Tras ser beneficiarias de los créditos hipotecarios del Banco de Córdoba (Bancor), aproximadamente 180 familias cordobesas enfrentan demoras inexplicables en la entrega de los fondos, sumiéndolas en incertidumbre y gastos adicionales. Dudas, sospechas y mucha bronca de los damnificados por el aumento de los inmuebles.
Stefania De Muro, una de las beneficiarias, relató cómo un trámite promocionado como "ágil" se convirtió en una espera de más de seis meses, sin certezas sobre la concreción de la compra de sus viviendas.
La mujer inició su solicitud el 19 de noviembre de 2024, siguiendo los pasos on line y pagando una seña para reservar la propiedad. Sin embargo, el proceso se estancó: tardaron dos meses en asignarle un asesor hipotecario, otro mes en la tasación del inmueble y 20 días más para recibir la oferta final del banco, la cual llegó recién el 27 de febrero.
"Desde entonces, no hubo más respuestas. Nos dijeron que recién en mayo nos asignarían una escribanía, y luego habrá que esperar la firma. Lo que debía durar dos meses ya lleva seis", explicó.
Angustia y sospechas
Los afectados temen que las demoras respondan a problemas presupuestarios del banco o incluso a una estrategia para que los créditos se caigan ante la suba del dólar y los precios de las propiedades.
"El banco admitió que otorgó más créditos de los previstos, pero ahora muchos no podemos cubrir la diferencia por la devaluación por goteo", señaló De Muro. Algunos han vendido autos o pedido préstamos para mantener la operación, mientras otros ya perdieron sus viviendas señadas por aumentos de precios.
Respuesta oficial vs. realidad
Mientras Bancor celebraba en febrero la entrega de su "crédito hipotecario número mil" -destacando 83.682 millones de pesos destinados a financiamiento-, las familias afectadas exigen transparencia. "Nos prometieron resolver todo antes de mayo, pero seguimos en la nada", denunció Stefanía, quien representa la voz de muchos otros damnificados.
El banco, por su parte, no respondió ante la consulta de este medio por las denuncias de los beneficiarios, actualmente damnificados, para quienes el costo de la espera es tangible: alquileres simultáneos, gastos de mantenimiento de propiedades no entregadas y el riesgo de perder su chance de acceder a una vivienda.
¿Especulación o incompetencia? La pregunta ronda entre los beneficiarios, quienes exigen soluciones concretas antes de que la inflación y la devaluación conviertan su sueño en una deuda imposible.