CULTURA
Todos los sábados

“Derrota”: una novela por entregas, un folletín político

A partir del próximo sábado se publicará por capítulos una ficción que narra la propia historia y la del país. En "Derrota", mi novela, pretendo ficcionalizar absolutamente una época, con personajes que, aunque pueden ser reconocibles, no existen de verdad.

Pablo Marchetti "Derrota"
Pablo Marchetti "Derrota" | Gtlza. Pablo Marchetti

Desde el próximo sábado 3 de agosto se publicará semanalmente por capítulos la novela Derrota. Una historia que también puede leerse como folletín político. 

DERROTA comenzó en pandemia. En ese momento en el que empezó a descomponerse el mundo tal como lo conocíamos. Cuando parecía que todo podía replantearse: ese el momento en el que decidí escribir una novela. 

La pandemia fue tan confusa que al comienzo fantaseamos con una salida solidaria, sentándonos junto a adversarios supuestamente irreconciliables. La excusa era perfecta: había un objetivo común superior, un enemigo externo. Entonces podíamos soñar con aquel lugar común gastado que proponía “patear todos para el mismo lado”.

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De repente, todos los diarios aparecían con la misma portada; el Presidente de la Nación daba discursos junto al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; la gente aplaudía a los médicos en los balcones; carpinchos y aves caminaban por los barrios porteños; y hasta Slavoj Zizek nos hacía ilusionar con una salida hacia un socialismo copadísimo y nunca visto. 

¡Estúpido y sensual Slavoj!

Pablo Marchetti

El barbijo parecía ser la prenda de unidad, aquella bandera que nos guiaba hacia el triunfo argentino; el barbijo era la Scaloneta antes de la Scaloneta, una ilusión celeste y blanca que tenía como combustible el alcohol en gel. Hasta que aparecieron quienes quemaban barbijos usando como combustible el alcohol en gel.

Cuando nadie lo esperaba, se abrió otra antinomia en la sociedad argentina. Como tantas otras, pero distinta. Y, sobre todo, impensada. No la vimos venir. No la vimos.

A la ilusión de la unidad nacional le siguió la decepción de la imposibilidad de esa unidad. La respuesta a la supuesta unidad sanitaria y democrática fue cagarse olímpicamente en los protocolos, tanto sanitarios como democráticos. 

La rebeldía comenzó a tomar entonces formas que desconocíamos, desde antivacunas a terraplanistas. La conspiranoia distópica salió del clóset, y la verdad desapareció de la órbita pública y se archivó junto a la razón. 

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En ese mismo lodo estaba todo manoseado. Porque el terraplanismo podrá ser lunático. Pero lo ridículo de algunas consignas surgidas desde la bronca nos hizo perder de vista lo razonable de algunas otras. Y, sobre todo, nos llevó a minimizar los motivos de esa bronca. 

Burlarnos de los discursos irracionales sirvió de bálsamo para disimular aquellas berretadas que habíamos barrido debajo de la alfombra. Y aquella furia alimentaba a los monstruos de los que no nos hacíamos cargo. Nuestros monstruos. 

Pretendíamos “no hacerle el juego a la derecha”. Y cuando quisimos darnos cuenta, la derecha no solo estaba jugando: estaba ganando por goleada. 

Pablo Marchetti

Me pareció que la mejor forma de contar esta época era con ficción. Con literatura. Con arte. O al menos, morir en el intento. Por otra parte, no quedaba otra: ahora todo era ficción. Lo real pasaba entonces por llamar a la ficción por su nombre. Y por eso escribí una novela.

Había fantaseado muchas veces con escribir una novela. Por momentos lo había sentido hasta como un mandato. Eso me metió presión al principio, pero al final terminó siendo liberador. Nada mejor que deshacerse de los mandatos. 

Había asumido ya que lo mío eran las crónicas, las columnas de opinión, los poemas, las letras de canciones, los guiones, las entrevistas, los ensayos ramplones y los relatos livianos. Pero no la novela. Hasta que llegó la pandemia. Una pandemia de novela. 

Pablo Marchetti

La pandemia fue tan extraña que lo primero que hicimos fue flashear solidaridad y un futuro esperanzador. Ah, la esperanza. 

La esperanza puede expresarse haciendo jueguitos con un rollo de papel higiénico; grabando “Supón”; aprendiendo a hornear pan de masa madre; haciendo conciertos virtuales a través de redes sociales; o escribiendo una novela.

En DERROTA, mi novela, pretendo ficcionalizar absolutamente una época, con personajes que, aunque pueden ser reconocibles, no existen de verdad. 

El trasfondo político también está sugerido más que mencionado. Lo mismo que los principales protagonistas de la política, los medios, el espectáculo y la vida social de la Argentina más o menos reciente.

Cada quien podrá encontrar aquí a personajes que les resulten familiares. Hasta es probable que dos personas asocien a un mismo personaje con dos posibles “personas reales” distintas. Y esto se debe a que no hay aquí “personas reales”. Ni siquiera cuando algunos nombres puedan sugerir eso. 

DERROTA es, entre otras cosas, una novela que pretende indagar en las ideas de realidad y ficción, en una época donde ya no solo no existe el chequeo de fuentes, sino que prácticamente no existen las fuentes. 

DERROTA es, además, una novela política que transcurre entre 2008 y la actualidad, algo que tampoco está dicho explícitamente en el texto, sino apenas sugerido. Se trata de una obra de ficción en un mundo real y reciente.

DERROTA cuenta el nacimiento y el final de la pareja formada por una diputada nacional de izquierda, nacida en un campo de concentración de la dictadura; y un escritor y artista caído en desgracia y a punto de morir.

DERROTA es una novela con derechos humanos, progresismo, realpolitik, cultura woke, periodismo, burocracia, marco teórico, medios, contratos, apropiación cultural, binarismo hétero cis, semiótica, miseria humana, feminismo, cancelación, anarquismo punk, apropiación cultural, coimas, rocanrol, estafa piramidal, corrección política, drogas, fake news, posverdad, sexo, estupidez y muchas otras cosas más, para intentar comprender los motivos de semejante derrota cultural, política y social.

DERROTA saldrá publicada completa en Perfil, por capítulos, uno por semana, todos los sábados, entre el 3 de agosto y el 28 de diciembre de 2024. 

Elegí publicarla en PERFIL porque escribí aquí columnas y crónicas durante casi diez años. Me llena de alegría volver a publicar en este diario. 

Pero además, elegí el folletín por entregas, un género con extensa tradición en la Argentina. Con hitos que van desde el clásico gauchesco Juan Moreira (1889-1890), de Eduardo Gutiérrez, que salió por primera vez en la revista La Patria Argentina; hasta el clásico de la ficción política La novela de Perón, de Tomás Eloy Martínez, publicada inicialmente en la revista El Periodista de Buenos Aires, en 1984. Pasando por Boquitas pintadas (1969), de Manuel Puig que, si bien fue publicada como novela en un libro, fue concebida como un folletín romántico de 16 actos. 

Por último, también elegí firmar con los apellidos de mi padre y de mi madre, por primera vez en mi vida. Una mezcla de raíces italianas y españolas, un híbrido criollo y rioplatense, un blend típicamente argentino, pura identidad nacional. DERROTA es también una novela sobre la identidad.

DERROTA no es un texto periodístico.

DERROTA es una obra literaria publicada en un medio periodístico. 

DERROTA es una novela. 

DERROTA es ficción.