La grieta en la Argentina está más viva que nunca. Esta vez, se abrió gracias a una serie de Disney… parece un chiste, pero no lo es. Claro, el gigante norteamericano ya no habla solo de princesas encantadas, de Pinocho, Peter Pan o de damas y vagabundos, sino que me metió con un tema muy discutido entre los argentinos y los futboleros del mundo: la organización del Mundial de fútbol de 1978, que se disputó en la Argentina y que el seleccionado nacional, dirigido por César Luis Menotti, salió por primera vez, Campeón del Mundo.
Argentina 78, la serie en cuestión se estrenó a fines de noviembre y ya el fin de semana tuvo una recomendación impensada: Cristina Kirchner la defendió en sus redes sociales y aconsejó verla. Para la ex vicepresidenta el documental es "una pieza única para saber y entender" lo que ocurrió en la Argentina durante "la tragedia de la dictadura cívico-militar". “Si te gusta el fútbol, no te lo podés perder. Si te gusta la historia, tampoco. Y si te gusta el fútbol y la historia, ni hablar”, definió, y felicitó a los realizadores de la serie.
Quien le salió al cruce a Cristina Kirchner fue su sucesora en la presidencia del Senado, Victoria Villarruel. Lejos de analizar los hechos relatados en la serie o intentar entender lo que pasó durante la dictadura cívico militar, la compañera de fórmula de Javier Milei descalificó el trabajo del documental y la calificó como “una serie de mierda”, “que le da voz a terroristas” y completó: "Cristina ¿por qué no te vas a ver esta serie de cuarta, pero presa en Ezeiza?".
Cómo es la serie Argentina 78 que enfrentó a Cristina Kirchner y Victoria Villarruel
Pero, ¿qué cuenta la serie que tanto le gustó a Cristina Kirchner y tanto indignó a Victoria Villarruel? Pues lo que pasó antes y durante el Mundial ’78, en la Argentina y en el mundo, en relación con la organización de aquella fiesta deportiva. El documental está basado en el libro de Matías Bauso 78: Historia oral del Mundial y cuenta con Lucas Bucci y Tomás Sposato (Carmel: ¿Quién mató a María Marta?; Los hermanos Menéndez) como directores y guionistas.
Son cuatro capítulos que relatan la previa del mundial, la decisión de la dictadura cívico militar de llevarlo a cabo, primero con una idea austera, pero luego multiplicando por 10 el presupuesto inicial (con sospechas de corrupción incluida) después del asesinato nunca esclarecido del General Omar Actis, presidente del Ente Autárquico Mundial 78 y el desarrollo de la competencia, entre los festejos en la Argentina y las denuncias en el mundo.
El valor del documental está en el relato histórico y el futbolístico, y en recoger testimonios de los protagonistas, dentro y fuera de la cancha. Así se ve en una de sus últimas apariciones públicas a César Luis Menotti hablando del juego, del viejo y querido fútbol argentino, y de cómo el presidente de AFA puesto por la dictadura, Alfredo Cantilo, le dijo que lo único serio que había en esa institución era su carpeta de trabajo, y que podía romper su renuncia.
También hablan Roberto Saporiti, su amigo y ayudante de campo, el héroe del mundial.Mario Alberto Kempes, y otra figurita difícil para aparecer en público últimamente: Daniel Alberto Passarella. Pero lo que indignó a la vicepresidenta libertaria fueron los testimonios de Mario Eduardo Firmenich y de Miguel Bonasso, que explican la posición del grupo armado Montoneros frente a la organización del mundial, los festejos populares y el atentado que le voló media casa al secretario de hacienda de entonces, Juan Alemann, que había dicho que los gastos por el mundial generaban inflación.
Otra de las polémicas que aborda el documental, acá ya por un carril que ni Cristina ni Villarruel transitan, tiene que ver con el partido en que la Argentina goleó a Perú por 6 a 0. Bauso dice que es un partido que se empezó a jugar una semana antes, y que todavía se “juega”, mejor dicho, se discute. Es que por un tema de organización, los partidos de la segunda fase se jugaban en horarios diferentes, no como sucede en los mundiales modernos.
Entonces, la Argentina tuvo una ventaja deportiva sobre Brasil, su principal competidor para acceder a la final. Los dirigidos por Menotti jugaron con el resultado puesto de Brasil y tenían que ganar y mejorar la diferencia de gol de la verde amarelha. Así, enfrentaron a Perú con la necesidad de ganarle por cuatro goles, que terminaron siendo seis y el pasaje a la final sellado.
Desde entonces se discute si fue un partido arreglado, si la visita del dictador Jorge Videla y del Secretario de Estado de los Estados Unidos Henry Kissinger al vestuario peruano condicionó a los jugadores o si una donación de trigo de la Argentina a Perú fue en agradecimiento por la entrega del partido.
El documental recoge testimonios en un sentido y en otro. Hablan los jugadores peruanos y los argentinos. Y deja un aporte: los brasileños quisieron “incentivar” a los peruanos con un premio económico si lograban un empate ante el local. Esto contado por Gemán Leguía, jugador peruano que participó en ese discutido partido.
Lo cierto, para este cronista y para muchos más, es que la Argentina en esa situación y en ese momento futbolístico, podía ganarle por los goles que necesitara a una selección de Perú que ya estaba fuera de discusión y que no tenía nada que perder ni que ganar dentro del campo de juego.
Pero la polémica central, que atraviesa este documental y la historia argentina, es cómo pudo celebrarse una fiesta deportiva mientras se estaba secuestrando, torturando y matando a mansalva, sin más juicio que el del represor de turno, dueño de la vida y de la muerte de los ciudadanos que elegía, sean mujeres, hombres, niños o bebés por nacer.
En tal sentido, hay testimonios documentales de aquellos días sobre las rondas de las “locas de Plaza de Mayo”, despectivamente llamaba la dictadura a las mujeres que reclamaban por la aparición de sus hijos, periodistas holandeses que denunciaron esos hechos y declaraciones del fundador del COBA François Gèze, quien intentó boicotear la realización del mundial-
El documental concluye que a la dictadura le salió el tiro por la culata: lo que intentó mostrar que la Argentina era un país ordenado y en paz, terminó abriendo la puerta a que se conociera y se difundiera en el mundo cómo se secuestraba, se torturaba y se asesinaba sin piedad.