Paul McCartney está listo para volver a la cancha y jugar su segundo tiempo en el Kempes, el escenario donde cantaron goles Lionel Messi, Diego Maradona y el goleador de Bell Ville que le da su nombre al estadio, por citar a los futbolistas más emblemáticos de los equipos que bajaron del cielo las tres estrellas que adornan la camiseta del seleccionado argentino.
La actuación del ex Beatle del 15 de mayo de 2016 -la del recordado ‘¡Buenas noches, Córdoba!, ¡hola culiados!”- es considerada como uno de los hitos de la historia del escenario construido para el Mundial ’78, al que el actual gobierno provincial imagina convertir en un polo deportivo y artístico de última generación, irresistible para los mejores espectáculos de dos de las industrias más taquilleras de la llamada ‘economía naranja’.
El ‘Got Back Tour 2024’, motivo de la quinta visita de McCartney en Argentina luego de sus presentaciones de 1993, 2011, 2016 y 2019, viene transitando desde el 1 de octubre lugares emblemáticos del deporte continental. Arrancó en el Centenario de Montevideo y continuó en los Monumental de Nuñez y Santiago de Chile (los estadios de River Plate y Colo Colo) y en el Allianz Parque de San Pablo, la casa del Palmeiras.
Luego de la escala en el Kempes, Paul y su banda se presentarán en el Nacional de Lima, El Campín de Bogotá, El Nacional de Costa Rica y ‘El Gigante de Acero’ de Monterrey, antes de ‘cruzar el charco’ y continuar su periplo por París, Madrid, Manchester y Londres.
Las presentaciones de Mc Cartney en los dos escenarios futbolísticos más grandes de Argentina -con un estimado de 180.000 espectadores sumando las dos funciones en River y el desembarco en ‘el Chateau’- se producen en medio de una de las disputas más encendidas de los últimos tiempos en el ámbito de la pelota en nuestro país: la discusión sobre el ingreso de capitales privados en los clubes, con las Sociedades Anónimas Deportivas.
El tema no es ajeno para el artista de Liverpool, considerado el más taquillero de Inglaterra: una década atrás, hinchas del Everton lanzaron una campaña pública para que el músico se hiciera cargo de los destinos del club, que por entonces negociaba su venta a Oleg Bakhmatyuk, un multimillonario ucraniano vinculado a los negocios del gas, el petróleo y las agrícolas. “Nosotros, los fanáticos, hemos iniciado una petición para apelar a la leyenda de Los Beatles e hijo nativo de Liverpool, Paul McCartney, para que compre nuestro club de fútbol. Creemos que el equipo podría enfrentarse a un grave desastre financiero en manos del señor Bakhmatyuk”, postearon los parciales de los ‘Toffies’ en redes sociales.
Otra manera de pensar
“Los apoyo a los dos, aunque si hay una definición entre ellos, soy del Everton”. Esta declaración de Paul McCartney, publicada en 2008 por la revista Observer Sports, le puso algo de luz a un tema que siempre estuvo rodeado de un halo de secretismo: las preferencias futbolísticas de Los Beatles. De los cuatro integrantes de la mítica banda que completaban John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, fue McCartney fue quien expuso con más contundencia sus simpatías, aunque dejó picando la pelota en la mitad de la cancha respecto a la clásica disputa con el Liverpool FC.
“Mi padre nació en el distrito de Everton y mi familia es oficialmente del Everton”, decía para explicar su vínculo con los azules, mientras que justificaba su afición por los rojos en la amistad que entabló con el exdelantero escocés Kenny Dalglish, integrante del equipo del Liverpool FC que cuatro décadas atrás, en Tokio, perdió la final de la Copa Intercontinental de Clubes ante Independiente de Avellaneda.
“Tengo una dispensa especial del Papa para animarlos a los dos, pero cuando están en un gran partido ambos, me tira el Everton”, bromeó alguna vez. A Paul, 'Caballero del Imperio Británico' desde 1996, se lo vio en las tribunas en las finales de FA Cup que el equipo de su mayor preferencia disputó ante West Bromwich Albion, el 18 de mayo de 1968, y frente al Liverpool FC, el 10 de mayo de 1986.
“Los Beatles nunca fueron muy deportistas, ni muy fans del tema”, señala el camarista cordobés Federico Ossola, uno de los más rigurosos compiladores de la vida y obra de ‘Los Cuatro de Liverpool’ en nuestro país. “Inclusive en 1966, cuando el seleccionado de fútbol de Inglaterra salió campeón del mundo, ellos no dijeron nada”, añade el magistrado.
“Hay imágenes de 1967 en las que se los ve a los cuatro jugando con una pelota de fútbol en el jardín de la casa de Ringo, y que aparecen en la película ‘Magical Mistery Tour’. Y en el filme ‘Submarino Amarillo’, de 1968, se puede ver un juego de cabeceos entre jugadores dibujados con los colores azul y rojo, que corresponden al Everton y al Liverpool FC, durante la canción Eleanor Rigby. No recuerdo mucho más que eso”, añade Ossola.
Otra referencia futbolera en la obra del mítico cuarteto inglés es la inclusión de la figura de Albert Stubbins, jugador del Liverpool FC, en la tapa del disco ‘Sargent Pepper's Lonely Hearts Club Band’ (1967), por una supuesta sugerencia de Lennon. Al respecto, se dice que McCartney había propuesto ‘equilibrar las cargas’ -sin poder lograr su cometido- sumando la imagen de Dixi Dean, goleador histórico del Everton con 383 anotaciones.
Llévatelo
El Everton le ganó de mano a Paul McCartney. En 1909, más de ocho décadas antes de la primera presentación del ex Beatle en la cancha de River, el equipo inglés anduvo de gira por Argentina. Tras una larga travesía de 23 días en barco, los ‘Toffies’ llegaron al país junto al plantel de Tottenham Hotspur, ambos contratados por la AFA para incentivar el desarrollo del fútbol en nuestras tierras.
Los dos equipos ingleses se enfrentaron entre sí en Buenos Aires y Rosario, donde también midieron fuerzas con Alumni, uno de los clubes emblemáticos de la época, y con tres combinados que se denominaron Argentinos, Liga Argentina y Liga Rosarina. Uno de los encuentros que Everton y Tottenham Hotspur disputaron en territorio porteño fue presenciado por el abogado y político cordobés José Figueroa Alcorta, por entonces Presidente de la Nación.
Más tarde, los elencos británicos reeditaron su duelo en Montevideo, donde también se enfrentaron al equipo bautizado como Liga Uruguaya. En 2012, cuando McCartney hizo su primer show en el país oriental, recibió de las autoridades del Liverpool montevideano una camiseta del equipo con su nombre y el carné de socio honorario, único documento que hasta el momento acredita un vínculo formal de Paul con el mundo del fútbol.
Fundado en 1892, el club Everton de Inglaterra acumula 120 temporadas en la máxima divisional de su país, habiendo obtenido 23 títulos nacionales y uno internacional: la Recopa de Europa 1984/85. El defensor Ramiro Funes Mori (2015-2018, 67 partidos) y el delantero Denis Stracqualursi (2011-2012, 28 encuentros), son los únicos argentinos que defendieron los colores del equipo que oficia como local en el estadio Goodison Park.
En 2016, Everton fue comprado por Farhad Moshiri, un empresario iraní-británico radicado en Mónaco y con múltiples inversiones en Rusia, quien vendió su participación en el Arsenal FC para quedarse, en sucesivas operaciones, con el 94% del paquete accionario del club liverpuliano.
Luego de un fallido intento de venta al consorcio ‘777 Partners’ -un ‘pulpo’ cuyos cuestionados tentáculos llegaron a apoderarse de los clubes Vasco da Gama de Brasil, Standard Lieja de Bélgica, Genoa de Italia, Sevilla de España, Hertha Berlín de Alemania, Red Star de Francia y Melbourne Victory de Australia-, Moshiri acordó el mes pasado el traspaso del Everton a un nuevo (y aparentemente más fiable) comprador.
Se trata de la sociedad The Friedkin Group, propiedad del multimillonario estadounidense Dan Friedkin, un excéntrico coleccionista de aviones de guerra que hace algunos años sumó al fútbol como una nueva afición. Desde 2020, la empresa norteamericana administra a Roma de Italia, club que tiene como máxima figura al ex Instituto Paulo Dybala.
