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CóRDOBA
Romina Madrid

La médica pediatra que salva vidas en Haití, a punto de partir a sus próximos destinos

La pediatra cordobesa dejó la comodidad de su vida profesional para unirse a los Cascos Azules de la ONU y luego armar su propio hospital ambulante. Hoy junto a su marido recorren parajes de Traslasierra mientras definen la manera de ingresar al país centroamericano. Tareas solidarias en paralelo a su trabajo como jefa de pediatría del Sanatorio Allende.

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MÉDICA. Madrid es jefa del servicio de Pediatría del Sanatorio Allende y una de las creadoras de la Fundación Hospital Ambulante | Cedoc Perfil

La historia de Romina Madrid es un ejemplo inspirador de solidaridad, dedicación, compasión y vocación. Esta médica pediatra cordobesa abandonó la cómoda vida que le ofrecía el tramo final de su residencia profesional para unirse a los Cascos Azules en Haití, uno de los países más castigados del mundo, en donde le tocó enfrentar la cruda realidad del hambre extremo, la pobreza y la falta de acceso a la atención médica.

Sin embargo, la joven médica tampoco se conformó con trabajar en el sanatorio ambulante perteneciente al equipo de los Cascos Azules. Sentía que detrás del muro de contención que levantaba la fuerza de paz perteneciente a la ONU, quedaban miles de personas sin respuestas y su pasión por ayudar la llevó a dar un paso más: abrir su propio hospital de campaña en los alrededores de Puerto Príncipe, la capital haitiana.

“La necesidad real estaba afuera, entonces solicité que me dejaran trabajar afuera y ante la negativa les expliqué que nadie interferiría en mi labor profesional y que yo decidía a quien atender. A partir de allí comencé a recorrer las calles del país, a visitar puestos de salud, orfanatos”, comentó Madrid en diálogo con PERFIL CÓRDOBA.

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Desde ese momento la profesional viajó a Haití decenas de veces en los últimos 13 años –la última fue entre febrero y marzo de este año–, en paralelo con su trabajo como médica en Córdoba. Madrid es jefa del servicio de Pediatría del Sanatorio Allende y una de las creadoras de la Fundación Hospital Ambulante, institución con la que llevan más de 40 mil kilómetros recorridos en el país, y miles de atenciones médicas realizadas. Además esta semana fue homenajeada por la Revista Ocio como una de las “Mujeres que hacen grande a Córdoba”.

Mapa en mano. La acción solidaria de la profesional pediátrica a nivel internacional no se detiene: junto a su marido ya diagraman día a día de qué manera pueden regresar a Haití antes de fin de año para continuar con sus tareas humanitarias, estudiando y analizando cuáles pueden ser los posibles pasos de ingreso en un país que está prácticamente blindado por los nuevos grupos que tomaron el gobierno. Es casi una misión imposible, además de extremadamente riesgosa.

“Las fronteras están cerradas e ingresar a través del aeropuerto de Puerto Príncipe, la capital, generaría un alto riesgo de secuestro”, cuenta la profesional. “Una de las posibilidades es viajar a República Dominicana y luego entrar a Haití caminando de la manera que podamos”, agrega. “En estos viajes sólo llevamos una mochila con una muda de ropa y medicamentos.

Priorizamos el espacio de guardado para llevar medicina”. Un país en llamas. Desde 2021, con el asesinato del presidente Jovenel Moïse, el país centroamericano ha vivido inmerso en un espiral de violencia que se intensificó en febrero de este año. Actualmente, la violencia azota las calles haitianas, cientos de brutales pandillas secuestran y asesinan de manera diaria, al punto que han arribado al país más de 400 policías originarios de Kenia para intentar contener la situación.

Más de 30 centros médicos y hospitales han cerrado sus puertas, incluido el mayor, el Hospital de la Universidad Estatal, debido al vandalismo y los saqueos. En ese marco, las fronteras están completamente cerradas, nadie ingresa y nadie sale. En caso de no poder ingresar hay pedidos de otras latitudes de contar con su equipo y su experiencia, también en Centroamérica.

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Mientras tanto y hasta el momento de partir, recorrerá parajes postergados de Traslasierra atendiendo pacientes que no pueden acceder a la atención médica tradicional. Hambre. Las escenas con las que se topa de manera constante la pediatra en Haití parecen irreales, de películas. A la situación de extrema pobreza se le suma que en el país no hay agua potable, gas o servicios como recolección de residuos, por lo que la basura se acumula en las calles.

“En Haití conocí lo que es el hambre, son las imágenes más duras que el ser humano pueda imaginar. Allí literalmente los niños mueren por no comer. Los padres eligen a los más fuertes para darles agua y alimento, el resto muere. Es una situación muy dolorosa”, describe la pediatra.

“Son situaciones con las que uno aprende a convivir. Es normal ingresar a un hospital y que la gente esté agonizando en los alrededores del lugar. Es imposible ayudar a todos, pero uno intenta aportar su granito de arena”.

Familia. “En algún momento me di cuenta que con mi estetoscopio y unos remedios, no iba a salvar el mundo, pero sí podía cambiar la realidad de una persona”. Bajo esa premisa, Madrid adoptó en Haití a Claudine, una niña que estaba a punto de ser entregada a una familia para realizar tareas de servidumbre. Hoy Claudine tiene 16 años, tres hermanos más chicos, y un abanico de oportunidades que en su país de origen hubieran sido casi imposibles de alcanzar.