparezca lo inesperado, los desvíos, los tanteos. Reivindica, por tanto, la potencia de lo inquietante en el conocimiento y el hecho de ponerse a prueba intelectual y afectivamente, algo que, muchas veces, los protocolos de las instituciones educativas descartan o pasan por alto (por no hablar de quienes, ajenos por completo a la dinámica del aula, ven en el ejercicio crítico un “adoctrinamiento”). Señala, a su vez, que lo que caracteriza a un buen profesor, desde la perspectiva de una ética ensayística, es que, “además de instruir, enseña a aprender, a apropiarse creativamente del saber, poniendo en escena sus propios aprendizajes mientras los realiza”.
El libro va elaborando en sus modulaciones una teoría y una ética de la escritura diarística, como un dispositivo que no solo registra la vida sino que también, en ocasiones, puede intensificarla, hacerla más vívida. En su exposición, Giordano elabora una serie que va desde las Confesiones de Rousseau, los diarios de John Cheever, Tólstoi y André Gide (quien dice que lleva un diario para poner algo a salvo del olvido –o tal vez para poder olvidar lo registrado), pasando por La tentación del fracaso, de Julio Ramón Ribeyro (donde se señala el peligro de que esta escritura pueda conducir al encierro en un soliloquio estéril), hasta los diarios de Josep Pla y de Rosa Chacel, en los que se habla de registrar la cotidianeidad incluso en su intrascendencia, en lo opaco e inefable de lo cotidiano. Además, el autor analiza la diferencia entre los diarios o correspondencias, que trazan un registro del presente, frente a las autobiografías y las memorias, que ponen en juego una operación retrospectiva (traen el pasado al presente) y en general “ofrecen la integridad moral de quien rememora”, bajo el permanente riesgo de la estafa intelectual. Asimismo, indaga en las estrategias autofigurativas de los autores y en el efecto de escritura que genera el desdoblamiento de la persona autobiográfica. El diario como forma de vida reúne en sus páginas aquello que Giordano elogia de los buenos diarios de escritores: inteligencia crítica y sensibilidad literaria.
El diario como forma de vida
Autor: Alberto Giordano
Género: ensayo
Otras obras del autor: Sobre la interpretación; El giro autobiográfico; El pensamiento de la crítica; La contraseña de los solitarios. Diarios de escritores; Una posibilidad de vida. Escrituras íntimas; Los años Aira.
Editorial: Bulk, $ 14.500.