“Excelente, excelente. Estamos en buenas manos”. La frase del presidente de Talleres Andrés Fassi no aludió a Guido Herrera, arquero, capitán y figura repetida del equipo de barrio Jardín. En la celebración del 47° aniversario de la Fundación Mediterránea nada se habló de fútbol, salvo cuando Javier Milei se salió del relato economicista para criticar a Juan Román Riquelme y Fernando Gago, respectivos mandamás y entrenador de Boca Juniors, tal como lo había hecho un rato antes con Raúl Alfonsín.
Sentado en la primera fila de invitados, Fassi no pasó inadvertido en el Centro de Convenciones Juan Bautista Bustos el miércoles pasado, y hasta fue uno de los personajes más buscados entre los que querían certificar con una selfie su presencia en el exclusivo evento político-empresarial.
En medio de la multitud, Fassi y Milei tuvieron un pequeño mano a mano, el segundo tiempo de aquel encuentro en la Casa Rosada del pasado 13 de setiembre, cuando el mandatario nacional recibió el buzo con el número ‘1’ y el escudo de la ‘T’, de manos de un ex arquero como él. Abrazo de gol, palmadas en las espaldas, caricias en las cabelleras y pellizquitos en las mejillas: la secuencia duró apenas siete segundos, pero sirvió para dejar en claro la confinidad del directivo de la ‘T’ con el líder libertario.
“Soy apolítico”, responde el pope albiazul cada vez que le preguntan por su acercamiento con la administración central, favorecido por el propósito común de abrir el juego a los capitales privados y habilitar las Sociedades Anónimas Deportivas en el fútbol argentino.
Fassi sabe que lo están midiendo para las encuestas de la cancha grande, como ya pasó con otros popes del fútbol cordobés (Juan Carlos Barrera, Armando Pérez o Juan Manuel Cavagliatto), no le disgusta y hasta trata de capitalizar el recelo de algunas figuras políticas afines o funcionales al pensamiento de La Libertad Avanza, como Luis Juez o Rodrigo de Loredo.
Coquetea con esa fantasía ajena (la suya es seguir en su mundo redondo y embarcarse a la conquista del Viejo Mundo), pero él mismo reconoce en la intimidad que sus movimientos se relacionan con la necesidad de tener “apoyo de arriba” para seguir dándole batalla a la dirigencia de la AFA.
Con la idea fija de disputarle poder a Claudio Tapia y sus ‘Chiqui Boys’, Fassi busca refuerzos en varios mercados. A sus propaladores locales que identifica como aliados estratégicos busca sumar medios ‘nacionales’; y también procura el guiño de otros actores del deporte, como el secretario del área Daniel Scioli, su par de Estudiantes de La Plata Juan Sebastián Verón, el empresario Guillermo Tofoni y hasta el DT Ricardo Caruso Lombardi, un ferviente anti-AFA hoy atrincherado como panelista de TV.
“Soy apolítico”, responde el pope albiazul cada vez que le preguntan por su acercamiento con la administración central, favorecido por el propósito común de abrir el juego a los capitales privados y habilitar las Sociedades Anónimas Deportivas en el fútbol argentino.
El mandamás albiazul sabe que ‘le rodearon la manzana’, y busca escapar de la marca a presión que la cúpula afista le hace sentir no sólo en la cancha, sino también en el Tribunal de Disciplina, en las asambleas y, por qué no, en la Justicia. Y si puede, contragolpear.
Una vuelta de página favorable en la causa que se tramita herméticamente en la Unidad Correccional del Ministerio Público Fiscal de Mendoza (‘Incidente Fassi/Merlos en el Estadio Malvinas Argentinas’), podría ser el primer paso para lograr levantar el asedio, y llevar la pelota a campo rival.
La otra mirada
Los socios albiazules que no están alineados al oficialismo siguen muy de cerca los últimos movimientos de Fassi. El abogado Daniel Quinteros, integrante de la agrupación ‘Más Talleres’, admitió estar “muy preocupado” y contó que se pidió a la comisión directiva ‘una reunión informativa para que explique cómo se consensuaron las decisiones que se tomaron desde el partido contra Boca, y cuáles serán los pasos a seguir”.
“Talleres fue amonestado y su presidente fue suspendido. Pero si este conflicto escala, el club puede verse perjudicado con otro tipo de sanciones, como la quita de licencia para participar en competencias internacionales, en virtud de los artículos 252 y 253 del estatuto de la AFA, lo que sería un golpe duro en lo económico y en lo deportivo”, apuntó Quinteros.
Asimismo, cuestionó el acercamiento de Fassi con el gobierno nacional, por entender que “se mezclan intereses personales con intereses deportivos e institucionales”, a partir de “una disputa de poder” focalizada en la discusión por las SAD. “Él puede expresar una adhesión o partidaria con Milei o con quien sea, pero no debe hacerlo con nuestro escudo”, enfatiza.
El letrado también objetó “la mirada única” de la dirigencia en Talleres en la última década, y señaló que trabaja para que el próximo año pueda haber elecciones en la institución. “El club ha crecido mucho, más allá de que en lo deportivo hoy está en una especie de meseta, pero no tiene gimnasia democrática. En 2014 se recuperó el club pero de inmediato se instauró un estatuto restrictivo, y eso no es justo”, aseguró.
“Que un socio que en los últimos 10 años nunca se atrasó en el pago de su cuota no pueda presentarse como candidato, por el enunciado de un artículo, atenta contra el normal funcionamiento de cualquier asociación civil. Esa disposición en algún momento se va a tener que caer”, concluyó.
Fassi-Gandolfi, ¿otra vez juntos?
Andrés Fassi y Javier Gandolfi podrían coincidir nuevamente en FC Juárez, que busca entrenador luego del despido del brasileño Mauricio Barbieri. El reencuentro se gestiona casi un año después del final del ciclo de ‘Cobija’ como DT de Talleres, que duró 45 partidos (fue subcampeón del Torneo de la Liga Profesional y segundo en la Tabla Anual 2023, y logró el pase a la Copa Libertadores 2024). Gandolfi viene de dirigir a Independiente del Valle de Ecuador y Fassi se desempeña como presidente deportivo de ‘Los Bravos’, donde es muy cuestionado por la campaña del equipo, que marcha penúltimo en la Liga MX, con cuatro victorias, un empate y 10 derrotas.