Una década después de las devastadoras inundaciones que afectaron a Sierras Chicas en 2015, los vecinos de la región vuelven a mirar con preocupación el creciente nivel del Dique La Quebrada. Con el embalse al límite de su capacidad, testimonios como los de Daniel Negrette y Silvia Rodríguez revelan el miedo latente ante la posibilidad de que la historia se repita.
"Estamos con temor, sobre todo de noche", confesó Negrette, habitante de Río Ceballos y víctima de la tragedia hace diez años. "El dique está muy alto; si llueve fuerte, se desborda. Las autoridades actúan cuando ya es tarde", denunció en diálogo con Última Pregunta, por Radio Continental Córdoba.
Córdoba: el Embalse Cruz del Eje superó el nivel de vertedero
En 2015, perdió todo: "Quedamos cuatro horas en el techo con mi familia. Ahora rogamos que no vuelva a pasar".
Silvia Rodríguez, de Mendiolaza, compartió la misma angustia: "Las obras prometidas tras el 2015, como lagunas de retención y limpieza de cauces, nunca se hicieron. El río viene con más fuerza por la tala de árboles y la eliminación de curvas naturales". Además, criticó la falta de protocolos claros: "Nadie nos informa. No sabemos si las sirenas de alerta funcionan o dónde evacuar".
La postura oficial: "Hay monitoreo en tiempo real"
Frente a estos reclamos, el secretario de la Administración de Recursos Hídricos de la Provincia (Aprhi), Edgar Castelló, aseguró en la misma radio que el dique "está bajo control" gracias a tecnología de monitoreo continuo y pruebas recientes en las válvulas.
Desde la APRHi destacaron que el embalse "garantiza agua para el año" y cumple funciones de regulación. Sin embargo, reconocieron que La Quebrada "llegará a su cota máxima en las próximas horas".
Un fantasma que persiste
El 15 de febrero de 2015, 250 milímetros de lluvia en 15 horas desataron aluviones que dejaron ocho muertos, 250 casas destruidas y miles de damnificados en Villa Allende, Unquillo, Salsipuedes y Río Ceballos. Para los vecinos, la memoria de esa noche sigue viva: "Dicen que verter el agua será un espectáculo hermoso, pero para nosotros es una pesadilla", cerró Silvia.
Mientras las autoridades insisten en que los sistemas están preparados, la comunidad exige acciones concretas: reducir el nivel del dique preventivamente y retomar las obras pendientes. "No queremos otra vez el agua hasta el cuello", resumió Daniel.