Este 7 de marzo llega al Malba ¡Caigan las rosas blancas!, la nueva película de Albertina Carri. Una trama que empieza jugando con el espectador hasta el hartazgo: “Más plantas”, “faltan más plantas”, “más plantas”, “más…” y así por un rato las protagonistas de las películas insisten y repiten el pedido de quien interpreta a una directora de cine porno que logró llegar a la escena mainstream. Rápidamente, quienes vieron la película Las hijas del fuego, también de Carri, observarán que las actrices son las mismas. ¿Una secuela? No necesariamente.
“Es posible que la causa decisiva de su dificultad sea la excesiva carga de ideas, la intensidad y fluencia natural de su pensamiento, su familiaridad con las napas profundas del ser y con los abstrusos modos de cifrarlo”, escribía Adolfo de Obieta en el prólogo a un libro de su padre, Macedonio Fernández. “Su expresión a la vez elíptica y analítica, su texto sin tejido conjuntivo, de modo que a veces si no se lo lee al microscopio puede perderse la ilación o deshojarse la corona de pensamientos que entornan el desarrollo lineal del tema, exige la colaboración no de lectores pasivos sino de lectores tan aventureros como el autor…”, continuaba. Algo así podría asegurarse en torno a ¡Caigan las rosas blancas!, cambiando la palabra “lectores” por la de “espectadores”.
De directoras de cine a la isla de vampiras lésbicas: “Y sin embargo, se mueve”
“Violeta es una joven directora de cine que alguna vez hizo, junto a un grupo de amigas, una película amateur de porno lésbico. Debido a aquel éxito, ahora es contratada para hacer una porno mainstream. Pero sus ideas sobre los sistemas de géneros -cinematográficos y sexuados- no le permiten llevar adelante la filmación y huye. Desde la austral Buenos Aires parte con sus actrices hacia la cálida San Pablo y va encontrando a su paso nuevas formas del relato. El grupo de viajeras va mutando según las geografías y sus estados de ánimo, hasta que el océano Atlántico, rodeado de mata, se impone sobre toda extravagancia mundana. Un territorio incógnito las recibe voluptuoso. El cine pasa a ser una intención de otro tiempo y la vida el único hallazgo”, apunta la sinopsis oficial.
*A partir de acá, el texto contiene spoiler
En esta ocasión, Carri también sumó a su elenco a Laura Paredes (Adriana Calvo en 1985) y a Valeria Correa que interpretan a dos mecánicas de un servicio de grúa en el medio de la nada. Uno de los episodios que comienza a indicar que en la película mayoritariamente aparecerán mujeres. Pero como se mencionó al principio, todo comienza en un set de filmación de películas pornográficas, sigue con el éxodo de la directora y sus actrices en busca de algo que desconocen. En el medio de la selva, de casas humildes, comienzan a temer a lo desconocido, las chicas de ciudad (y los espectadores) temen que alguien las ataque. Algunas escenas después, ya de nuevo en una metrópolis, al mismo grupo le proponen hacer un documental sobre aporofobia. En ese instante, para ellas, y para el público, dicen el significado de la palabra: miedo a los pobres.
Y quienes están mirando la película pueden llegar a preguntarse si deslizar el concepto de aporofobia de modo repentino no es una especie de cachetazo porque ese temor de que ocurriera algo en las escenas previas se basaba en la sugestión y los prejuicios. Haciendo flashback, nadie en la locación anterior había tenido alguna actitud amenazadora, y esa tranquilidad del presente de la narración se basa solo en que las protagonistas se hospedan en un lugar lleno de lujos y, sin embargo, allí están realmente las amenazas.
Luego de estos "bloques" se empiezan a desarrollar hilos narrativos más extravagantes, postulados filosóficos. Aunque algunas mini pistas habían aparecido previamente. BDSM, vampirismo, paraíso lésbico, naturaleza, son algunos de los temas aparecerán en la trama.
La Producción de Albertina Carri
¡Caigan las rosas blancas! es una producción de Argentina, Brasil, España con la actuación de Carolina Alamino, Rocío Zuviría, Maru Marcet, Mijal Katzowickz, Luisa Gasava, Valeria Correa, Laura Paredes y Renata Carvalho. Duración: 122 minutos. Estreno mundial en la Big Screen Competition del Festival de Rotterdam.
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Albertina Carri es una figura fundamental del cine latinoamericano actual. Nació en Buenos Aires en 1973 y estudió guion en la Universidad del Cine (FUC). Dirigió las películas No quiero volver a casa (2000), Los rubios (2003), Géminis (2005), La rabia (2008), Cuatreros (2017) y Las hijas del fuego (2018), con las que participó de los festivales de Cannes, Berlín, Toronto, San Sebastián y Buenos Aires, entre otros.
La obra de Carri se va transformando en función de la elaboración de sus temas, recursos y medios. Así reorganiza materiales fílmicos desde los que se sumerge en las potencias del sonido y el movimiento en las instalaciones audiovisuales “Operación fracaso y el sonido recobrado” (Buenos Aires, 2015), “Animales puro“ (Buenos Aires, 2016) y “Cine puro” (Berlín, 2022).
De este mismo modo incorpora a su producción la escritura, tanto en poesía como en prosa. Publicó Los rubios: Cartografía de una película (2007-2024), Retratos ciegos (abril 2021), Lo que aprendí de las bestias (octubre 2021) y Las posesas escrito junto a Esther Díaz (agosto 2022). ¡Caigan las rosas blancas! es su séptimo largometraje.
RB/ff