Arte en el chino, arte en la cárcel, arte en las dependencias municipales y, por supuesto, también en los museos. Esta fue la ocurrencia del artista Emilio Reato cuando el director del Museo Histórico de la localidad bonaerense de Ituzaingó, Facundo Valdez, le propuso homenajearlo con una muestra.
Reato, que tiene su hogar y su taller en Ituzaingó, se vio obligado a volver a sus cuadros. Había entrado en su ciclo, como él mismo cuenta, de diez años de inactividad de pintura, y volver a ellos, elegir los más representativos, lo entusiasmó de tal manera que decidió exponer y curar él mismo su antología. La idea empezó a crecer a medida que Reato avanzaba en su apuesta, que terminó ocupando 26 espacios de la ciudad. Las locaciones no solo fueron dependencias municipales, como museos o espacios de trámites, ni solo estatales, como la cárcel o IOMA, sino que sus cuadros también tomaron comercios privados cuyos dueños gustosos prestaron sus paredes.
De este modo, es una escena habitual ver al carnicero con su delantal manchado de la sangre de los trozos de cadáveres de animal que exhibe en su mostrador, recibir a Reato y a sus clientes con una sonrisa de oreja a oreja, celebrando el cuadro colgado a su espalda. Quiere que la exhibición no termine en febrero, que se renueve, que le preguntan por los cuadros y que incluso alguno de sus habitués le confesó que también pintaba.
Las imágenes del artista de colores suaves, imágenes lúdicas y situaciones que presentan cierta ternura y nostalgia, conviven perfectamente con la carnicería, el chino, la fábrica de pastas, ya que él, como curador, hizo una selección atenta para que su obra conviva con el espacio que habita.
“Emilio Reato, lleva décadas de infancia creciendo en su pintura”, apunta en el texto de la exposición Federico Ruvituso. Esas creaciones, 195, para ser exactos, sorprenden también en la librería y en la Iglesia.
“Las imágenes de Reato son postales de un verano en ese lugar que recorre su pintura, pequeños relatos acerca de grandes hechos en la historia personal de su imaginación. Aterradoras en la risa, como cuando nos hace llorar un payaso o nos asusta un tiburón de plástico, las imágenes cuentan los cuentos que quieren contar y, sobre todo, desean aquello que cuentan”, precisa Ruvituso.
Entre Molina Campos y Daniel Santoro
Uno de los artistas que lo deslumbró desde un principio fue Florencio Molina Campos. “Su preocupación por el cielo y una ironía respetuosa con la realidad”, sostiene Reato como elementos que lo unen. “Me gusta arrancar una sonrisa”, también reconoce.
Durante su formación en los ochenta, también lo impactó Antonio Berni y sus motivaciones y temas. Otro artista que considera cercano, más contemporáneo, es Daniel Santoro.
La muestra estará hasta el 15 de febrero y se llama Circular, no solo porque recorre gran parte de su producción, sino porque para abordarla "hay que circular bastante", advierte el artista.
“Circular, es un deseo de porvenir disfrazado de juego nostálgico en una época nueva del mundo, donde robots autómatas parece que pronto nos ahorrarán el trabajo del cuerpo y la imaginación. Mientras tanto Reato piensa en osos rojos y en extrañeza para la galería de arte de la ciudad, cuelga sus gigantes-soldadores en una herrería de barrio y sus monumentos descamisados y gauchos toman la Municipalidad. Mientras un rey loco con un perro de tres cabezas amenaza con terminar con los museos y la alegría, con los libros y la ciencia por televisión, Reato guarda sus bocetos y registros en el Museo Histórico, exhibe su picaresca en las paredes de un bodegón junto al vino de estación y sus Quijotes salamónicos te invitan a deambular por las librerías. Cuando el espíritu del país resulta en un esotérico mandato de las fuerzas del cielo y pregona sospechosa libertad, Reato lleva a la parroquia sus retablos, rinde sus exvotos y viejas tribulaciones; y también abre ventanas, patios y costas en las cárceles”. (Ruvituso)
La exposición también se puede recorrer de forma virtual aquí.
Constructores de Fuego
“Sentarse frente a un fuego hipnotiza. Es mágico. Me ocurre lo mismo con la electricidad. Y el humo. Y las luces parpadeantes”, escribió David Lynch en una de las entradas de su libro Atrapa el pez dorado. Las llamas suelen arder en la propuesta de Constructores del fuego, un colectivo de arte contemporáneo surgido quince años atrás, dirigido por Reato.
Constructores de fuego estuvo entre los cinco proyectos ganadores de la Bienal de Bahía Blanca 2022, participó de BIENALSUR 2021, fue parte de la 1° Bienal de Río Negro y ganó la beca de CRIA y del FNA.
Lo que hacen es desarrollar obras escultóricas temporales site specific, de arte relacional, generalmente en territorios desfavorables y/o en contacto con la naturaleza y la celebración suele completarse con fuego. Realizaron más de noventa proyectos, en lugares como la Isla Maciel y La Boca, el barrio toba de Marcos Paz y la Villa Carlos Gardel; o acciones en diálogo con las obras de Francisco Salamone.
Esta también es una apuesta de Reato, en este caso en acción colectiva, para que el arte se viva en comunidad, que dialogue con los vecinos que a la vez se construya con la memoria común y que pueda ser apropiada por todos los que participan. (Los videos de las intervenciones se pueden ver en su canal de Youtube).
LT