“Belgrano es el club que me abrió las puertas desde muy chico, y me dio pensión, casa, comida, colegio, educación. Entonces, yo siento que en la cancha tengo que devolver todo eso. Por eso tengo un sentido de pertenencia muy grande con el club, eso me lleva a tratar de dejar la vida en cada partido”, reflexiona Gerónimo Heredia. Y no es una frase más: hay una historia que avala esa declaración.
‘Gero’ nació y se crió en barrio Bello Horizonte, más conocido como ‘barrio Beletti’, en Villa María. En toda su infancia jugó en Alumni de Villa María y allá por el 2016, con un seleccionado de su ciudad que se llamó Alianza Villa María, participó de la Córdoba Cup y salieron campeones. “Me vio Belgrano y me invitaron a unas pruebas y quedé. Yo tenía 11, 12 años”, rememora el polifuncional futbolista en diálogo con Perfil Córdoba.
Era un nene, con la inocencia de quien solo busca la pelota para divertirse, disfrutar cada gambeta, cuando el fútbol era un juego, sin presiones ni exigencias, solo pura felicidad. “Yo lo veía como juego y era Belgrano, que lo veía por la tele, y me entusiasmaba todo. Me agarró estando en sexto grado, yo cursaba por la tarde, entonces viajaba desde Villa María a Córdoba una vez a la semana a entrenar y jugaba los domingos en la Liga Cordobesa, porque todavía era chico y no tenía edad de AFA”, cuenta Heredia, y viaja con sus recuerdos a aquella época. “Había días que faltaba a clases, pero lo tenía que recuperar otro día por la mañana, y se me complicaba, pero el colegio (Mariano Moreno) se portó re-bien. Después, ya en el secundario, me cambié a la mañana, para poder viajar más seguido a entrenar. Éramos varios chicos de allá que veníamos y mi papá y los otros padres se rotaban para traernos y eso lo hizo más llevadero”, relata. Todo un sacrificio. Ya con 13 años, se vino la pensión del ‘Pirata’.
—Venirte siendo casi un niño; ¿cómo fue el desarraigo, dejar tu casa familiar?
—Jamás había vivido algo similar: era toda una incógnita para mí. Pero nunca lo dudé, estaba entusiasmado, porque todos los chicos estaban en la misma situación. Obvio, sí que al principio se me hizo difícil, al poco tiempo empecé a extrañar a mi familia, más allá de que estaba acompañado por el club con psicólogos, la gente de la cocina, que sabían de nuestra situación. Después me acostumbré y la saqué adelante, junto al resto de los chicos, que nos acompañábamos en el camino.
—¿Alguna vez, en tu recorrido en inferiores, pensaste en dejar?
—Nunca. Es difícil no pensarlo, se te pasa por la cabeza, son tantos años, en los que te perdés cumpleaños, eventos importantes, que cuando sos chico te gustan, la vida normal de cualquier chico de 13 años. Pero yo estaba firme en mi cabeza de que quería jugar al fútbol y llegar a Primera.
Formarse y llegar. Toda la adolescencia Heredia la pasó en Belgrano. Recuerda enseñanzas que hoy le sirven para su presente en el equipo que conduce Ricardo Zielinski. “El primer año de AFA tuve a Maxi Luján de técnico y él me marcó mucho, un entrenador que trabajaba muy parecido a lo que hacían los más grandes, eso me ayudó muchísimo en entender el gran nivel. También me formó mucho Américo Osano y después en Reserva el ‘Beto’ Fernández y el ‘Leo’ Felicia”, dice. Recuerda a sus entrenadores, recuerda lesiones, que lo ayudaron a ser perseverante. Por eso, por ese transitar, es que el 21 de enero de 2024 fue especial. Ese día debutó en Primera ante Peñarol, por la última fase de la Serie Río de la Plata, disputada en Montevideo. Tenía 18 años. “Ese hormigueo en la panza no me lo olvido más. Disfruté todo lo que pude, es inexplicable”, dice.
Pero lo emotivo fue después, cuando llegó al vestuario tras esa inolvidable presentación. “Tenía un mensaje de mis viejos emocionados, me mandaron una foto con una bandera que habían hecho y no puedo negar que se me escaparon varias lágrimas”, confiesa e imaginariamente sus papás Alejandro y Jorgelina le dan un abrazo.
“Estoy contento de estar en Primera, era el objetivo cuando empecé a jugar. Si bien cuando era niño lo veía como diversión o porque me gustaba el deporte, después ya lo empecé a vivir como un sueño a cumplir, un posible trabajo, y ahora poder vivirlo y estar asentado me pone contento”, celebra.
Polifuncional. Tanto en su formación como en su etapa de futbolista profesional, los distintos entrenadores lo utilizaron en diversos puestos: marcador central, lateral por izquierda, marcador de punta por derecha, mediocampista de contención y de volante mixto. “Ser polifuncional lo veo como un privilegio, me puedo sentir bien en varias posiciones. Antes, en Reserva, que empecé a jugar en varias posiciones, lo veía tedioso, porque sentía que no me podía afianzar. Después entendí que está buenísimo tener varias opciones o alternativas. Un jugador polifuncional siempre puede estar en la cancha: cuando lo entendí así fue más llevadero”, reflexionó sobre estas posibilidades.
—¿El ‘Ruso’ te dijo algo sobre que te iba a usar de lateral derecho?
—No, ellos ya me deben haber visto. Fue tomar la iniciativa de que yo podía jugar ahí y me dieron confianza.
“Mi meta es hacer un buen torneo con Belgrano y seguir siendo citado a la Selección”.
“Me siento bien en varias posiciones, ser polifuncional es un privilegio”