Este martes, a los 80 años, falleció Armando Valentín Pérez, un histórico empresario y dirigente que dejó una huella imborrable en la historia de Belgrano. A través de su visión y su gestión, logró rescatar al club de la quiebra y devolverle la vida, transformándolo en una institución sólida, tanto en lo económico como en lo deportivo. Su legado, sin embargo, va mucho más allá del fútbol: fue un hombre de negocios que construyó empresas, generó oportunidades y se convirtió en un símbolo de perseverancia y compromiso.
Armando Pérez construyó una sólida trayectoria en el mundo de los negocios, siendo Tsu Cosméticos una de sus empresas más reconocidas. A través de este emprendimiento, logró movilizar más de 150 mil revendedoras, posicionándose como uno de los principales referentes de la venta directa en el país. Su visión empresarial no se limitó al sector cosmético: también incursionó en la comercialización de productos bajo la licencia NBA y participó activamente en producciones teatrales.
En 2011, Pérez fue candidato a Empresario del Año por Punto a Punto, reconocimiento que destacó su capacidad de gestión. A esa altura, había logrado transformar su participación en el Club Belgrano en uno de los hitos más notables de su carrera, rescatando al club de la quiebra y convirtiéndose en una figura prominente tanto en Córdoba como en el fútbol argentino.
El rescate de Belgrano
Su gran salto de popularidad llegó cuando asumió la presidencia del Club Atlético Belgrano, donde ingresó en 2005 para salvar a la institución de un ahogo financiero que parecía irreversible. Cuando asumió la gerenciadora Córdoba Celeste SA, el club de Alberdi estaba al borde de la quiebra, pero bajo la conducción de Pérez, Belgrano no solo recuperó su estabilidad financiera, sino que también logró destacarse en lo deportivo.
En 2005 comenzó su proceso de rescate, abonando una deuda de casi 25 millones de pesos y logrando el primer caso de gerenciamiento exitoso en la historia del fútbol argentino. Su trabajo en la recuperación de Belgrano culminó en 2011 con el ascenso a Primera División, un logro histórico que marcó un antes y un después para la institución y dejó una huella imborrable en los corazones de los hinchas.
Armando Pérez: "De la AFA me fui desilusionado"
Pérez presidió el club entre 2005 y 2017, pero su trabajo comenzó mucho antes, cuando se involucró activamente en el proceso de recuperación económica de la entidad desde 2002. Durante su gestión, Belgrano no solo logró estabilidad financiera, sino que también comenzó a proyectarse como uno de los clubes más importantes del interior del país, gracias a una renovación en su infraestructura y en sus divisiones inferiores. Fue él quien compró y donó los terrenos de Villa Esquiú, que hoy lleva su nombre y se ha convertido en uno de los mejores centros de entrenamiento del fútbol argentino.
Un hombre clave en la AFA
Además de su labor al frente de Belgrano, Pérez tuvo un papel clave en el ámbito nacional. En 2016, fue elegido presidente de la Comisión Normalizadora de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), luego de la renuncia de Luis Segura. Su gestión, aunque marcada por la crisis que atravesaba el fútbol argentino, fue determinante para estabilizar la AFA y sentar las bases de una nueva etapa institucional.
Su paso por la Comisión Normalizadora de la AFA, que se extendió hasta marzo de 2017, fue otro de los momentos en los que su figura trascendió, demostrando que su capacidad de gestión iba más allá de las fronteras de Belgrano y el fútbol local.
Un legado imborrable
Hoy, el fútbol argentino y el Club Belgrano lamentan su partida, pero celebran el legado de un hombre que fue capaz de transformar la adversidad en éxito. Armando Pérez será siempre recordado por su compromiso con el club y su visión de largo plazo, que permitió que Belgrano volviera a ser lo que es hoy: una institución de pie, con un futuro prometedor. Más allá de las gestas deportivas, su figura será un sinónimo de lucha, perseverancia y amor por los colores de un club que, gracias a su trabajo, pudo dejar atrás una de las etapas más difíciles de su historia.
Su nombre será siempre sinónimo de Belgrano. Para el sector productivo y comercial de Córdoba, su huella es motivo de análisis y aspiraciones de los futuros empresarios.