CULTURA
Fenomeno global

Del dibujo animé a la estafa virtual, el desafío de la inteligencia artificial

Durante el fin de semana el sistema de algoritmos de inteligencia artificial ChatGPT ofreció la posibilidad de transformar fotos a la estética de Studio Ghibli. A la vez, y como ocurrió con LIBRA, aparecieron varias memecoins con temática de animé que captaron inversiones de la comunidad cripto.

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Viralidad. Messi y la copa del mundo, de las imágenes más difundidas; el fenómeno “influyó” en la restauración en 4K para el estreno en IMAX de “La Princesa Mononoke”; la cuenta oficial de X de la Casa Blanca publicó una imagen estilo Ghibli sobre un reciente arresto de inmigración. | cedoc

Que una imagen se convierta en “viral”, es decir, que la difusión en redes sociales virtuales de todo tipo adquiera dimensión planetaria, salvando las diferencias lingüísticas y etarias del público (usuarios), puede ser la síntesis de lo que será el futuro cercano de la cultura humana. En un plano escéptico, representa la sumisión absoluta de toda expresión artística al consumo instantáneo, pero con una particularidad: elimina al artista de la ecuación.

El artista o los artistas que dibujan a mano –más de 200– y se encuentran agrupados en Studio Ghibli, empresa de animación japonesa fundada hace ya cuarenta años por el ilustrador y director de cine Hayao Miyazaki, fueron noticia el fin de semana pasado y no por sus producciones que, históricamente, implicaron El viaje de Chihiro, Oscar a la mejor película de animación en 2003, y El chico y la garza que ganó el mismo premio en 2024, entre más de 25 largometrajes, sumados cientos de cortos y publicidades.

Durante ese fin de semana, el sistema de algoritmos de inteligencia artificial ChatGPT, de la empresa OpenAI, ofreció de manera gratuita la posibilidad de transformar fotos a la estética dibujada a mano de Studio Ghibli. Fue tal la aceptación y difusión de la novedad, que proliferaron los memes al punto de colapsar los servidores por la alta demanda de los usuarios. Esto llevó a la empresa de Sam Altman a suspender el servicio gratuito dejando la opción para los usuarios pagos. Es decir, se impuso la sentencia de una canción de La dicha en movimiento, álbum de Los Twist (1983): “El primero te lo regalan, el segundo te lo venden”.

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Pese a esto, la reverberación del fenómeno, como es la imitación de un estilo de dibujo del animé (fundado en la tradición del manga japonés), instaló nuevamente el debate sobre el fundamento ético-legal de la “educación” que recibe la inteligencia artificial, como es la “lectura” de imágenes con derechos de autor para luego realizar una síntesis operativa aplicable a descripciones solicitadas por usuarios, o para reinterpretar imágenes existentes.

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Esto borra de manera concreta la autoría de un artista sobre su obra, luego diluye la misma en la ejecución “evocativa” de los rasgos característicos de su técnica por acumulación, como ocurrió con este ejemplo. Millones de imágenes como si fueran del Studio Ghibli terminan desplazando las creaciones originales que “educaron” a la inteligencia artificial.

Ante el fenómeno, la respuesta mediática resulta llamativa. Por ejemplo, una nota firmada por Ali Shehab –periodista, cineasta, con una maestría en psicología organizacional–, publicada en Psychology Today, acerca reflexiones sobre la aceptación y popularidad de este estilo de animé desde las neurociencias. Shehab concluye con la referencia al trabajo académico de la profesora de Harvard Susan J. Napier, crítica de animé: “El medio animado añade complejidad a nuestra percepción de la existencia, desafiando la visión occidental tradicional de la animación como mero entretenimiento infantil. Históricamente, las culturas occidentales han confinado las narrativas ilustradas a la literatura infantil, mientras que en Japón, el manga y el animé son disfrutados por todas las edades. Esta diferencia cultural puede contribuir a una conexión psicológica única con la animación, lo que podría dejar a los espectadores menos defensivos”.

“El atractivo viral de Studio Ghibli reside en su capacidad de reflejar nuestras emociones profundas a través de un arte minuciosamente humano. A medida que la IA transforma la creatividad, el legado de Ghibli nos recuerda que la autenticidad, la profundidad emocional y la atención al detalle siguen siendo irreemplazables. En palabras del dramaturgo Bertolt Brecht: ‘El arte no es un espejo para reflejar el mundo, sino un martillo para moldearlo’”.

Tanto entusiasmo mediático en el momento exacto del máximo de trascendencia de la viralidad del estilo “plagiado” por el algoritmo de Open AI resulta llamativo, así como la reacción del distribuidor norteamericano de las películas de Studio Ghibli, GKids, cuyo vicepresidente, Chance Huskey, afirmó: “En una época en la que la tecnología intenta replicar la humanidad, estamos encantados de que el público valore una experiencia teatral que respete y celebre la obra maestra de Hayao Miyazaki y Studio Ghibli en todo su esplendor cinematográfico dibujado a mano”.

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Nada de demandas legales, nada sobre los derechos de autor. ¿O es que esta viralidad tiene en el silencio de las partes algo más importante? Puede ser que influya la restauración en 4K para su estreno en pantallas IMAX de La Princesa Mononoke del mismísimo Miyazaki, a cargo de GKids: recaudó en preestrenos más de US$ 1,2 millones.

Podemos sospechar que esta manera masiva de la imposición de un estilo en redes sociales es un ensayo de promoción publicitaria global. Tan es así que en X (antes Twitter), la cuenta oficial de la Casa Blanca publicó una imagen de IA de estilo Ghibli sobre un reciente arresto de inmigración, provocando más viralidad. Incluso Elon Musk, desde su cuenta en la misma red, difundió una imagen suya en ese estilo de dibujo sin aclarar si la generó con la herramienta de su enemigo, Altman. La política, sin dudas, tiene en lo virtual su actual campo de batalla.

Con o sin demandas por derechos de autor, ocurrió otro fenómeno como el de la moneda virtual LIBRA: aparecieron en internet varias memecoins con temática de animé que captaron inversiones de la comunidad cripto. Para los expertos, tokens como GhibliCZ, Shibli Inu, Ghibli Doge y, el más popular, Ghiblification (GHIBLI) generarán estafas, ya que la mayoría de estos tokens carecen de un uso real.

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