El juicio por las muertes y descompensaciones de bebés en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba ingresó en una etapa crucial, con la exposición de los peritos y especialistas que analizaron las historias clínicas y autopsias de los 13 casos involucrados.
Uno de los aspectos más impactantes de las pericias fue el hallazgo de niveles extremadamente altos de potasio e insulina en algunos de los bebés afectados. El perito toxicólogo oficial, Luis Alberto Ferrari, señaló que el nivel de potasio detectado en el caso de una bebé fallecida el 7 de junio de 2022 es comparable al utilizado en ejecuciones letales en Estados Unidos, lo que refuerza la hipótesis de una administración exógena de la sustancia, “porque no hay ninguna causa endógena o natural que lo explique”.
Asimismo, los niveles de insulina encontrados en otros bebés son considerados por los expertos como incompatibles con causas naturales, lo que también sugiere una posible intervención intencional.
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El perito de parte, Mario Pacheco, aportado por la defensa de Brenda Agüero, planteó la posibilidad de condiciones médicas preexistentes, como infecciones o sufrimiento fetal, que podrían haber contribuido a estos niveles anómalos. Sin embargo, Ferrari y el resto de los peritos científicos cuestionaron que tales patologías pudieran justificar valores tan elevados.
El análisis de patrones comunes entre los casos ha sido un eje central del debate. Peritos médicos señalaron que la concentración de episodios, en un corto período y en un mismo hospital, es estadísticamente “improbable”, lo que podría sugerir la intervención de un agente externo. Además, señalaron la existencia de lesiones punzantes en algunos bebés en zonas no habituales para procedimientos médicos, lo que refuerza la hipótesis de ataques deliberados. No obstante, la defensa cuestionó la ausencia de pruebas directas sobre la aplicación de sustancias.
La falta de autopsias en algunos de los fallecimientos ha sido otro factor que dificulta llegar a certezas absolutas. En tres de los casos, la causa exacta de la muerte sigue sin poder establecerse con precisión, lo que deja abierta la posibilidad de factores naturales o desconocidos. Esta carencia de análisis forense en su debido momento genera serios cuestionamientos sobre la respuesta institucional del hospital y el ministerio y su diligencia en la detección temprana de irregularidades.
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Según manifestaron los expertos en las audiencias, “en medicina nada es concluyente”, y es necesario esperar el avance del juicio para determinar si existen más patrones comunes en todos los casos, en base a las pericias criminológicas y el aporte de las pericias psicológicas que empezarán a develarse. No obstante, es necesario resaltar que ninguna hipótesis es concluyente en tanto se complete el proceso judicial y se analicen todas las evidencias de manera integral.
En definitiva, este juicio se encuentra en una fase, en la cual las pruebas y los testimonios deben ser rigurosamente examinados. Las hipótesis planteadas por los peritos son contundentes en algunos aspectos, pero hay matices y discrepancias que no pueden ser ignoradas. En los próximos días se escucharán más testimonios de profesionales y personal de salud del hospital, quienes podrían aportar más claridad sobre los casos. Por ende, es esencial mantener una mirada crítica y evitar conclusiones prematuras, recordando que la Justicia debe basarse en hechos probados y no en suposiciones.