Aunque la vicegobernadora Myrian Prunotto hizo lo que tuvo a su alcance para demorar la difusión de la lista de contratados y monotributistas de la Legislatura provincial, su publicidad provocó un efecto dominó: a los pocos días, el viceintendente de Córdoba, Javier Pretto, colgó las del Concejo Deliberante y casi de inmediato, el Tribunal de Cuentas hizo lo propio.
Si se ponen una al lado de la otra a las listas de empleados, queda claro que el gran perdedor es Luis Juez, quien tiene dos sobrinos y un yerno en el Tribunal de Cuentas de la Provincia, organismo gobernado por el Frente Cívico, partido político del cual es amo y señor.
Blanqueo de empleados: Pretto presentó el listado del personal en el Concejo
Desde el Tribunal de Cuentas, el juecista Beltrán Corbalán dijo a Punto y Aparte, programa de Punto a Punto Radio, que la parentela del senador nacional se había preparado para la función y que estuvo varios años formándose para desempeñar su tarea. Se le dijo que lo que se reprochaba en todo caso es la falta de igualdad de oportunidades que le permite a los hijos pródigos sacarle una buena ventaja a los de a pie. El entrevistado volvió a hablar de la formación de los elegidos.
En el Concejo Deliberante, Pretto tuvo algo a favor: respondió con naturalidad y admitió que lo que se pagaba en muchos casos no es un salario sino una colaboración. Los becarios cobran cifras insignificantes porque respetan un estilo del peronismo: en vez de pagar pocos buenos sueldos, pagan muchos pésimos sueldos (algunas becas apenas pasan los $200 mil), que se asemejan a planes sociales.
El viceintendente se comprometió a regularizar la situación y a informar con frecuencia de las altas, bajas y valores de los contratos, monotributos y becas. Y dijo algo claro en esa entrevista citada: No quiero tener ñoquis en el Concejo (¿un palo a Prunotto?). Lo de la Legislatura ya dio vueltas por el país y se potenció con las cuestionadísimas vacaciones de Prunotto en Nueva York y Miami, no porque haya estado mal el descanso sino porque la oportunidad no fue la adecuada ni mucho menos.
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En esa lista, desatada por el escándalo Kraisman, que está preso por querer cobrar en un banco el salario de una supuesta empleada, el fiscal Mondino no investigó como correspondía. Aquí, la empleada fue contratada por la legisladora Nadia Fernández, quien ni siquiera fue citada a declarar. Excusas, seguro habrá de sobras, pero el funcionario judicial pareció esconderse.
Tampoco se habló del personal que tiene Prunotto bajo distintas formas: en su gran mayoría fue apostado para armar una ingeniería que le permita a la vice desarrollarse políticamente. Bueno, acaba de fracasar porque retrocedió cinco casilleros en el juego de la interna peronista por la Intendencia de Córdoba o para otro cargo expectante. En algunos círculos se apostaba a la candidatura presidencial del gobernador Martín Llaryora y a la de la exintendenta de Juárez Celman al Centro Cívico. Esto parece una locura desde la racionalidad, aunque es absolutamente real. Dicen que soñar no cuesta nada, pero a veces hay que ponerse límites, sobre todo cuando se utiliza dinero del fisco para instalar una imagen.
En el PJ hay mucho fastidio por esta situación y quieren cercar a Prunotto. Las listas hicieron hablar a todo el mundo. Y posiblemente sigan apareciendo nuevas perlas.