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“La política en nuestros tiempos parece más bien una plataforma on demand”

Las noticias en torno a la política se parecen más a programas de la farándula que al análisis político. ¿La política argentina atraviesa su pico de espectacularización? ¿Cuánto influye ‘el show’ en las instituciones? El análisis del politólogo Francisco Venturini.

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NUEVA NOVIA PRESIDENCIAL. Esta semana se confirmó el romance entre Milei y la exvedette. | Captura AméricaTV

Lilita Carrió decía la semana pasada en una entrevista a Mitre Buenos Aires que: "Las vidas privadas de los hombres y mujeres que están en política son públicas". Por los cargos ocupados, la política en sí misma es masiva y de interés público. Sin embargo, en el último tiempo, los políticos parecen convertirse en celebridades

El show en clave política puede ser adrede –construir una narrativa en la que se busque que se hable de él/ella en esos términos–, o puede ‘salir el tiro por la culata’, cuando se filtran mensajes o videos que los exponen. De una u otra manera, siempre con el cambio que generaron las redes sociales en la cotidianeidad, el fenómeno del político que aparece en un programa de chimentos por tal o cual noticia, ya no es algo exclusivo de un año electoral. En las últimas semanas, la vida del expresidente Alberto Fernández, la exprimera dama Fabiola Yañez y el actual presidente Milei, se parece a una de ‘farándula’ que los emparenta más a programas de chimentos que a los informativos. En el prime time de la televisión argentina, los ex participantes de GH fueron desplazados por Alberto, Fabiola, Milei y las personas con las que se involucraron o involucran. Mientras tanto, la crisis económica y sus consecuencias siguen existiendo.

En el análisis político se habla de politainment (política-entretenimiento) para explicar la manera en la que la lógica del entretenimiento mediático se cuela y modifica el ‘hacer’ y ‘estar’ en política. Además, genera confusión entre lo que se considera información política y entretenimiento y emparenta a la política con la lógica del espectáculo, que inevitablemente impacta en su rol público y la percepción social. Para saber qué es este fenómeno y de qué manera impacta en la credibilidad de los funcionarios y las instituciones que representan, además de su incidencia en el debate público, PERFIL CÓRDOBA consultó a Francisco Venturini, docente de Análisis Político en la Universidad Católica de Córdoba. 

 

La farandulización de la política

“Cuando la política se reduce a un espectáculo de farándula, el público puede perder la confianza en la capacidad de estos funcionarios para desempeñarse de manera responsable y competente. Esto también con la legitimidad de las instituciones que representan”, asegura Venturini.  Agrega que no será el último escándalo que vamos a vivir. Para él, la escandalización, la espectacularización o farandulización, son una característica más del proceso político actual. “Los escándalos pueden ser por corrupción, abuso de poder o contenido sexual y se hacen más mediáticos cuando salen a la luz a través de filtraciones”.

 

–¿Es posible que la trivialización de la política sea solo un subproducto de la era digital?

–Aunque podría parecer que esta trivialización es un simple subproducto de la era digital, también es efectiva comunicacionalmente en su dimensión negativa y en la generación de estereotipos. La sobreexposición a chismes y escándalos satura al electorado, puede ser utilizada para desacreditar a políticos y fomenta la apatía y el desinterés.

 

–¿Cuáles son las principales consecuencias de este contexto político?

–La política en nuestros tiempos parece más bien una plataforma on demand, donde los hechos y las narrativas se consumen y descartan rápidamente, sin un análisis profundo. Esto desvía la atención del debate público de los problemas estructurales. Y socava la confianza en las instituciones democráticas, ya que los argentinos comienzan a percibir la política como un espectáculo vacío de sustancia. Además de que fomenta un ambiente de cinismo y desilusión.

 

–¿Cómo afecta esta situación al debate público en Argentina?

–Cuando el foco se desplaza del "qué van a hacer" a "qué está haciendo la dirigencia política" en su vida privada, el debate se empobrece. Se deja de discutir sobre políticas públicas, planes de gobierno y soluciones a los problemas estructurales del país. En su lugar, se promueve una cultura de superficialidad y escándalo que deja de lado las discusiones necesarias para el progreso del país. El debate político enfrenta un desafío significativo en la era de la trivialización mediática.

 

–¿Cuáles son los posibles efectos de las recientes revelaciones sobre Alberto Fernández?

–Los verdaderos efectos aún no pueden dimensionarse completamente; seguramente excederán la crisis del peronismo y recaerán sobre la ‘casta’ y la credibilidad en las instituciones. ¿El gobierno lo capitaliza? Sí, seguramente, y es un elemento más en su intento de reconstrucción de un nuevo orden social y de valores. En el contexto actual, donde la economía, la pobreza, las visitas a genocidas y temas como el dólar dominan la agenda, este escenario puede ser particularmente efectivo para evitar un escrutinio profundo sobre la gestión gubernamental.

 

–¿Por qué este fenómeno parece más marcado a nivel nacional que en Córdoba?

–La diferencia entre la política nacional y la de Córdoba radica en que estamos frente a un proceso de hipernacionalización del debate político. Las propias demandas económicas de la opinión pública marcan la agenda. Esto también se debe a cómo está conformado el sistema de medios nacionales, cómo se da el debate en las redes y las nuevas plataformas de streaming, todas con mayor financiamiento y con líneas ideológicas más definidas, lo que ayuda a moldear el debate mediático en torno a la agenda nacional.

 

El impacto en la agenda mediática

La consultora política Ad Hoc analizó el impacto de la denuncia por violencia de género contra Alberto Fernández. Entre el 3 y el 13 de agosto, la noticia se instaló en la agenda mediática y digital, teniendo su pico máximo el día viernes 9, cuando en las redes solo se hablaba de los dos videos filtrados con Tamara Pettinato y las imágenes de Fabiola. Según determinó Ad Hoc, este escándalo desplazó a Javier Milei, quien desde que asumió nunca había dejado de ser el político más mencionado en redes sociales.