En un juicio abreviado inicial, un joven de 19 años recibió una fuerte condena. La Justicia lo sentenció a siete años de prisión por robo calificado por el uso de arma de fuego, a pesar de que no tenía antecedentes y era primario en el delito. También fue declarado responsable penalmente del hecho un adolescente de 17 años, quien quedó a cargo de un Juzgado Penal Juvenil.
El asalto fue uno de los tantos que ocurren a diario en la ciudad de Córdoba. Ocurrió el 8 de marzo, a las cuatro de la madrugada. A modo de emboscada, a través de un número de teléfono cuyo titular no se correspondía con el nombre del perfil usado en la aplicación, los dos condenados junto a otras tres personas solicitaron un Uber Moto. Cuando el conductor llegó a la esquina de Mariano Moreno y Pueyrredón, en barrio Observatorio, lo abordaron para robarle el vehículo en el que se desplazaba.
Desde la Central de Monitoreo de la Policía advirtieron los movimientos y organizaron el operativo. Mientras tanto, un guardia de un edificio vecino escuchó un disparo, luego observó los movimientos y vio al trabajador que se arrastró hasta la vereda con la pierna herida por el disparo de bala que recibió. Los cinco asaltantes se dieron a la fuga, pero tras una persecución la Policía logró detener a Steven Joel Britos, de 19 años, y un adolescente de 17. El resto escapó.
La investigación recolectó pruebas contundentes ya que todo quedó filmado por un domo policial y por las cámaras de seguridad de un edificio, además del testimonio del sereno y la identificación de los partícipes del asalto, que fueron aprehendidos en flagrancia. Al cabo de dos meses la fiscal María Celeste Blasco concluyó la investigación y formuló la acusación.
El 30 de mayo pasado, en el Juzgado de Control N° 10, a cargo de Juan Manuel Fernández López, se realizó un juicio abreviado inicial donde los dos acusados reconocieron los hechos. Britos también expresó estar arrepentido.
La víctima estuvo 12 días sin realizar actividad hasta que logró el alta médica tras las curaciones en la pierna izquierda. Los asaltantes vivían en barrio Maldonado y sus historias evidencian la precariedad social en la cual crecen muchos jóvenes.
Ninguno tiene el secundario completo, Britos nunca tuvo un trabajo registrado y sólo hacía changas esporádicas. El menor de edad vive solo desde niño, en la casa que era propiedad de su madre. No percibe subsidios por parte del Estado ni plan social alguno, tampoco posee obra social y desde edad temprana consume marihuana, pero nunca hizo un tratamiento que le permita recuperarse.
La fiscal que investigó el caso, María Celeste Blasco, solicitó una pena de siete años de prisión, monto que le aplicó el juez Fernández López. En tanto, el menor de edad tendrá un tratamiento a instancias de la decisión del Juzgado Penal Juvenil.
