Luis Ferrari es un reconocido docente e investigador de la Universidad de La Plata, y consultor en análisis forenses para la Justicia en todo el país. El toxicólogo ratificó la declaración que brindó ante el tribunal del juicio por las muertes de bebés en el Hospital Neonatal, al manifestar que los niveles extremadamente altos de potasio e insulina encontrados en dos de los bebés fallecidos son "tremendamente sugestivos" de una inyección letal externa, descartando causas naturales.
"Los valores de potasio eran extremadamente elevados, incluso después de ser corregidos por los tiempos postmortales. Estamos hablando de niveles de 14, 15 y hasta 18 miliequivalentes por litro, lo que es sugestivo de un ingreso externo de potasio. En cuanto a la insulina, encontramos más de 21.000 microunidades por mililitro en uno de los bebés. Estos valores no pueden explicarse por una causa natural", afirmó Ferrari en el programa Punto y aparte (90.7 Punto a Punto Radio).
Neonatólogas que actuaron en cada caso no encontraron explicación médica y señalaron a Brenda
El perito explicó que, si bien en algunos casos la acidosis metabólica podría generar hiperpotasemia, en este juicio esa hipótesis fue descartada tras el análisis conjunto con neonatólogos. Además, destacó que los electrocardiogramas de los bebés mostraban signos típicos de la administración exógena de potasio.
"Uno de los bebés tenía una forma sinusoide en el electrocardiograma, algo característico de la inyección letal de potasio, como se utiliza en algunos estados de Estados Unidos que aplican la pena de muerte", agregó.
Cuando se le preguntó si podía asegurar que los bebés fueron asesinados, Ferrari fue categórico: "Hay un trabajo internacional que establece que niveles de insulina superiores a 1.000 sugieren suicidio u homicidio. Y sabemos que los bebés no se suicidan". Sin embargo, aclaró que la determinación final recae en los jueces y el jurado.
El perito también comparó esta causa con otras investigaciones en las que ha trabajado, como intoxicaciones masivas por cocaína adulterada con fentanilo o el caso del dietilenglicol en 1992. "Nunca vi algo así. En mis 40 años de experiencia, jamás encontré niveles tan altos de potasio e insulina en bebés. Esto es único", aseguró.
En su testimonio, el experto también descartó la posibilidad de que los altos niveles de potasio e insulina pudieran ser resultado de procesos postmortem o de patologías endógenas. "Cuando una persona muere, los procesos dinámicos se detienen. La difusión de estas sustancias no podría explicarse de manera natural", explicó. Además, respaldó las observaciones de otros peritos neonatólogos que identificaron hematomas y pinchazos no convencionales en los bebés, lo que refuerza la hipótesis de una intervención externa.
Qué aportaron los peritos médicos hasta el momento
Ferrari, sin embargo, aclaró que su rol se limita a presentar los hallazgos científicos y que la determinación final sobre la responsabilidad penal corresponde a los jueces y al jurado. "En la ciencia forense no existe la certeza absoluta, sino la verosimilitud. Nosotros aportamos los datos, pero es el tribunal quien debe interpretarlos", afirmó.
Sobre la posibilidad de que la administración de estas sustancias haya sido realizada por una o varias personas, Ferrari indicó que los testimonios de otros peritos mencionaron múltiples hematomas y pinchazos en los cuerpos de los bebés. "Esto podría haber requerido la participación de más de una persona, aunque esa evaluación corresponde al jurado", dijo.
El juicio sigue avanzando con testimonios clave que buscan esclarecer los homicidios y los intentos de asesinato de los recién nacidos. Mientras tanto, la principal acusada, la enfermera Brenda Agüero, enfrenta cargos por cinco homicidios agravados y ocho intentos de homicidio, en un proceso sin precedentes en el país.