Charlie Prieto, un cordobés que reside en España hace más de 20 años, compartió su experiencia en Valencia tras la devastadora riada que ha sumido a la región en un caos sin precedentes.
"Quise ir a lo de mi hijo en Paiporta, donde tengo una casa. En la primera rotonda de ingreso no me dejaban entrar, en la segunda tampoco", relata. Fue entonces cuando decidió regresar a Valencia. "Giré el auto para volverme, pero no alcancé a circular por más de 300 metros y comencé a ver que la gente venía corriendo. Todos alertaban por una nueva riada. No pude escapar", describió Prieto, quien pasó cinco horas atrapado en un bar en el pueblo vecino de Benetúser, con el agua a la cintura.
La cifra de muertos crece por hora. El Ejército se comienza a desplegar en Valencia y la peor noticia es titulo en los noticieros: Nuevas lluvias ponen en aviso naranja parte de la Comunidad Valenciana y la provincia de Huelva. El drama no para.
Una 'gota fría' que paraliza la región
Lo que muchos temían se materializó con la llegada de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), fenómeno que provoca lluvias torrenciales en el sureste de España y que, este año, dejó en Valencia el equivalente a un año de precipitaciones en un solo día.
“Yo llevo 23 años en Valencia y nunca lo he visto. Cayó mucha agua durante todo un día, lo que llueve en un año cayó en un día”, describe Prieto. La acumulación de agua provocó el desbordamiento de barrancos, arrasando pueblos enteros como Paiporta, designado “zona cero” por la cantidad de muertos y el desastre económico.
En España, las riadas son un riesgo recurrente, especialmente en octubre, cuando la “gota fría” golpea la costa mediterránea. La DANA ocurre cuando una masa de aire polar frío choca con el aire cálido y húmedo del Mediterráneo, generando tormentas intensas que, este año, dejaron más de cientos de muertos y decenas de desaparecidos.
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Este fenómeno recuerda a la Gran Riada de 1957, cuando el desbordamiento del río Turia devastó Valencia. Desde entonces, se implementaron defensas como el desvío del río, pero la violencia de esta DANA desafió todas las barreras, sumiendo a Valencia en un desastre comparable con aquella tragedia.
El sistema de alerta falló en llegar a tiempo
Prieto critica el retraso en las alertas de emergencia: “El primer mensaje a mí me llegó el día de la riada cuando ya tenía el agua la cintura a las ocho de la tarde, cuando esto lo sabían desde el mediodía, porque ya habían evacuado varios pueblos en Requena y Utiel”. Para muchos, la advertencia llegó demasiado tarde, y quienes intentaron rescatar sus vehículos quedaron atrapados.
"Cuando llegó el mensaje, la gente ya estaba con el agua en el cuello. Encontraron muchísimos cadáveres en los garajes", lamentó Prieto en la comunicación con After Office, en radio Punto a Punto.
Al día siguiente, Prieto se aventuró a buscar las pocas pertenencias que le quedaban. "Nos tocó ir a buscar el perro de mi hijo, porque ya no podrá volver hasta que limpien el pueblo", cuenta. Su hijo recorrió a pie seis kilómetros en Paiporta, enfrentando escenas desgarradoras. “Fue muy duro. En los últimos 2 km veía cadáveres por las calles. Ya es un foco infeccioso”, relató.
Desabastecimiento y emergencia habitacional
La catástrofe no solo afectó a infraestructuras, sino que también provocó desabastecimiento en supermercados y dejó a muchos sin hogar. “Las góndolas del supermercado vacías”, describe Prieto. La interrupción de rutas claves como la A3 hacia Madrid y la A7 hacia Alicante bloquea el ingreso de provisiones, y los damnificados, en medio de una crisis habitacional, buscan refugio temporal.
A pesar del dolor y el caos, Prieto agradece que tanto su hijo como su exesposa estén a salvo y se consuela con que, aunque las pérdidas materiales son significativas, el consorcio español cubrirá a las víctimas. "Es todo material, por suerte acá las cosas funcionan y el consorcio se hace responsable. Se declaró zona catastrófica, entonces te pagan todo al cien por ciento", asegura, resaltando la importancia del sistema de seguros en momentos de crisis.