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JUICIO

Femicidio de Anahí Bulnes: el acusado admite encuentro, pero niega responsabilidad en el crimen

Santiago Campos Matos negó haber cometido uno de los crímenes más horrendos que se recuerde. Es la primera vez que declara en la causa. Habló de un contexto de drogas, vínculos con trabajadoras sexuales y su particular gusto por “cosas oscuras y siniestras”.

Femicidio Anahí Bulnes
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Por primera vez declaró ante la Justicia, Santiago Campos Matos, el hombre acusado de asesinar a Anahí Bulnes en su departamento, el 5 de diciembre del 2022. Aquella noche fue la última vez que cámaras de seguridad ubicadas en el centro de la ciudad la captaron con vida. Ingresó al departamento de Matos y nunca más se la vio salir.

La acusación tiene detalles escabrosos, como el haber descuartizado el cuerpo y otros aún más fuertes. 

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Hasta ahora, durante toda la instrucción del expediente, Campos Matos no había declarado, nunca dio una versión de los hechos. Eligió hacerlo en la tercera audiencia que se realizó esta mañana en la Cámara 6a del Crimen integrada con jurados populares.

Como ya conoce las pruebas que lo comprometen, enhebró la narración del encuentro con la víctima, a quien siempre refirió como “la chica” sin nombrarla. Sólo lo hizo cuando dijo que, ya detenido en la cárcel de Bouwer, “me entero que era Anahí Bulnes, que era docente, que tenía tres hijos, que la maté, la descuarticé, la comí o la ofrecí a los demonios”, a modo de ironía.

Con su relato se defendió y dio su versión de algunos detalles que figuran en la causa, como la lesión en una de sus manos y su salida del departamento cargando bolsas de basura hasta depositarlas en contenedores.

Habló de un encuentro casual con Anahí, cuando bajó a comprar más droga. Dijo que necesitaba cocaína y no tenía, que solía comprarle a las “chicas de la calle”, que se encontró con "una mujer" (era Anahí) y lo llevó hasta una puerta negra, por la que se ingresaba al departamento donde él vivía. 

Dijo que ella fue y volvió con lo que le había pedido y le solicitó ingresar a la vivienda porque perdía sangre de la nariz. Así justificó manchas de sangre que aparecieron en la pared de su dormitorio.

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Sobre la lesión en la mano dijo que días antes había peleado con un naranjita a quien le dio dinero para comprar marihuana y drogas y nunca se las entregó.

La noche en que ocurrió el crimen de Anahí dijo que había decidido no ir a trabajar al día siguiente y así le avisó a su jefe. Se quedó consumiendo drogas y cerveza toda la noche. 

Sobre las bolsas negras de residuos que transportó a los contenedores dijo que estaban llenas de botellas de alcohol que había ingerido.

Protestó ante el tribunal por no haber tenido más que “15 minutos” ´para hablar con su abogado, un asesor letrado oficial. En realidad quiso designar un abogado particular pero no se presentó porque se le superponían audiencias con otro juicio. “Me estoy defendiendo solo”, aseveró.

Pero el momento más tenso fue cuando admitió que le gustan “las cosas oscuras, siniestras, el Black Metal”. Lo dijo textualmente aclarando luego que ello no implica que haya experimentado prácticas satánicas.

También se quejó porque dijo que los policías que fueron a allanar su departamento, el 26 de diciembre, cuando lo detuvieron lo presionaron para que se declare culpable.

En síntesis, no sólo negó haber cometido el crimen sino que tendió mantos de sospechas de conspiración en su contra, de la policía y la Justicia.

El cuerpo de Anahí nunca fue encontrado pero hay 17 cámaras de seguridad que posibilitaron ver, con horarios precisos, cómo se movió Campos Matos el día en que ella desapareció.