La planta de Nestlé en Villa Nueva detuvo su producción de leche en polvo desde el inicio de marzo y aplicó un esquema de vacaciones forzadas para 183 trabajadores. La medida se extenderá hasta el 15 de abril y fue justificada por la empresa debido a la acumulación de stock y la caída en la demanda tanto local como internacional.
La decisión fue anunciada en febrero, y aunque el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) recurrió a la intervención de la Secretaría de Trabajo, las audiencias no lograron cambiar el rumbo. La empresa mantuvo su postura y avanzó con la suspensión de actividades debido a los problemas de comercialización de sus productos, lo que generó incertidumbre entre los empleados, quienes temen por la estabilidad de sus puestos laborales.
Según informó el gremio, la implementación de las vacaciones se realiza en tandas, dividiendo al personal en distintos períodos de receso hasta mediados de abril. Sin embargo, los trabajadores desconocen qué ocurrirá después de esa fecha y si la producción se retomará con normalidad.
El secretario general de STIA en Villa María, Fernando Páez, expresó que "la fábrica está parada a cero" y se preocupó por la "carga psicológica tremenda" que genera la situación en los trabajadores. Según comentó, desde el gremio propusieron alternativas, como la reducción de precios para agilizar la salida de stock, pero la multinacional optó por la suspensión temporal de la producción.
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La planta de Villa Nueva destaca principalmente por producir marcas como Nido y Nesquik. La paralización de la actividad no solo afecta a los trabajadores directos, sino que también genera preocupación por el posible impacto en la economía regional y en la cadena de abastecimiento de estos productos en el mercado.
Por el momento, la incertidumbre se mantiene y los empleados aguardan definiciones sobre su futuro laboral, mientras que el gremio sigue en alerta en busca de alternativas para garantizar la continuidad de los puestos de trabajo.
