Se estima que los adolescentes pasan seis o más horas por día conectados a algún dispositivo. Esto impacta de manera directa en el desarrollo emocional y cognitivo. La sobreestimulación digital es el mal de este siglo y los contenidos de las redes sociales pueden moldear la personalidad o exponerlos a riesgos. Las series ‘Adolescencia’ y ‘Atrapados’ abordan en la ficción estas problemáticas y han puesto en agenda un tema que preocupa a los expertos desde hace mucho tiempo.
Melina Masnatta, educadora especializada en tecnología e innovación y autora del libro ‘Educar en tiempos sintéticos’, asegura que la hiper conectividad aumenta el riesgo de trastornos de ansiedad y depresión y, que el acoso a través de las redes es un problema sin precedentes y de gran escala.
-¿Qué impacto tienen las redes sociales, y la tecnología en general, en la salud mental de los adolescentes?
-El impacto es significativo y multifacético. El consumo digital excesivo, esa hiper conexión constante, impacta directamente en el desarrollo emocional y cognitivo de los adolescentes. En este sentido, el abuso de la tecnología afecta la atención, la memoria y la socialización. La sobreestimulación digital puede dificultar la concentración y afectar la capacidad de retención de información, limitando la atención y la memoria. Además, el consumo excesivo de contenido digital, especialmente en redes sociales, puede influir en el bienestar emocional, aumentando el riesgo de trastornos de ansiedad y depresión. No olvidemos ese miedo a quedarse afuera, el famoso “Fomo” (Fear of missing out), que también padecen los adultos y que se replica en los jóvenes. Asimismo, hoy en tiempos de IA, crece el temor al futuro que trae el “Fobo” (Fear of better options), la sensación de obsolescencia y propósito.
-La inteligencia artificial plantea dilemas…
-El cerebro no siempre distingue lo real de lo virtual, por lo tanto, lo que ven, lo autoperciben, y una representatividad manipulada, como puede ser con la inteligencia artificial, distorsiona peligrosamente la percepción de la belleza y, por ende, la autoestima. La mayoría de lo que consumimos en pantallas está atravesado por la inteligencia artificial, que si bien puede personalizar el contenido, también nos puede atrapar en burbujas de información sesgada, fomentando un consumo superficial.
-¿Cuánto tiempo en promedio pasan los adolescentes en línea?
-Se estima unas seis horas por día, pero la realidad es que puede ser mucho más, ya que el problema es que les compite a las horas de sueño. Este uso impacta directamente en la dinámica familiar. Es muy común observar el phubbing, esa situación donde los adultos ignoramos a los chicos por estar absortos en nuestros dispositivos. Esto puede llevar a los chicos a sentirse ignorados, afectando su autoestima, generando aislamiento social y dificultando el desarrollo de habilidades emocionales. También vemos cómo, en situaciones cotidianas, como en restaurantes, les damos las pantallas a los chicos como una solución rápida, lo que considero un consumo problemático que nos desafía como adultos a sostener la conversación y la conexión real.
-Pareciera que los chicos están muy solos y se refugian en la tecnología. ¿Es así?
-La tecnología puede convertirse en un refugio, pero también puede exacerbar la sensación de soledad si no se utiliza de manera consciente. El problema no es la tecnología en sí, sino el tipo de interacción que fomenta. Las redes sociales y los juegos pueden convertirse en distracciones constantes que interrumpen la concentración y el aprendizaje profundo. Es clave recordar que el aprendizaje profundo requiere tiempo, reflexión, esfuerzo sostenido y gestión de la frustración, algo que a veces entra en conflicto con la gratificación instantánea que ofrecen los dispositivos.
-¿Cuáles son señales de advertencia de uso problemático de la tecnología?
-Síntomas de depresión o ansiedad, dificultades para concentrarse o un aislamiento social marcado podrían ser indicadores de un uso problemático. Pero hay algunos síntomas previos, como la irritabilidad, el enojo o el ocultamiento de información. Son pequeñas actitudes que a veces son ignoradas o se asocian a cambios de la edad.
-Los contenidos que consumen los adolescentes en redes, ¿pueden moldear su personalidad?
-Los influencers y los contenidos que consumen en redes pueden convertirse en roles modelos. Es fundamental preguntarles a quién siguen, qué les dicen, cuál es la fuente de información (...) Aprender a manejar estos recursos de forma crítica es imprescindible (...) La tecnología actúa como un espejo aumentado, mostrando tanto lo bueno como lo malo de forma amplificada. El consumo excesivo, especialmente en redes sociales, puede influir negativamente en su bienestar emocional, aumentando el riesgo de ansiedad y depresión. También es preocupante la presión estética y la búsqueda de validación online, que pueden moldear su percepción de sí mismos.
-La manosfera es un término del que se empezó a hablar a partir de la serie Adolescencia, ¿qué es y cómo afecta especialmente a los varones?
-En este contexto donde el “Fomo” y el “Fobo” (esta sensación todo el tiempo de sentirnos obsoletos, con falta de propósito y que una inteligencia artificial nos va a reemplazar) conectado con situaciones culturales como lo que significa el acceso de las mujeres y otras minorías a derechos, hacen que ciertos grupos se sientan “desplazados” y sobre todo quienes están en la adolescencia, que están buscando construir una identidad. Si nos remitimos a una vida predigital (...) ya estaban estas tribus urbanas. En lo digital, existen estas subculturas en línea como es la manosfera, que agrupa a hombres que tienen determinadas ideas sobre la masculinidad, sienten rechazo a la mujer (...). Lo que hacen es promover discursos, no sólo misóginos y deshumanizantes, sino de odio, que de alguna manera permean en la adolescencia. Estos grupos no son ingenuos y en su mayoría, están construidos e impulsados por adultos. En estos espacios, los menores de edad están siendo manipulados, y es una manipulación que toca fuerte la autoestima y la capacidad de pensamiento crítico.
-¿Cómo contrarrestar esa influencia?
-Lo importante es conversar, entender y equiparnos porque todos estamos en una transición humana sobre qué significan nuestros roles, nuestros lugares, nuestras interacciones, nuestra identidad. A veces, sobre todo en la adolescencia, el adulto se posiciona desde un lugar poco flexible ante esta situación y eso genera una distancia mayor con el adolescente (...) Esta percepción de la masculinidad y las relaciones también impactan, por ejemplo, en lo que se llama dismorfia corporal. Existen aplicaciones para que los hombres se pongan filtros para parecer que tienen abdominales, también pueden aparentar que a los 19 años ya son exitosos y millonarios. Hay toda una construcción de esa idea de masculinidad que se apalanca de ideas y conceptos que no son sólo negativos, sino que tienen sesgos erróneos. Esto también interpela en las relaciones, ya que esa masculinidad elige determinados vínculos.
El acoso en las redes
Consultada respecto a si el acoso a través de las redes es una “epidemia”, Melina Masnatta sostiene que “no lo llamaría una epidemia, pero sí es un problema sin precedente y de gran escala. En ese sentido, el ciberbullying es sin duda un problema complejo, donde incluso la inteligencia artificial puede ser utilizada para generar daño”. La especialista añadió que “es fundamental generar espacios de diálogo abiertos sobre el ciberbullying en la comunidad educativa. En cuanto a la detección familiar e intervención, la comunicación abierta y la educación sobre los riesgos son cruciales. También es importante señalar que estamos en soledad porque las grandes empresas que están detrás de las plataformas como Meta y TikTok, no se hacen responsables por estos impactos y eso no es algo menor”.
El rol de las escuelas
“Las escuelas tienen un papel central e insustituible en la educación sobre el uso responsable de la tecnología”, sostiene Masnatta. “Son espacios privilegiados para debatir, para pensar. El uso de celulares en el aula permite darle un propósito activo y consensuado a la tecnología, algo fundamental porque la tecnología necesita un marco que oriente su uso. Contrariamente a la idea de que el celular se entromete en la clase, es la clase la que se entromete con el celular. El celular fuera del aula solamente trae usos compulsivos. Por lo tanto, es crucial que la escuela modele el uso de la tecnología. Creo que estamos en un momento de transición y aprendizaje. Es necesario ir más allá de la simple prohibición, que como vemos, no sirve para nada”.