“Nos están privando de un derecho”, dijo Marcos Bainotti en alusión a la implementación del Decreto 765/2024, que elimina el cobro de derechos de autor para la reproducción de obras artísticas en ámbitos privados. El compositor de grandes éxitos del cuarteto denunció que la medida perjudica gravemente a músicos, especialmente a quienes trabajan de manera independiente y ya enfrentaban dificultades económicas tras la pandemia.
"Hay una confusión y una contradicción en todo esto. La confusión es que esto no es un impuesto, sino un derecho. Es un derecho amparado en la propiedad intelectual en el artículo 17 de la Constitución Nacional. La contradicción sería que atenta contra la propiedad privada, lo que supuestamente defiende este gobierno", sostuvo Bainotti en el programa Punto y aparte, por 90.7 Punto a Punto Radio.
El decreto, firmado por el presidente Javier Milei, redefine la "representación o ejecución pública" de piezas artísticas como aquellas que se realizan en un “espacio de acceso público, libre y dirigido a una pluralidad de personas”. En consecuencia, la reproducción de música, películas y otras obras en eventos privados o habitaciones de hotel ya no está sujeta a pagos por derechos de autor.
“Atentan contra la propiedad intelectual y nos privan de ingresos fundamentales para nuestra subsistencia. Muchos músicos dependen de estos pagos semestrales para afrontar gastos básicos y, en muchos casos, pasar las fiestas con sus familias”, reprochó el compositor.
Según Bainotti, el impacto económico de esta decisión será devastador. “La recaudación por derechos de intérpretes podría caer a menos del 50%. Esto afecta directamente a quienes no tienen una relación de dependencia y trabajan en condiciones precarias. Venimos de una pandemia que destruyó la industria musical, y ahora nos enfrentamos a esta nueva medida que pone en riesgo nuestra supervivencia”, agregó.
Desde la Asociación Argentina de Intérpretes (AADI) se sumaron a este reclamo al ejemplificando la paradoja de la problemática: "En una fiesta cobran el dueño del salón, el catering, el Dj, los bomberos, la municipalidad y hasta el que hace el vestido de la novia o la quinceañera, entre otros. Los únicos que no cobran son los músicos: lo paradójico es que lo único que no puede faltar en una fiesta es la música”.
Bainotti destacó que la medida ignora que la música y el arte “son productos que se comercializan”, al igual que cualquier otro bien o servicio: “Un hotel que utiliza nuestras canciones para mejorar su experiencia también está lucrando con ellas”.
“Conozco muchos colegas que, tras la pandemia, apenas lograron recuperar su estabilidad. Este dinero no es un lujo; para muchos, es la diferencia entre llegar o no a fin de mes”, finalizó el artista.