Los “naranjitas” otra vez están en el ojo de la tormenta tras múltiples denuncias que los vinculan con robos en la ciudad de Córdoba. Vecinos y conductores aseguran que, luego de estacionar sus vehículos comienza la peor pesadilla.
El relato de muchos automovilistas asegura que los cuidacoches operan como campana para otros delincuentes. Usan radios handy y teléfonos celulares para coordinar movimientos con delincuentes, alertando sobre la ubicación de los patrulleros de la policía, la Guardia Urbana y agentes de la Municipalidad.
Se comportan como una estructura bien articulada. Mientras los cuidacoches se aseguran de que no haya presencia policial en ciertos sectores, otros perpetran los robos de manera coordinada, logrando eludir los controles y maximizar el tiempo para que los delincuentes actúen sin ser detectados.
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Esta red de comunicación permite identificar en tiempo real las zonas “libres” de vigilancia, facilitando robos de vehículos, desvalijamientos y otros delitos. Esta modalidad se convirtió en un patrón recurrente en distintos barrios de la ciudad, especialmente en el barrio de Nueva Córdoba.
Un primer paso, en la zona de Atenas
En la noche del sábado, la Policía detuvo a dos hombres mayores de edad en el barrio General Bustos, quienes ejercían el trabajo de cuidacoches. Durante el procedimiento, los agentes secuestraron dos armas de fuego de distintos calibres, tres armas blancas, seis radios handy, un teléfono celular y un vehículo Volkswagen Suran en el que se movilizaban.
El operativo se llevó a cabo tras un llamado al 911. Este incidente reavivó los reclamos de seguridad por parte de los vecinos, quienes relataron experiencias previas con cuidacoches en la ciudad. Los detenidos son vecinos de barrio Cabildo y se investiga el vínculo con la barra brava de Talleres, la Fiel.
El viernes por la noche, un hombre sufrió el robo de su auto 0KM en calle Santiago Derqui, entre Bv. Chacabuco y Obispo Salguero. El hecho ocurrió pasadas las 21, cuando dejó su vehículo estacionado y, al regresar, descubrió que había desaparecido.
Vecinos y otros cuidacoches señalaron como responsable a un naranjita que estaba en la misma cuadra, quien ya había sido expulsado de la zona por su presunta participación en actos delictivos. Al enterarse, el propietario del auto se enfrentó a golpes de puño con el naranjita, quien lo amenazó con un cascote.
Advierten que no hay garantías de que se consolide la reactivación
Tras la pelea, la policía acudió al lugar. “Estaba pasando con el auto y vi una pelea. Bajé para intentar calmar la situación, pero no había manera. Estuvieron discutiendo y peleando durante 10 o 15 minutos hasta que llegó la Policía”, relató Marcos, un testigo.
Por su parte, Ezequiel, quien también sufrió el robo de su auto en la misma calle hace tan solo dos meses, señaló que “en la zona siempre está dando vueltas la guardia urbana. Pero tampoco hacen mucho. Están completamente dibujados”.
Un vecino de Nueva Córdoba, quien prefirió mantener su identidad en reserva, describió una serie de robos ocurridos en la zona durante los últimos meses: “Los autos eran y son robados en las calles donde los naranjitas ‘cuidaban’ teóricamente. Estacionaban, los naranjitas cobraban, y después de un rato comenzaban a escucharse las alarmas de los autos o gritos de la gente. Cuando salía al balcón a ver qué pasaba, los cuidacoches ya no estaban y los autos tenían los vidrios rotos. Así fue durante tres o cuatro meses”.
Otra víctima, Noelia, relató que estacionó su Fiat Duna de color rojo en avenida Poeta Lugones y Tránsito Cáceres de Allende, donde un naranjita se ofreció a cuidarlo. “Minutos después, cuando volví, el auto y el hombre de chaleco naranja se habían esfumado”, explicó Noelia. Ese vehículo era el que utilizaba para llevar a su hijo de nueve años a sus sesiones de tratamiento terapéutico debido a una enfermedad crónica.
Otros cuidacoches afirmaron haber visto a un hombre con chaleco naranja manejando el auto. “Mi hija iba todas las semanas a ese centro médico. Ese día lo dejaron a 30 o 40 metros de las escalinatas del Sarmiento, siguiendo la indicación del naranjita. Ella cuidaba mucho el Duna, y el auto desapareció en menos de 10 minutos. Habló con otros naranjitas, quienes le dijeron que siempre lo corrían porque no era de la zona. Fue imposible encontrar el auto hasta hoy”, dijo el padre de Noelia a Perfil Córdoba.
Una mujer de Jesús María, también narró un hecho ocurrido en mayo. “Dejé mi auto estacionado en la calle Obispo Trejo. Cuando regresé, mi vehículo y el naranjita habían desaparecido de la zona”, relató en Cadena 3. En enero, Matías estacionó su camioneta cerca de un reconocido boliche en la Cañada. Luego de pagarle al naranjita, se dirigió al establecimiento, pero al regresar encontró que tanto la camioneta como el cuidacoches también habían desaparecido.
Una modalidad que no es ninguna novedad
Esta modalidad no es nueva, en 2023, ya se habían reportado casos similares. Daniel, un hombre de Villa Dolores, dejó su camioneta estacionada en Nueva Córdoba, en la calle Rondeau, entre Ituzaingó y Chacabuco. “Al día siguiente, cuando volví, la camioneta había desaparecido. Dos sujetos forzaron la puerta y se la llevaron a eso de las 3 de la mañana. Siempre sospeché de los naranjitas de la cuadra”, describió.
En el Cerro de las Rosas, especialmente en la calle Luis de Tejeda, muchos autos han sufrido el robo de ruedas de auxilio. Uno de los casos más destacados fue el de Sofía, quien teme que los cuidacoches hayan “entregado” su auto y el de sus amigas.
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“Fuimos a merendar y, al regresar, solo habían desvalijado nuestros dos autos. Una de las chicas se acercó a preguntarle al naranjita si había visto algo, y él respondió que había llegado más tarde y que cuidaba hasta el auto blanco, que estaba a dos autos del mío. No sabemos si hicieron campana, no sé si fue todo armado, pero fue muy raro todo. Había muchos autos 'donados' y solo los nuestros terminaron así”.
Entre la ilegalidad y la informalidad
En Córdoba, el cobro de estacionamiento en la vía pública está regulado mediante el empadronamiento de siete cooperativas autorizadas a operar en la ciudad. Estos cuidacoches, identificados con chaleco y carnet, cobran tarifas controladas para ofrecer seguridad y vigilancia en las zonas de estacionamiento.
Desde 2021, además, los conductores cuentan con el Sistema de Estacionamiento Medido Municipal (Semm), una aplicación que permite gestionar el tiempo de estacionamiento sin necesidad de intermediarios. Sin embargo, esta formalidad no abarca a todos los cuidacoches que operan en la ciudad.
Existen muchos naranjitas que no están empadronados por la Municipalidad, los ilegales, lo que crea un ambiente de descontrol y sospechas. Estos naranjitas no regulados suelen aparecer en zonas de alta demanda de estacionamiento, incluso donde funciona el sistema Semm, cobrando tarifas que no siempre corresponden a las establecidas oficialmente. Es importante recalcar que también se registraron casos de personas que se disfrazan de naranjitas para cometer delitos.