La búsqueda de alternativas que muchos profesionales han encarado frente a la falta de respuestas de los colegios de Corredores y Martilleros ha potenciado en nuestro país las redes inmobiliarias. Se trata de una tendencia en constante crecimiento que toma fuerza mientras muchos actores del sector cuestionan la colegiación y matriculación obligatorias, por considerar que vulneran el libre ejercicio de la actividad.
Las nuevas demandas de los clientes y las cambiantes reglas de juego del mercado argentino potencian el trabajo colaborativo. En contraposición, los históricos presidentes de los Colegios de Martilleros –muchos de ellos con más de 20 años en sus puestos– porfían en mantener el status quo y se niegan a sumar competitividad al sector.
Con la intención de sumar transparencia, las redes inmobiliarias apuestan por la adopción de las nuevas tecnologías y la digitalización de las tareas laborales. En ese sentido, cientos de inmobiliarias de Córdoba y Buenos Aires ya trabajan en red y construyen lazos y procesos que aportan seguridad, transparencia y confianza a los clientes.
“La colaboración, el profesionalismo y las buenas prácticas profesionales están transformando la manera en que la sociedad percibía al corredor inmobiliario. A partir de agregar valor a nuestros clientes, cada vez son más las personas que evalúan nuestro accionar como positivo e indispensable al momento de realizar una transacción inmobiliaria”, afirma Pablo Didier Stamatti, socio fundador en Córdoba de la primera MLS de Argentina. Y añade: “Desde MLS Córdoba y a través de la educación estamos inspirando a otras personas e instituciones a ser agentes de cambio y a contribuir con un real estate mejor para las generaciones futuras”.
De forma similar se expresa Santiago Magnin, creador de deinmobiliarios.com, la primera red “bandera blanca” de Argentina, caracterizada por el mejor estándar de calidad en publicaciones: “El futuro es colaborativo y con mucho valor agregado”. La red creada en 2018 logró consolidarse en solo 4 años como un “tercer modelo inmobiliario” con foco en la marca personal de cada inmobiliaria adherida.
En concreto, las redes inmobiliarias supieron capitalizar las deficiencias de los Colegios de Corredores y Martilleros, que siguen intentando atomizar el sector, impiden el desarrollo de nuevos modelos de negocio y se alejan de las buenas prácticas. Los protagonistas del networking están convencidos de que el negocio inmobiliario es un negocio de relaciones. Y, dentro de esas relaciones, importan más las relaciones con otros inmobiliarios que con clientes finales. En ese sentido, trabajar en red le permite a cada inmobiliario apalancarse en el tiempo y el talento de otros para vender más.
En el exterior (especialmente en Estados Unidos, país a la vanguardia en materia de real estate) y a nivel local, crecimiento, productividad, comunidad y tecnología están entre las bases primordiales de las redes inmobiliarias. Lejos de las regulaciones arcaicas, la clave está en compartir información, colaborar entre colegas a través de buenas prácticas y apostar por la capacitación permanente.
La tendencia en ascenso sigue sumando empresas en todo el país y desafía el corporativismo y la postura conservadora de los Colegios de Martilleros que, según advierten los profesionales, “ven el mercado como un coto de caza de su exclusividad”. Añaden que, lejos de abogar por el surgimiento de nuevos jugadores y por un verdadero desarrollo competente y a la altura de las nuevas exigencias, esas instituciones sólo se concentran en obstaculizar el crecimiento de formas más ágiles y eficientes de entender el mercado de bienes raíces.