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PANORAMA POLÍTICO

Las claves para entender por qué la verdadera rival del gobierno es Cristina

En el actual escenario político, las alternativas a Javier Milei no parecen tenerlas todas consigo. Schiaretti recién está empezando, Macri no la tiene fácil, la UCR es un nido de víboras y Kicillof no termina de convencer.

Cristina Fernández de Kirchner
Cristina Fernández de Kirchner | NA (archivo)

En el convulsionado y chatito mundo de la oposición al gobierno de Javier Milei, numerosas piezas se mueven y saltan de un lado al otro. Todos y todas quieren posicionarse y ganar un espacio, primero para 2025, cuando se elijan diputados nacionales, y luego para 2027, cuando se sirva el plato principal: presidente y vice y gobernadores.

Milei ya trabaja para su reelección y sabe que su suerte depende de la estabilidad económica del país. Si logra sostener la reducción de la inflación y mejorar las fuentes de trabajo tendrá serias chances. Si la pobreza continúa en el orden del 50% y los sectores de la producción deben hacer el gran esfuerzo para apenas sobrevivir, la novela que protagonice Milei será filmada en blanco y negro, con un final cercano.

La oposición quiere plantarse y busca sumar, pero no hay un candidato que concite todas las expectativas o, mejor, que aglutine a toda la oposición. Ninguno con el carisma suficiente para arrastrar a la sociedad y plantarse frente al poder. Hay candidatos de los sectores populares, del círculo rojo y de la ancha avenida del medio. De momento, nada hace indicar que muevan el amperímetro. Son impresiones muy parciales que no logran convencer al gran público. No son taquilleras, para hablarlo en términos de convocatoria.

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La primera figura que aparece –por decisión de él mismo– es la de Mauricio Macri, pero sus idas y vueltas con La Libertad Avanza permiten deducir que es, hoy por hoy, un referente de vuelo corto.

El cordobesismo avanza con Juan Schiaretti, quien, a pesar de haber levantado su imagen en la campaña presidencial del año pasado, está muy lejos de formar parte de la consideración de las eventuales mayorías o minorías destacadas.

06-09-2024 Schiaretti Cornejo

Sumar a radicales disconformes, un sector del PRO y el peronismo no kirchnerista sería el principal objetivo. Por ahora, esa estrategia está en pañales y el exgobernador es respetado en sectores empresarios y medios altos de la sociedad argentina. Eso, se insiste, no alcanza.

El radicalismo es una bolsa de gatos que da la impresión que será fagocitado por alguna fuerza mayoritaria. Todos quieren ser, pero tienen una estrategia casi suicida: impedir que el otro crezca más que buscar el desarrollo propio. Su cúpula dirigencial está inserta en una nube de humo que no permite ver con claridad. Con algunos maestros de la retórica al frente, poco hacen por ganarse la consideración pública y a menudo terminan en enfrentamientos chiquitos, plagados de egoísmo y mediocridad.

¿Axel del pueblo?
Otro que quiere, y sabe que tiene como base la enorme provincia de Buenos Aires, es el gobernador de ese distrito, Axel Kicillof. Sólo hay que preguntarse: ¿La gente lo votó a él o al hombre de Cristina Fernández de Kirchner?

En el actual escenario, el exministro de Economía parece no tener peso más allá de su controvertido distrito, en el que extrañamente conviven la riqueza y la pobreza extremas. Quien advirtió esa situación fue Fernández de Kirchner, quien ordenó que le saquen del guardarropas el trajecito de candidata.

Axel Kicillof

Emitió un documento en el que también trató de empezar a transitar por la ancha avenida del medio y no se puso colorada al hablar de reforma laboral, por ejemplo. Tampoco del ajuste fiscal con lo que llamó la atención de todo el círculo rojo. Además, cortó de cuajo con esa versión del acuerdo con Milei para nominar al controvertido juez Ariel Lijo para la Corte Suprema de la Nación.

Llamó a su tropa y ya empezó a hablar de escenarios electorales y de estrategias para salir del pozo oscuro al que la mandaron sus errores y los errores que cometió Alberto Fernández, el hombre que fue presidente porque ella lo propuso. De eso no hay que olvidarse, como tampoco de los altos índices de imagen negativa que tiene. Hoy, más del 60% no quiere saber nada con la ideología ni mucho menos con el estilo del kirchnerismo. Pero es un cuadro político de raza y eso no la asusta. Todo ha de ser dicho.