“Acá estoy, tomando mate al frente del Nilo y analizando un partido del Botafogo”. La primera respuesta de Juan Carlos Bernegger remite a una postal inimaginada, y pinta de cuerpo entero al personaje de esta historia.
El ex mediocampista de Belgrano, integrante del plantel que logró el histórico ascenso a Primera División en la temporada 1990/91, no olvida las costumbres de Bell Ville -“el lugar donde fui amasando todos mis sueños”, refiere- ni siquiera a la hora de planificar una semifinal de la Copa Intercontinental en El Cairo, donde trabaja hace un año y medio.
Bernegger integra el cuerpo técnico del Al-Ahly de Egipto, el último ganador de la Liga de Campeones de África, que el sábado 14 de diciembre, en la ciudad qatarí de Doha, jugará la semifinal del certamen de clubes campeones continentales que la Fifa reflotó este año, para reemplazar al Mundial de Clubes. Su rival será el vencedor del duelo que tres días antes protagonizarán Botafogo de Brasil y Pachuca de México.
En caso de lograr la victoria, Al-Ahly jugará el partido decisivo ante Real Madrid de España el miércoles 18 de diciembre en Lusail, el estadio donde la Selección Argentina logró su ‘Tercera Estrella’ en el Mundial 2022.
“Estamos muy ansiosos y muy contentos por la chance de disputar las semifinal de la Copa Intercontinental, a la que llegamos tras ganarle a Al-Ain, el equipo árabe que dirigía Hernán Crespo”.
“Estamos muy ansiosos y muy contentos por la chance de disputar esta instancia, a la que llegamos tras ganarle a Al-Ain, el equipo árabe que dirigía Hernán Crespo. Para nosotros será una revancha del año pasado, cuando Fluminense nos quitó la chance de llegar a la final contra Manchester City en Emiratos Árabes Unidos”, apunta el cordobés, quien es el principal asistente del entrenador suizo Marcel Koller.
La pasión egipcia
“Esta es nuestra segunda temporada en Egipto, y la verdad es que nos ha ido muy bien, más allá de que jugamos cada tres días y por ahí se complica un poco la logística. Al-Ahly es el club más grande del país y tiene mucho apoyo popular, pero aquí es increíble cómo los habitantes se apasionan con el fútbol, y les encanta este deporte”, destaca el bellvillense.
“Además de gustarle, la gente conoce mucho de fútbol; acá te hablan de Kempes, idolatran a Maradona y saben todo acerca de Messi y del seleccionado argentino que ganó el último Mundial”, añade.
“Si bien el fútbol hoy está muy academizado, como en muchos otros lugares, hay canchitas en las calles y se ve a muchos chicos jugando. Por lo general, el futbolista egipcio tiene una técnica muy buena, pero le cuesta jugar en equipo, y ese es nuestro desafío como entrenadores”, precisa.
“Tengo una relación especial con Koller. Trabajamos juntos en Grasshoppers, y varias veces me había propuesto que lo acompañara fuera de Suiza, pero por cuestiones de familia y de trabajo siempre me terminaba quedando. Como mis hijos están más grandes, esta vez acepté y me embarqué en esta aventura apasionante, una experiencia profesional y humana de la que estoy muy agradecido”, comenta el cordobés.
“Al-Ahly es el club más grande del país y tiene mucho apoyo popular, pero aquí es increíble cómo la gran mayoría de los habitantes se apasiona con el fútbol, y le encanta este deporte”.
“Moji”, como lo siguen llamando sus amigos y familiares en Bell Ville, lleva más de tres décadas en el país europeo y desde hace varios años está radicado en la ciudad de Locarno. Allí, a cuatro horas de vuelo de El Cairo, viven su esposa Verónica, también cordobesa y oriunda de Leones, y sus dos hijos: Kevin (21) y Sofía (18). “Por suerte no estamos tan lejos, y tratamos de acomodarnos en las idas y vueltas”, relata.
“Son dos mundos totalmente distintos”, señala Bernegger al comparar sus vivencias en Suiza y Egipto. “Pasé de un país donde todo está organizado, con una calidad de vida muy alta, a un lugar con otra cultura y otra religión, que me recuerda en un montón de cosas a mis raíces en Bell Ville, donde vivíamos con poco, éramos felices jugando a la pelota y andando en bicicleta con amigos, y la gente estaba siempre con una sonrisa”, destaca.
Recuerdos de provincia
Bernegger rememora como ‘una etapa de mucho aprendizaje’ su paso por Belgrano, donde llegó a recomendado por el arquero Javier Sodero, con quien integró un recordado equipo del Club Atlético y Biblioteca Bell que también tuvo en sus filas a Hugo ‘Tula’ Curioni, el histórico delantero que brilló en Instituto, en Boca y en el fútbol francés.
“En esa época, venir a Córdoba era toda una aventura personal y significaba un gran sacrificio para mi familia, pero tuve la suerte de encontrarme con gente que tenía una gran vocación y muchas ganas de hacer las cosas bien”, destaca.
“Me siento muy feliz de haber vivido aquella época, de la que guardo recuerdos imborrables”, afirma el exjugador, que arrancó en el ‘Belgranito’ que conducían Jorge Guyón y Walter Juan, y llegó a jugar una decena de partidos en la primera celeste.
“Yo vivía con mi hermana cerca de La Cañada, y me iba a las prácticas caminando por la calle La Rioja; y a la vuelta me acercaba ‘el Gringo’ Alonso, con la ‘chata’ que su familia tenía para hacer el reparto de la panadería”, recuerda con precisión y nostalgia.
“Me siento muy feliz de haber vivido aquella época como futbolista de Belgrano, de la que guardo recuerdos imborrables. Fue una etapa de mucho aprendizaje”.
A la hora de repasar los nombres de sus excompañeros del Pirata, se detiene en Omar ‘Huevo’ Herrera (“¡Qué wing izquierdo! Hoy haría estragos en cualquier equipo”) y destaca a Julio César Villagra: “La Chacha me quería mucho. Siempre me preguntaba ‘¿que necesitás?’. Tenía un corazón inmenso y en la cancha era un jugador que dribleaba como pocos”.
-¿Cómo surgió la chance de ir a jugar a Suiza?
-Una tarde veníamos de entrenar en La Isla de Los Patos y en el club me estaban esperando Raúl Lencina, un integrante de la subcomisión de fútbol, y el presidente (Gregorio) Ledesma, para decirme que un club suizo estaba interesado en contratarme. La gente del FC Winterthur me había visto en un partido que Belgrano jugó en Buenos Aires contra Defensa y Justicia, y querían que viajara para hacer una prueba de dos semanas. Fui a entrenar allá y me gustó la experiencia, pero no sé qué pasó después y el pase no se pudo hacer. Me quedó picando la pelota y seis meses después, cuando quedé libre de Belgrano, me fui a probar suerte al Viejo Mundo.
Cambio de planes
“La rodilla me dijo basta”, afirma Bernegger al hablar de su prematuro retiro como futbolista, al poco tiempo de llegar al FC Winterthur. “Yo era un jugador normalito, prolijo, pero tuve la mala suerte de lesionarme en el ‘Belgranito’. Me recuperé medianamente bien y seguí adelante, pero ya no era lo mismo. Para colmo, con el frío y la nieve, los campos de juego de Suiza eran bastante duros y pesados, y ahí me costó mucho más”, relata.
“La gente del club suizo se portó muy bien conmigo y me pidió que me quedara a trabajar en las inferiores. Ahí empecé a formarme como entrenador, dirigiendo primero en juveniles y luego a equipos de primera, como Grasshoppers, Basilea y FC Thun. Actualmente tengo la Licencia Uefa Pro, que me permite ser entrenador en toda Europa”, puntualiza.
El cordobés también trabajó para la Asociación Suiza de Fútbol, haciendo el seguimiento de futbolistas comprendidos entre las categorías Sub 19 y Sub 23. “Los que están para dar el salto el seleccionado mayor”, apunta.
“Ahora es un más complicado, pero trato de ir seguido a Bell Ville. Es la primera opción que barajo cuando tengo vacaciones. Un viaje muy lindo, que siempre espero con mucha ansiedad, ya que me llena de energía”.
Bernegger refiere como un hecho clave para su larga estadía en Suiza “haber pasado el primer invierno”, y también sostener el vínculo con Bell Ville. “Ahora es un más complicado, pero trato de ir seguido. Es la primera opción que barajo siempre que tengo vacaciones. Un viaje muy lindo, que siempre espero con mucha ansiedad, ya que me llena de energía”, afirma.
En su ciudad natal están su mamá, Carolina Messina (“la 'Lina', la maestra de música de todo Bell Ville”), muchos afectos y los recuerdos de su infancia y su adolescencia: “Me encanta recorrer las calles en las que me crié, el colegio donde estudié, el club de mis primeros pasos como jugador, y estar con amigos. No hay otro lugar en el mundo donde me sienta mejor”.