CULTURA
Despedida

Crítica sobre todo, ensayista, polémica, formadora: Beatriz Sarlo, la intelectual argentina del siglo XX

La literatura era su pasión, pero no concebía el arte sin su vinculación política. En este último campo recibió fuertes embates, pero también los recibió por sus valoraciones literarias que le valieron grandes ofensas y resentimientos. El costo de decir lo que pensaba sin medias tintas nunca le preocupó.

Beatriz Sarlo
Beatriz Sarlo | Captura de video

Este martes 17 de diciembre tocó despedir a Beatriz Sarlo a sus 82 años. Su obra crítica y creativa, sus análisis, llegaron hasta este tiempo, pero la fortuna de que su trabajo esté publicado hace que muchas relecturas y reinterpretaciones puedan seguir gestándose de la afilada -filosa- palabra de una de las intelectuales argentinas más relevantes del siglo XX.

Figura central de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires, de donde se graduó, y formó y marcó a numerosas generaciones de estudiantes que ansiaban tenerla al frente de su clase. Como lectora y ensayista, como parte del consejo de redacción de la revista Los Libros, hasta su clausura en 1976 y directora de la revista Punto de vista (1978-2008), podía poner en foco el trabajo de un escritor o hundirlo. Su honestidad fue siempre su estandarte y así ganó muchas ofensas.

Beatriz Sarlo

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En el campo literario hubo escritores que nunca le perdonaron una opinión desfavorable, pero en el mundo político-partidario, fue donde más “popularidad” ganó en el siglo XXI a raíz de su confrontación en el programa “6, 7,8”, sus columnas en Perfil y en numerosos medios. Sin embargo, nunca renegó del diálogo, incluso con quienes no coincidía, creía fervientemente en la potencia del debate de ideas. Debatir con el que piensa distinto, no con el que asiente a todo.

Así debatió con Horacio González en aquellos años donde el “campo intelectual” dividía agua con quienes se consideraban afines al kirchnerismo, quienes lo veían críticamente y quienes se paraban en el polo opuesto. En los últimos años, fue invitada por Tomás Rebord, Pedro Rosemblat, lo que demostraba su voluntad de seguir construyendo sentido profundo y su vigencia para diferentes generaciones.

Sus incontables oportunidades en las que fue invitada al programa televisivo de Cristina Mucci, “Los siete locos”, registran gran parte de sus disquisiciones y hasta guardan momentos de enconos álgidos como cuando se retira enojada del estudio por un intercambio con David Viñas en 1997. En otro programa en homenaje al escritor, a los pocos días de su muerte recuerdan con cariño el temperamento de ambos y sus acuerdos y diferencias.


Sarlo y Milei

Si bien Sarlo era aguda y filosa con sus críticas, en general mantuvo sus posturas con argumentos y respeto. Estos últimos a veces eran cegados por su pasión cuando se trataba del análisis del kirchnerismo, lugar desde el que recibió calificaciones brutales, la mayoría de las veces injustas. Sin embargo, respecto al advenimiento de Javier Milei fue tajante, para ella implicó la instauración de "un discurso bestial”.

En la última entrevista que brindó a Jorge Fontevecchia en septiembre de este año, esbozó algunas aproximaciones sobre el gobierno libertario. “Milei tiene un populismo de derecha, que no voy a comparar con el de Menem, que era un político formado, pero es un populismo de derecha que viene de la misma matriz”, evaluaba.

Beatriz Sarlo

“Milei ha introducido un discurso bestial, y en ese sentido, ha sido nuevo. El rasgo principal de su discurso es bestial, es decir, sintetizar todos los problemas que él sabe que son complejos. Eso hace que el discurso resulte bestial, es decir, inadecuado para que sus seguidores y sus opositores puedan analizar las matrices ideológicas y culturales de ese discurso”, reflexionaba.

Es que como pensadora, militante del pensamiento crítico, Sarlo sabía detectar los posibles efectos discursivos en la construcción de hegemonía (es decir, de poder sin necesidad de uso de la fuerza). Una de sus premisas sobre el pensamiento analítico y el ensayo, que dejó en una de sus columnas para este medio, señalaba:

“Todos los buenos ensayistas son escritores, en el sentido que Barthes dio a esa palabra. El ensayo escribe (y describe) una búsqueda. Su modelo podría ser la novela de Proust: escribir para encontrar, para mostrar las maquinaciones y dificultades a las que obliga seguir un rastro, los desvíos y desvaríos; no se escribe para contar lo que ya se ha encontrado: ‘Veo en mi pensamiento con claridad las cosas hasta el horizonte. Pero me empeño en describir solo aquellas que están al otro lado del horizonte’”.

Formación, reconocimiento, bibliografía

Sarlo nació el 29 de marzo de 1942 en Buenos Aires, a sus 26 años, se recibió de licenciada en Letras en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y comenzó a trabajar en el Centro Editor de América Latina.

Durante tres décadas, desde 1978 hasta 2008, dirigió la revista Punto de vista, que creó junto a Carlos Altamirano, Ricardo Piglia y Elías Semán. Fue docente de literatura argentina en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y brindó cursos como profesora invitada en universidades de Estados Unidos como Columbia, Berkeley, Maryland y Minnesota.

Además, fue miembro del Wilson Center en Washington, del Wissenschaftskolleg de Berlín y nombrada “Simón Bolívar Professor of Latin American Studies” en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.

En 1982 publicó su primer libro, Literatura y sociedad, coescrito por quien entonces era su pareja, el sociólogo y ensayista Carlos Altamirano. En esa obra, junto a Ensayos argentinos: de Sarmiento a la vanguardia (1983), ambos discutieron la importancia de la literatura en la historia.

Entre sus textos más destacados están Borges, un escritor en las orillas (1993), Escenas de la vida posmoderna (1994), La pasión y la excepción (2003), Siete ensayos sobre Walter Benjamin y la cultura (2000) y La audacia y el cálculo: Kirchner 2003-2010 (2011).

Recibió la beca Guggenheim, el Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes, el diploma al mérito Konex, la Orden do Merito Cultural de la República de Brasil y la Pluma de Oro de la Academia Argentina de Periodismo.

En febrero de este año publicó su último libro, Las dos torres, un conjunto de ensayos en los que analiza distintas expresiones contemporáneas del cine, la música y el teatro para observar qué lugar tienen la sorpresa, el escándalo y las nuevas ideas en la cultura de la actualidad. “¿En qué se convierte el arte bajo el mandato de la diversidad democrática y la corrección política?”, se preguntó la autora.

RB/ff