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DESARROLLO URBANO

Tormenta en Córdoba: la ciudad que no estaba preparada para recibir el agua

Las intensas lluvias dejaron más de 50 evacuados, varios árboles caídos y calles anegadas, siendo la zona norte la más impactada. ¿Cambio climático o falta de infraestructura adecuada?

Lluvias en Córdoba
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Como una figurita repetida, año tras año se repite la misma historia. Intensas lluvias azotaron la ciudad de Córdoba durante la tarde y noche del martes, y se prolongaron hasta la madrugada del miércoles, dejando un saldo de 56 evacuados, 29 árboles caídos, calles anegadas y vehículos varados. Según informó Defensa Civil, se registraron 1.160 llamados de emergencia y más de 100 familias resultaron afectadas.

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El fenómeno impactó con mayor fuerza en la zona norte de la capital, donde se registraron precipitaciones superiores a los 100 milímetros en pocas horas. En contraste, los barrios del sur apenas acumularon 8 milímetros de lluvia.

Un problema estructural

Las inundaciones en Córdoba son un problema recurrente y multicausal. El emplazamiento de la ciudad, ubicada en el piedemonte de las Sierras, genera que el agua escurra con rapidez hacia el río Suquía. Sin embargo, el crecimiento urbano desordenado y la falta de infraestructura agravan la situación.

CIUDAD

El ingeniero Javier Piccolo, del Colegio de Ingenieros de Córdoba, explicó que, si bien contar con un río que canalice el agua es una ventaja, el crecimiento de la ciudad sin la infraestructura adecuada ha generado serios problemas de drenaje. "Cuando la ciudad creció, no se hicieron las obras necesarias para acompañar ese crecimiento. Hoy el agua se acumula y en los barrios más bajos las inundaciones son una constante", señaló.

Uno de los principales inconvenientes es la impermeabilización del suelo, consecuencia de la falta de regulaciones urbanísticas. "Antes, en un lote había una casa; hoy, en ese mismo espacio, hay cuatro dúplex. El suelo queda completamente cubierto y el agua no se infiltra", explicó Piccolo.

¿Ayer u hoy?

Más allá de eso, el problema de las inundaciones en Córdoba tiene raíces históricas que se remontan a la época en que se realizó la subdivisión de tierras en la ciudad. En aquel entonces, no se contemplaba, con mucha rigurosidad, si los lotes contaban con acceso a agua, energía eléctrica o recolección de residuos, una situación que persistió hasta 2006, cuando el gobierno provincial comenzó a intervenir con regulaciones más estrictas.

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Desde entonces, cualquier desarrollista que quiera realizar un loteo en la provincia debe cumplir con múltiples requisitos, como estudios de impacto ambiental, planes de recolección de agua, energía eléctrica y la incorporación de lagunas de retardo para mitigar el impacto de las lluvias. Sin embargo, "esas exigencias corren para toda la provincia menos para la ciudad de Córdoba. La municipalidad no adhirió a ese programa. Entonces hoy, para realizar un loteo en la ciudad, los requisitos son menores que los estándares establecidos por la provincia", precisó Piccolo.

INUNDACIONES

En la ciudad de Córdoba, los requerimientos municipales, aparentemente, no contemplan la implementación de sistemas de contención hídrica, fundamentales para regular el escurrimiento del agua de lluvia. Como consecuencia, el exceso de agua simplemente fluye hacia las zonas más bajas, agravando las inundaciones en esos sectores. "Se impermeabiliza el suelo, entonces ante una gran lluvia hoy escurre más agua por las calles".

Lo ocurrido el martes por la noche en la zona de la Avenida Emilio Caraffa, por nombrar solo un ejemplo, refleja esta problemática: "Tenés zonas muy bien preparadas y otras muy mal preparadas". Barrios cercanos a la Circunvalación cuentan con mejor infraestructura, producto de muchas de las obras de Caminos de las Sierras, lo que reduce significativamente el riesgo de anegamientos. Sin embargo, en otras zonas sin estas medidas de contención, las lluvias generan mayores complicaciones.

¿Y ahora?

La falta de planificación ha convertido a la ciudad en un desafío urbano complejo. "Son pesadillas las ciudades como estas. No están bien planeadas ni pensadas", criticó Picolo.

Para revertir esta situación, desde el Colegio consideran fundamental actualizar las normativas, revisar las zonas aptas para loteos y ejecutar obras de infraestructura que, aunque costosas, resultan indispensables para mitigar los efectos de las lluvias. En este último caso, "es lo único que te resta por hacer en zonas que ya han sido desarrolladas", precisó el ingeniero.

Las soluciones incluyen la construcción de canales subterráneos, tubos con bocas de tormenta y otros sistemas de drenaje, pero su implementación requiere una inversión millonaria. Avanzar un solo metro en este tipo de obras puede costar millones de pesos.

"Otro tema que no es menor es el hecho de que hay zonas que sí tienen obras pluviales, pero nadie las mantiene. Por ejemplo, si sabemos que llueve de noviembre a marzo (año hidrológico), en septiembre las gestiones deberían limpiar todas las bocas de tormenta. Si a la falta de obras sumamos la ausencia de mantenimiento, el problema se agrava", agregó Piccolo.

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El problema es integral, ya que todo se termina conectando con todo. No se trata solo de una correcta planificación urbana, sino también hasta de aspectos como la gestión de residuos, por mencionar solo un caso. "Una simple bolsa de basura puede obstruir una boca de tormenta y generar la inundación de un edificio", ejemplificó el referente.

El problema es complejo, pero tiene solución si se planifica con visión a futuro. "Si empezamos a pensar la ciudad de acá a 40 años, podemos evitar repetir los mismos errores cometidos en el pasado". Pero hay que estar atentos porque la situación se agrava con cada año que pasa. "Hoy, una lluvia de 30 milímetros ya nos pone en jaque, imagínate 150 como ocurrió ayer. La Cañada está en su límite, hay que ocuparse", concluyó Piccolo.