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CóRDOBA
FOTOGRAFÍA URBANA

Juan Travnik: el señor de las calesitas

El fotógrafo, docente y curador llega a Córdoba con una exposición fotográfica que mostrará una veintena de calesitas de barrio. La exhibición se inaugura el próximo sábado 13 de julio en GF Galería Fotográfica.

Calestitas de Juan Travnik
CALESITAS. Una veintena de calesitas de barrio forman parte de la muestra que Travnik trae a Córdoba, con la curaduría de Guillermo Franco. | Juan Travnik

Juan Travnik tiene 74 años y es un buscador. Amante del paisaje urbano y de la huella que deja el ser humano en esas moles de cemento que llamamos ciudades, busca entre sus intersticios los vestigios de épocas pasadas.

En una de sus tantas búsquedas, las calesitas aparecen como bastiones que aún resisten a los embates de la modernidad. 

Una calesita es un punto de encuentro y un lugar de reunión bajo la mirada sensible de un fotógrafo empeñado en registrar nuestra identidad ciudadana.

—¿Cómo surgió la idea de este registro fotográfico?
—Es un trabajo que hice durante 2022-2023. Me interesan temas que estén conectados con mi comunidad y los clubes, los bares y las calesitas de los barrios siempre me llaman la atención. Quería hacer un trabajo sobre las calesitas patrimoniales, las que están dentro de la nomenclatura del patrimonio porteño. Se lo propuse a gente que en aquel momento estaba en la Secretaría de Patrimonio en la ciudad, les pareció interesante y me apoyaron.

—¿Cuántas calesitas registraste?
—Debe haber unas 30 ubicadas en distintos barrios de la capital. He fotografiado unas nueve y tengo intención de seguir avanzando. No estoy pensando en fotografiarlas a todas pero supongo que haré algunas más para darle un poco más de volumen al trabajo. Son 22 fotografías las que vamos a exponer en Córdoba; no son las típicas calesitas, de gran lujo o grandes presupuestos, son calesitas cuidadas, retocadas y pintadas por los mismos dueños. El mantenimiento se hace a pulmón. Me parece interesante preservar ese patrimonio que ha marcado la identidad visual y social de muchas generaciones.

—¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de la calesita?
—Nací y viví toda mi niñez en Villa del Parque. Había una calesita a unas cuadras de mi casa, a la que íbamos con mi hermano. Era un paseo hermoso, me llevaban mis padres, a veces mi abuelo. Añoro mucho ese ambiente de intercambio que se daba entre tíos, padres, abuelos y chicos. Hoy, esos núcleos de pertenencia y espacios para compartir van perdiendo fuerza frente a la tecnología y otros hábitos. Eso me produce cierta añoranza. Tengo 74 años y aún hoy, cuando estoy paseando por la ciudad y escucho la música de la calesita, la reconozco muy clara y nítida; forma parte de los ruidos de la gran ciudad.

—He notado que las fotos están despojadas de seres humanos, ¿por qué?
—Tiene que ver con mostrarla como protagonista y también con una marca de la época. Yo soy un amante del paisaje urbano y toda mi obra está construida en gran medida de rincones y paisajes urbanos sin personas. Está la huella del ser humano y difícilmente su presencia; más allá de que tengo otros trabajos como el que hice con veteranos de la Guerra de Malvinas, donde sí están fotografiadas personas.

—¿Te definís como un fotógrafo netamente urbano?
—Sí, he hecho paisaje de naturaleza pero en mucha menor medida. Me gusta y la disfruto pero en términos de fotografiar, caminar por las calles de mi ciudad es un plan mucho más atractivo que pasear por los lagos del sur.

—En ese transitar por el paisaje urbano, ¿cuáles son las cosas que te despiertan disparar la cámara?
—Acabo de exponer una gran muestra de paisaje urbano, que se llamó Materia. Y te podría decir que encuentro que en la ciudad los espacios públicos, las paredes, las plazas son de alguna manera bastidores o pequeñas paredes de galerías de arte donde se construyen cosas de manera espontánea. Va uno y pinta algo, viene otro y lo raspa, otro tacha algo. Hay una conformación de ese espacio y esas intervenciones que son generalmente las que más me movilizan, esas huellas de la presencia, marcas que de alguna manera hacen inconfundible la presencia del ser humano. Por eso es que siempre hablo mucho de la huella, no solamente de la lumínica, que uno captura fotográficamente, sino de la huella que ha conformado lo que estoy fotografiando.

Para visitar

Con curaduría de Guillermo Franco, ‘La calesita del barrio’ podrá verse desde el próximo 13 de julio con entrada libre y gratuita en GF Galería Fotográfica (Independencia 180).

Juan Travnik

TRAVNIK. El fotógrafo busca en las urbes la huella que deja el ser humano. En una de esas búsquedas, aparecieron las calesitas.