Miguel Ángel trabajó desde 1536 a 1541 en la creación de “El Juicio Final”, una de las pinturas más impresionantes del mundo, que se encuentra en toda la pared del altar de la Capilla Sixtina en la Ciudad del Vaticano. En ella, una investigadora aseguró descubrir una figura que permanecía oculta.
La pintura muestra varias figuras masculinas semidesnudas subiendo al cielo o descendiendo al infierno el día del Juicio Final, pero 500 años después, Sara Penco asegura que allí aparece María Magdalena, una de las seguidoras más dedicadas de Jesucristo.
María Magdalena, supuestamente testigo de la crucifixión y resurrección de Cristo, está representada con cabello rubio besando la cruz de Jesucristo, detalla la experta en arte. Su figura se encuentra a la derecha de la pintura besando la cruz.
Esa es María Magdalena, según Penco, quien describe el descubrimiento en su nuevo libro, Mary Magdalene in Michelangelo's Judgement.
"Estoy firmemente convencida de que se trata de María Magdalena", manifestó en una conferencia de prensa en Roma, según informó The Telegraph. "La intimidad con la cruz, el vestido amarillo y el cabello rubio, pero también todo el contexto en el que Miguel Ángel sitúa esta figura para subrayar su importancia". Para Penco, el hombre musculoso y casi desnudo que sostiene la cruz es Jesucristo y no es, como se suponía anteriormente, Simón de Cirene, el hombre al que los romanos obligaron a llevar la cruz de Jesús en el camino a su crucifixión.
De acuerdo a este análisis hay dos representaciones de Jesús en la obra: una a la derecha con María Magdalena y otra en el centro. El del centro muestra a Cristo rodeado de muchos santos prominentes, con el resplandor de la luz a su alrededor y a su madre, María la Virgen, cerca.
Serían la misma persona, ya que ambos tienen el brazo derecho en una posición similar y los mismos mechones de cabello de colores claros. En ningún caso tienen barba, como suelen ser las representaciones tradicionales que se habrían inspirado en una antigua estatua griega de Apolo.
Penco explicó que Jesús aparece dos veces porque en un caso es "Cristo juez" y en el otro "Cristo redentor". Para la prologuista del libro de Penco, la profesora Yvonne Dohna Schlobitten de la Universidad Gregoriana de Roma “la mujer que besa la cruz tiene un papel importante, aunque aparezca escondida en los bordes de la imagen”.
Miguel Ángel y la caricaturización de uno de sus enemigos
La representación que hizo Miguel Ángel de Minos, que supervisa la entrada de los Condenados al infierno, se asemeja a Biagio da Cesena (1463-1544), sacerdote y crítico contemporáneo del artista.
Esta semejanza parece haber sido una venganza con Biagio por sus quejas sobre la pintura a la que calificaba de “vergonzosa” por las figuras desnudas. Por esta razón Miguel Ángel le sumó a su Minos orejas de burro y una serpiente que le mordía el pene.
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Más adelante, Miguel Ángel fue condenado por el cardenal Oliviero Carafa, quien acusó al artista de inmoralidad y obscenidad, ya que se podían ver los genitales de varias figuras. Diferentes cardenales pidieron que se taparan los genitales con hojas de higuera y finalmente, 24 años después, uno de sus propios alumnos, Daniele Da Volterra, pintó hojas de higuera en el fresco.
En la actualidad se puede admirar el fresco en la versión original con frescos de Miguel Ángel porque después de las restauraciones se eliminaron las censuras.
RB/ML