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PATRICIA BACA URQUIZA

"Tengo la energía puesta en que los bailarines de Córdoba brillen"

Tras un año de acefalía, el Ballet Oficial de la Provincia nombró en mayo pasado a la bailarina cordobesa al frente de la compañía de danza. Baca Urquiza hizo gran parte de su carrera en el exterior, con la compañía de Maximiliano Guerra, con quien además estuvo casada hasta 2020. A dos meses de su desembarco en el Ballet, este jueves 25 de julio el elenco pondrá en escena bajo su dirección una obra que busca mostrar el talento y la ductilidad de los bailarines del ballet provincial.

Patricia Baca Urquiza
PATRICIA BACA URQUIZA. A los 16 años su talento la llevó a pisar escenarios internacionales. | Fino Pizarro

Patricia Baca Urquiza empezó su formación en el seminario de danza que estaba ubicado donde hoy se asienta el Patio Olmos Shopping.

Aquel semillero de ballet local y un talento innato la catapultaron al exterior, llevándola a las compañías y escenarios más grandes del mundo.

Junto a Maximiliano Guerra, con quien comparte dos hijas (Azul y Zoe) participó además del Bailando 2014, la novena edición de Bailando por un sueño.

Hoy, a sus 46 años, la bailarina volvió al lugar que la vio nacer para ponerse al frente del ballet de la Provincia.

–¿Cómo fue el proceso de adaptación con los elencos?
–Para mí es muy importante respetar al ser humano. No podemos mirar a un bailarín sólo desde el lugar técnico sino también estar atentos a cómo está su alma, su mente y su corazón, para que eso pueda reflejarse en el personaje y mejorar su performance. Así que me tomé el tiempo de conocerlos y que me conocieran. Me encontré con un talento humano maravilloso y eso me inspira, me llena de ideas. Todo el equipo del teatro es maravilloso, desde la técnica hasta el vestuario y la utilería.

–¿Estás radicada en Córdoba?
–Tengo un pie en Buenos Aires y otro acá, porque mis hijas viven allá. Azul tiene 21 años y estudia dirección de cine y Zoe (18) hace producción de moda y estudia publicidad. Así que estoy yendo y viniendo porque las extraño un montón pero creo que a partir de agosto me instalaré acá definitivamente.

–Hiciste tu carrera en el exterior, ¿podrías hacer un breve repaso?
–A los 16 me fui a Buenos Aires, a un concurso, entregaban el premio José Neglia a la mejor bailarina del interior y lo gané. Luego me fui a Chicago y entré becada a una fundación, un director de una compañía de Texas pasó a ver la clase y dijo: ‘A esta chica la quiero llevar a mi compañía’. Y me llevó a hacer Cascanueces, les propuso a mis padres que terminara el secundario allá y que seguiría contratada. Cobraba 200 dólares por semana, estuve casi dos años pero no resistí mucho a nivel afectivo, creo que era muy chica para afrontar el desarraigo. Así que volví, terminé el colegio, el seminario, me fui a Buenos Aires, estuve en La Plata...

–Y entraste a la compañía de Maximiliano Guerra.  
–Sí, entré como bailarina y empecé a recorrer el mundo porque a los dos años ya los coreógrafos invitados me elegían como partener de Maximiliano. Durante 15 años fui su partener, lo que fue un aprendizaje constante.

–Con los niveles de exigencia que tienen en esta carrera, ¿cómo fue la convivencia?
–Estar viviendo y bailando juntos era un montón pero lo pudimos equilibrar tratando de no llevar el trabajo a casa.
Y siempre disfrutamos mucho bailando. En escena los dos éramos súper intensos y apasionados, con mucha química para bailar. Y afuera, las peleas eran con esa misma intensidad (se ríe).

–Estuvieron en el Bailando también.
–En 2014, en la época en la que llamaron a los bailarines, estuvieron (Eleonora) Cassano, (Hernán) Piquín, Mora Godoy, un montón.

–¿Cómo fue la experiencia?
–Difícil en el sentido de la exposición. Hay que aprender a estar en ese lugar. Vas por la calle y todos saben quién sos. Y en las redes hay gente que te ama, otra que te odia y gente a la que le da lo mismo. Pero agradezco mucho al ‘Bailando’ porque me dio mucha visibilidad. A partir de ahí tuve más trabajo y sabían mi nombre completo, ya no era “la esposa de...”.

–Si tuvieras que elegir una obra, ¿cuál sería?
Fenómena Frida, de Marlen Puello. Su coreografía me permitió sacar a una mujer que estaba dormida dentro mío. Fue la primera obra que me llevó a sentirme poseída por el personaje. Salía de las funciones y la gente me esperaba llorando.

–¿Y un escenario?
–Qué difícil, bailé en tantos lugares. Pero creo que el Colón, cuando tocó Charly (García). Habíamos terminado de bailar, él tocó el himno nacional y yo pensé que no era consciente de lo que estaba viviendo, se me caían las lágrimas. Y el otro escenario fue el que hice en Ramos Mejía, cuando tuve el infarto mientras bailaba.

–¿Cómo?
–Fue en 2011. Estaba bailando un pas de deux llamado ‘La última luna’: en el argumento ella muere. Me empecé a sentir mal mientras bailábamos y le dije a Maxi que no me sentía bien. Terminé la función, saludé y no sabía qué me pasaba. Era al aire libre, había más de 50.000 personas, habían cerrado la calle. Un patrullero y una ambulancia me llevaron al hospital, dijeron: ‘Esta chica está transitando un infarto’. Escuchaba desde la ambulancia la música de la función que seguía y que se mezclaba con la sirena. Me metieron en cirugía con las puntas, las pestañas postizas y me cortaron el traje. Me colocaron cuatro stents. Cuando salí, Maximiliano me dijo: tuviste un infarto. No lo podía creer, fue todo tan rápido. Los cardiólogos no pueden creer que haya bailado mientras estaba infartando.

–¿Cómo estás hoy?
–Muy bien. Es un caso que se da cada muchos millones de personas. Pero me impactó porque fue justo una obra donde ella muere.

–¿Te ves más en el rol de dirección o te gustaría volver a bailar?
–Creo que es muy sano conectarse con el presente y estoy muy feliz dirigiendo. Me encanta transmitirles a los chicos las cosas que aprendí. Me gusta abrazar y acompañar a los bailarines para que sepan que pueden cada vez más. Obviamente no dejo de entrenar, hago Pilates, salgo a caminar y cuando puedo hago barra. Pero por ahora mis energías están puestas en que los bailarines de Córdoba brillen.


Danzar el pasado, el presente... y lo que vendrá

Ensayo Danzar el presente

ENSAYOS. La directora marca las diferentes escenas a las bailarinas de cara al estreno. (Foto Fino Pizarro).

El jueves 25, a las 20, se presenta el Ballet Oficial de la Provincia en el Teatro del Libertador San Martín.

El programa contempla en la primera parte Mémoire (coreografía de Johana Cessiecq y música de Joseph Schwantner, Eric Whitacre e Ivan Trevino).

En tanto, la segunda parte presentará la Suite del ballet ‘La Bayadera’ (música de Ludwig Minkus y coreografía de Marius Petipa).

Habrá funciones el viernes 26, sábado 27 y domingo 28 a las 20.