He citado a Max Weber: “insensata revolución, carnaval y vanidosa pose estética”. Esta suerte de negación de las creencias, principios morales y sociales es lo que sufrimos a diario, pasivamente, por la acción del Gobierno.
La actitud lúdica por placer es lo que advertí cuando el presidente anunció el 01/03/2021 que enviaría al Congreso un proyecto de Ley para declarar la emergencia en los servicios públicos y regulados, que permitiera avanzar en la "des- dolarización" de las tarifas y "adecuación a una economía con ingresos en pesos. Pero, realmente, ¿es posible des-dolarizar las tarifas?
Gas. El gas es un commodity. Tiene precios de referencia internacionales en todo el mundo y modo de producción similar (tanto en Venezuela como en Estados Unidos o Rusia). Analizando el total de la factura de gas, un alto porcentaje se compone de insumos con precios internacionales, en dólares; el transporte, también se paga en esa unidad monetaria. Una parte de la factura podría pesificarse. La realidad indica que es imposible la pesificación en un porcentaje importante. Por ello, la única forma de que no se termine pagando el verdadero valor del gas es si el Estado subsidia dicho insumo: consecuencias fiscales negativas.
Nafta y energía eléctrica. En el caso de la nafta, el precio del petróleo fluctúa y es también una commodity que se rige por valores en el mercado mundial (Brent , o WTI). El mayor oferente en Argentina es YPF, con concentración del mercado. Entonces, ¿se podría exigir a YPF que venda a precios des-dolarizados la nafta por ser argentina? La respuesta es sí, y en la actualidad así sucede, pero los resultados también ya son conocidos. Veamos muy rápidamente: YPF es una compañía que en la última década perdió más del 70% de su valor de cotización; la intervención estatal ha destruido valor en la compañía y, si se quiere subsidiar el precio de la nafta, el Estado debe pagar esa “diferencia” con mayor gasto fiscal, con consecuencias nefastas para la economía. Traduzco: es imposible des-dolarizar el valor de la nafta, pero no solo en Argentina, sino en cualquier país.
Las principales generadoras de energía eléctrica son: Pampa Energía, Central Puerto, Enel, YPF Luz y PAE. Dicha energía se le vende a una “empresa del estado”, la distribuidora Cammesa. ¿Cómo están pactados los contratos entre Cammesa y estas empresas? En dólares. Sí, en dólares. Por lo tanto, lo único que se podría des-dolarizar en este insumo sería la distribución, algo que en parte ya se ha hecho al congelar (el Estado) las tarifas a Edenor y Edesur, en Buenos Aires y CABA. Ya se sabe, alguien paga “la fiesta”. Y eso deriva en subsidios del Estado a las compañías y déficit fiscal, que se financia en gran parte con emisión, es decir inflación.
Activos atados al dólar. En Argentina gran parte de los activos se encuentran dolarizados ¿por qué se insiste yendo en contra? Es imposible el cambio. Ergo, resulta demencial que los gobernantes impulsen una des-dolarización en un contexto de déficit fiscal que se financia en gran parte con emisión. Los argentinos ahorran y buscan protegerse de la inflación comprando la divisa o activos con precios dolarizados. Esa acción no es fruto de un capricho o amor hacia Estados Unidos. La razón de terminar sin moneda y buscar refugio en una extranjera viene dada por el instinto de supervivencia económica.
La principal causa del fenómeno está tan arraigada en Argentina que es imposible cambiar la historia y la psicología de millones de argentinos porque solo se muestra que lo hecho hasta ahora en política económica ha sido desastroso: estancamiento e inflación.
“Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible”. La magistral frase de Hermann Hesse debe entenderse en el sentido de que, lo posible ya se ha hallado, luego de repetir el intento de lo imposible.
Gestor de patrimonios financieros y Contador Público
[email protected]