En la previa a su próxima participación en el Festival de Jesús María, la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, visitó el prestigioso restaurante "La Torgnole Gastronomique", ubicado en un entorno único en la recta de La Paz, entre Jesús María y Ascochinga.
Propiedad de Martín Altamirano, el restaurante brindó una experiencia gastronómica exclusiva a la funcionaria, quien se mostró relajada y amena durante su visita.
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La visita se realizó este martes y sorprendió tanto al personal como al propio Altamirano, quien relató que la vicepresidenta y su comitiva llegaron sin previo aviso. "Me llamaron un día antes, que había una reserva y yo no sabía. Y aparecieron así, con la seguridad primero y luego ellos super tranquilos, todos. Había una linda mesa, en la terraza del restaurante. Al final se quedaron como cuatro o cinco horas", explicó el gastronómico en diálogo con el programa After Office de Punto a Punto Radio.
Durante la comida, Villarruel optó por una limonada, mientras disfrutaba de una selección de platos preparados especialmente para la ocasión. "No tenía ganas de tomar vino. Tomó limonada", comentó Altamirano, quien describió a la vicepresidenta como "simpática, super relajada, buena onda".
No se tocó ningún tema político durante la comida, sino que se conversó sobre destinos turísticos en Argentina, el Festival de Jesús María, y las actuaciones de los artistas que formarán parte de la grilla del evento.
El menú para la vicepresidenta
El chef compartió detalles sobre la recepción gastronómica preparada para la vicepresidenta. Entre los primeros platos, destacó las ostras, el pan de cristal libre de gluten acompañado de hummus de garbanzo y kimchi de manzana fermentada por seis meses. Posteriormente, disfrutó de un tomate orgánico con migas tostadas, boquerones y una emulsión de apio y hierbas frescas.
"Después de la recepción disfrutó de un tomate orgánico con migas tostadas, boquerones y una emulsión de apio y hierbas frescas", agregó Altamirano.
El plato principal consistió en un bife de chorizo con puré de papas, trufas negras italianas y foie gras, conocido como "Alarini". Para el final, se presentaron dos postres: carrajeno de mascarpone con frutos rojos, sopa de frutos rojos con merengue nitro a -190 grados bajo cero. Todo estuvo acompañado por un vino francés y champagne.
Una vez terminada la visita "me llamó por teléfono hoy para decirme que la pasó bárbaro. Que todo estuvo alucinante", comentó Altamirano.
"Una experiencia de arte gastronómico"
Altamirano dio una breve reflexión sobre el objetivo de su restaurante. Destacó que su gastronomía no busca premios, sino ofrecer una experiencia sensorial única. "Creo que la gastronomía que hago no es para premio, es para que la gente venga a disfrutar, comer rico y tomar vinos hasta que no puedan más. Es como darle a alguien un sentimiento. Es un cuadro, una parte del arte que hacemos acá con todos los chicos que trabajamos", concluyó.