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CóRDOBA
KEVIN JOHANSEN

"Tengo dos ADN y uno es muy argento"

El músico llega a Córdoba este jueves para presentar su Feng Shui Project por primera vez en vivo. El disco –Quiero mejor–, que será presentado en Studio Theater, reúne una variedad de ritmos y estilos que reflejan las diferentes facetas de su personalidad musical.

Kevin Johansen
JOHANSEN. El músico tiene en carpeta proyectos que van desde un disco de tango hasta uno de cuarteto. CEDOC PERFIL | Cedoc Perfil

Podría decirse que Kevin Johansen amalgama lo mejor de dos mundos. Era la década de 1980 cuando el joven músico, ya instalado en Argentina (nació en Alaska en 1964, en un derrotero que luego siguió por Colorado, Arizona y California) daba los primeros pasos en la música.

Junto a Julián Benjamín y Fernando Samalea conformaron la mítica banda de rock Instrucción Cívica. Con canciones como ‘Obediencia Debida’, el músico –con una voz finita, un poco por imitación a sus ídolos de entonces y otro poco porque aún no se animaba a soltar esa voz grave que lo caracteriza– cantaba temas de protesta y le hacía frente a la dictadura militar. 

–¿Qué sentís que quedó de aquel joven rockero?
–Hay mucho de esa esencia. Yo llegué a la Argentina con 12 años y ese primer experimento de exposición fue a los 20. Tengo dos ADN y uno es muy argento. Éramos pibes que escuchábamos a Charly, The Cure y a Les Luthiers. Creo que Instrucción Cívica tenía una mezcla de rock nacional con Les Luthiers porque teníamos un lado irónico y a la vez muy crítico. Recién la democracia debutaba, la canción ‘Obediencia debida’ fue una mirada surrealista al tema de los Desaparecidos; se hablaba todo el día de la Obediencia Debida. Decían que tal o cual soldado había matado a alguien porque obedecía órdenes, entonces nosotros llevamos eso a un plano casi ridículo en el que un amigo le dice a otro: “Yo a vos no te quise matar, las órdenes se cumplen no se piensan”. Era muy denso en un punto. También había una cosa de inocencia juvenil por el tono de las voces, yo todavía no me animaba a cantar con mi voz grave y todos idealizábamos las voces agudas tipo Sting o Charly. Con el tiempo fui encontrando mi voz, sobre todo cuando descubrí a Leonard Cohen. Yo lo llamo mi primer tropezón en la música porque no estaba realmente preparado para la exposición; pero a la vez me curtí porque llenábamos estadios que cantaban nuestras canciones.

–¿De qué modo el desarraigo ha influido en tu quehacer musical?
–Yo no lo llamaría desarraigo sino más bien arraigo. Soy criado por una madre argentina que me metió la argentinidad al palo desde la cuna. Más allá de nacer en Alaska siempre estuvieron presentes Mercedes Sosa, Gardel, Tita Merello. Y a la vez estaban Los Beatles y el folclore del sur latinoamericano. Después, la vida misma, venir acá y convertirme en un adolescente argentino, enamorarme a los 25 años de una bailarina que quería estudiar en Nueva York y seguirla. Esa fue una experiencia hermosa que creo que terminó de arraigarme en la cultura norteamericana y en la argentinidad. Y volver a los 35 años con un disco bajo el brazo fue un círculo completo. Yo uso una frase, un poco parafraseando a Facundo Cabral y digo: “Yo soy de aquí y soy de allá”.

–¿Cómo se originó Feng shui project y qué busca decir?
–Es como un site project que armé con Panda Elliot y ‘Coca’ Monte, que me ayudaron a ordenar un disco que yo tenía. Y salió ‘Quiero mejor’. Es decir que es bastante paralelo el ‘Quiero mejor’ al Feng Shui Project; y el feng shui habla de encontrar la armonía de un ambiente o un microclima. Y de algún modo, pospandemia andaba yo queriendo mejor.

–¿Y qué es querer mejor?
–Es querer calidad de vida, que no tiene nada que ver con lo material. Es salir a caminar con un ser querido y charlar de la vida, por ejemplo. 

–¿Cómo funciona el proceso de creación y escritura en vos?
–Es algo que sucede todo el tiempo. Porque podés estar mirando un partido de fútbol y estar elucubrando una melodía. Y cuando tenés una temática que no te suelta, ahí entrás a laburar. Lo que tiene de mágico hacer canciones es que es invisible e intangible. Mi vieja, que era una docente muy aguerrida, cuando me veía tirado en la cama a los 14 o 15 años me decía: “Vago, andá a trabajar”. Y años después, cuando vio los primeros rebotes y la reacción del público, decía: “Ahora entiendo que vos estabas elucubrando ideas, parecía que no hacías nada pero algo estabas haciendo”.

–En el disco hay muchas colaboraciones, Lito Vitale, Nito Mestre, tus hijas. Sos de llevar a amigos y familia a los proyectos. 
–Sí, me guío mucho por la vibra, la onda que pegás con alguien. Desde Nito Mestre, a quien me crucé varias veces en la vida y es un ejemplo de humildad, un tipo muy curtido, que pasó por muchas etapas y es súper lúcido y consciente de dónde está parado. Hicimos juntos una canción que habla justamente de no caer en la nostalgia tóxica y la abrazó completamente. Hasta Lito, que armó todos los pianos.

–¿Con Vitale tenés vínculo hace mucho?
–Sí, siempre me llama para participar en sus proyectos y lo admiro muchísimo porque es un tipo que maneja una cantidad de equipo y de gente con una parsimonia que yo no podría. Es un gran ejemplo.

–¿Y tus hijas?
Miranda canta en ‘Seductor serial’ y Kim, la menor de mis hijas mujeres, canta en ‘Soñando’. Y Tom (NdelE: su hijo menor) también hace coros en una canción. Siempre que nos tenemos a mano y se da hacer algo, es muy bonito. Y luego, con Natalia Lafourcade hacemos ‘Puntos equidistantes’. Tiene participaciones muy lindas el disco, un montón de gente.

–Es un disco de mucha variedad de ritmos y de estilos, ¿dirías que has llegado a tu madurez musical o sentís que aún te quedan recovecos en los que incursionar?
–Sí, me quedan muchos. Tengo muchas ganas de hacer un disco delirante y surrealista, muy rítmico y súper bailable. También un disco de tango, de folk, de country y tengo en carpeta una canción de cuarteto.

–¿Cómo ves la música hoy en nuestro país? 
–Veo una explosión increíble de la música en castellano en el mundo y la música argentina como punta de lanza  de Latinoamérica. Siempre ha sido así pero volvió a tener esa preponderancia y ese respeto y se nota cuando viajás por Latinoamérica. El 80% de las canciones las hago en castellano. Es enorme lo que podés cubrir en este idioma.

–¿Cómo ves las políticas públicas en torno a la cultura?
–La cultura argentina y la educación pública han sido la columna vertebral de nuestra sociedad. La famosa “cultura general” del argentino, que es muy amplia y muy vasta, tiene mucho que ver con la educación pública. Ojalá le encontremos la vuelta a que eso siga estando presente porque tenemos un montón de gente formada en la educación pública. De los diputados que han votado en contra estos días, la mitad han sido educados en universidades públicas. Entonces, no se entiende. Pero bueno, creo que la respuesta tiene que ser elevada, no hay que tomar el camino bajo sino responder con altura.


Presentación
Este jueves 17 a las 21 en Studio Theater, Kevin Johansen y el Feng Shui Project presentan su nuevo álbum: ‘Quiero mejor’.

En este disco, Johansen ahonda en las confusiones y certezas de los amores y en la búsqueda de la armonía personal y social por sobre las ambiciones materiales e inmediatas. “Una buena canción sabe esperar, como el pescador y, como cancionista, busco esa paciencia”, afirma.

“Igual, existen infinitas formas, pero hay tres maneras básicas de escribir canciones: bien, mal o como Charly García. Yo sigo trabajando en la tercera...”.

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