CORONAVIRUS
Pandemia de coronavirus

El drama de una enfermera argentina en Bélgica: "Nunca vi llegar tantas ambulancias juntas"

Milca Velasquez cuenta cómo es trabajar en el país con mayor tasa de letalidad en mundo por el covid-19.

Milca Velasquez, médica argentina en Bélgica 20200428
Milca Velasquez, médica argentina en Bélgica | cedoc

Cuando a Milca Velasquez le preguntaron si podía trabajar dijo que sí. Algunos de sus compañeros médicos, duraron; otros, directamente se pidieron vacaciones. En el medio de uno de los epicentros más importantes de la pandemia, esta enfermera argentina que hasta hace un mes trabajaba en el área de test de sueño de un hospital, poco acostumbrada a poner sueros y ver llegar pacientes convalecientes en ambulancias, se hizo cargo de su trabajo en la primera línea de fuego en Bruselas. “Cuando vi que Bélgica necesitaba de mí, seguí... (se emociona) seguí trabajando aunque me manden cara a cara con el covid”, cuenta a PERFIL desde su casa en un pueblo llamado Mons, muy cerca de la frontera con Francia.

El día que comenzó, no había barbijos. Estaban contabilizados. “Mi jefa me dijo, ´hay dos para vos, los cuidás como oro´. Como no contaban con mi presencia, al comienzo llegué a trabajar sin barbijo. Por suerte, no me pasó nada, luego me hice el test”, explica esta argentina que llegó en 2002 a Bélgica. “Yo vine acá para ser enfermera, como no voy a trabajar”, insiste entre lágrimas.

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Milca es una de los 11 millones de habitantes que tiene Bélgica, el país que reportó más muertes por covid-19 que China: más de siete mil. Con 57 muertes por cada 100 mil habitantes, Bélgica tiene la tasa de mortalidad per cápita más alta del mundo (casi cuatro veces la de los Estados Unidos).

Esta enfermera hace 70 kilómetros cada vez que tiene ir y volver de su casa al hospital Chirec, uno de los más grandes e importantes de Bruselas. “Ahora está bajando la curva pero fue tremendo trabajar durante el pico de hospitalizaciones que fue el 12 de abril. El comienzo de ese mes fue tremendo, llegaba a mi casa y me encerraba a llorar en mi habitación. No lloraba por mi, no me dia miedo todo esto. Lloraba por el dolor de la gente”, cuenta.

Lo que más le impresionó fue estar en las guardias y ver llegar tantas ambulancias juntas. “Conversando con una amiga médica, le pedí un día que me cuente cómo había sido la guardia de la noche anterior. Y ella me decía: ´Milca, ¡vos no sabés!, no soporto esto, es mucho para mí, ver tanta gente que viene casi muerta´. Llegaban en las ambulancias, vos le tomabas la saturación del oxígeno con el oxímetro y los pacientes entraban con niveles de 60 o 50, que es cuando te estás por morir”, cuenta al quebrarse.  

"Los pacientes entraban con niveles de 60 o 50, que es cuando te estás por morir"

Milca pasó de que se lo cuenten a verlo con sus propios ojos. "Una noche me empezaron a entrar varios pacientes. Venía uno, y luego otro, y luego otro... Te hablo de esto en turnos de 12 horas de trabajo. Es triste cuando entrás a las habitaciones y todo el mundo tiene cara triste. No es como en Internaciones que estoy acostumbrada a ver, acá están encerrados, somos su único contacto. No nos quedamos. Por eso dependen de una tableta todo el tiempo con la que se comunican con su familia. Para muchos de ellos era: o salís caminando o salís para la morgue”, grafica.

La situación de ambulancias yendo viniendo también la vio en su casa en Mons. “De este lado y del otro lado de la frontera con Francia es donde más hay más contagiados. “Para distraerme miraba una película con mis hijas. Buscaba algo chistoso, porque quería terminar el día sonriendo. Necesitaba reírme. Pero mientras mirábamos la tele en casa, pasaban las ambulancias por la ruta. Nunca vi tantas ambulancias pasar frente de mi casa”, cuenta emocionada.

Por qué Bélgica tiene la mayor tasa de mortalidad del mundo por Covid-19

Milca explica que las cosas están un poco más tranquilas ahora, que la cuarentena sigue hasta mediados de mayo, momento en el cual se supone que se comenzará a abrir en varios sectores. "Dicen que van a probar, pero que si vuelven los contagios, la cierran. Algo parecido pasó en Alemania que está acá cerca", reflexiona. ¿Cuál ha sido la forma de seguir adelante de Milca en todo este tiempo? Ella comenta un dato frívolo quizás: antes de ir a trabajar, se maquilla. Siempre. Y se pone sus auriculares, "con buena música claro", afirma. Así fue gran parte de este abril que nunca más se va a olvidar. “Siempre la música fuerte y alegre, para ir sobre todo de noche al hospital. Yo quiero transmitir alegría al paciente. Aunque el barbijo me tape la sonrisa, yo siempre voy a sonreír ”, finaliza.

CP