“Muy triste” “Era un gran colaborador”. “Tremendo”. “De corroborarse, me siento muy defraudado”. “No puedo creerlo”. “Hombre de confianza”. “Día muy triste". “Cautela”. Estas fueron algunas de las frases que pronunciaron fiscales y jueces consultados por PERFIL CÓRDOBA luego de la inesperada e impactante detención del comisario general, Alejandro Eduardo Mercado, este martes 3 de septiembre por la madrugada en su casa de La Calera.
Los tribunales están en shock.
El fiscal de Delitos Complejos, Enrique Gavier, lo imputó por presunto encubrimiento agravado y ordenó la detención en una causa que resultó ser un desprendimiento de un juicio abreviado realizado tiempo atrás en Sala Unipersonal de la Cámara 8a del Crimen, a cargo del vocal Eugenio Pérez Moreno.
La sospecha es que bandas que manejan la venta ilegal de celulares, neumáticos robados y hasta cuevas financieras contaban con la cobertura de Mercado. Una causa de corrupción compleja y pesada.
Falta conocer los detalles y las pruebas que cimientan el expediente que, por el momento, se presenta como una nueva causa de corrupción de impactos políticos impredecibles.
Gavier también imputó por asociación ilícita a otros dos jefes policiales, el comisario Cristian Norberto Cabrera y la subcomisario Verónica Aguilar; y a Roberto Adrián, Roger Emanuel y Fiorella del Valle Monge. Además, fue imputado el empleado judicial Juan José Corzo (trabaja en el Distrito 1 Turno 2). Todos están detenidos.
La investigación se maneja con hermetismo.
Apenas se difundió la noticia de la detención de Mercado -el hombre más antiguo que tenía la Policía de Córdoba-, el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, resolvió el “retiro obligatorio”.
A la par salían a la luz las internas indisimulables en el Estado Mayor.
Diferentes fuentes acercaron a este medio información referida al enfrentamiento entre Mercado y el director de Investigaciones Criminales, Alberto Bietti. Una enemistad de “larga data”, una “interna feroz”, que -dicen- llevó a Mercado al extremo de querer renunciar hace dos meses.
Ambos ascendieron por decisión del actual ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, quien presumía en los primeros días de gestión por la excelente conducción policial, liberada de internas.
Ambos, además, tuvieron o tienen que ver con los policías comisionados, los investigadores del Ministerio Público Fiscal.
En tiempos lejanos, durante la gestión del exministro de Seguridad, Alejo Paredes, los bautizaron “los Kelpers”, porque eran los policías “sin patria”, criados bajo el paraguas y al calor del Poder Judicial.
Por casualidad o causalidad, la sombra de Bietti está hoy detrás de la causa judicial que tiene a Mercado en un calabozo de Bouwer. “Es la mano derecha de Gavier, sus ojos y sus oídos”, comentó ayer un magistrado a este medio. No obstante, aclararon, que Bietti no participó de esta investigación.
También logró gran ascendencia en el Ministerio de Seguridad, comandado por Juan Pablo Quinteros.
Justo Bietti, el hombre obediente y el enemigo número uno de Mercado, dos Kelpers ascendidos.
Corrupción e interna no se contraponen. Pueden ocurrir ambas en simultáneo.
Es prematuro conocer hasta dónde llegará el impacto en el gobierno. Lo peor que puede suceder es que la política ceda la conducción de la fuerza, por la misma inercia que implica un alto jefe policial detenido mientras estaba en funciones y las luchas intestinas en la plana mayor.
En altas esferas de tribunales piden “cautela”, mientras se esperan más detalles de las razones que llevaron al fiscal Gavier a imputar y detener a Mercado.
