El paisaje más salvaje, los atardeceres de rojos intensos y la conexión con el ambiente son apenas tres atributos de los Esteros del Iberá, el segundo humedal más grande de América y uno de los más extensos del mundo. Iberá (Yvera) significa “agua que brilla” en guaraní.
Llamar esteros a los esteros es minimizar este complejo macrosistema ecológico de 1,3 millón de hectáreas de pura vida. Su superficie representa cerca del 15% de la provincia de Corrientes en el noroeste del país. De una riqueza extraordinaria, es un entramado de arroyos, lagunas, esteros, bañados y embalsados que se alimentan sólo del agua de lluvia.
Es un paisaje sorprendente y cambiante. Los embalsados o islas flotantes cumplen la función de una compuerta natural, cuando llueve mucho se abre en múltiples canales y sus aguas escurren. En época de sequía, el agua se junta en el colchón de vegetación que se hace pesado y filtra menos.
Lógicamente el plato fuerte es el avistaje de fauna en un escenario biodiverso donde conviven 4500 especies de plantas y animales. Se realiza al amanecer o cuando el sol baja un poco.
Se ven decenas de yacarés y carpinchos, algunos venados de las pampas, ciervos de los pantanos, osos hormigueros y un sinfín de aves: garzas, cigüeñas americanas, ipacaás, carpinteros, lavanderas, chajás. Es una delicia sentir que aún están allí. La magia se completa con el ocaso en medio de la laguna, cuando el cielo se tiñe de colores. Los mejores meses para la visita son de abril a agosto.
El inmenso humedal también es hábitat de especies en peligro de extinción como el yaguareté, el gran felino americano que desapareció tras décadas de caza furtiva. Su ausencia como depredador tope de la cadena alimenticia provocó serios daños ecológicos que, en los últimos tiempos, se intenta reparar con protección y con la reintroducción de ejemplares.
Gracias a la Fundación Rewilding Argentina, en coordinación con otras instituciones, el yaguareté vuelve a estar presente: hay 35. En 1983 el Gobierno de Corrientes declaró al humedal como reserva natural y zona de conservación. Entonces, antiguos cazadores se convirtieron en guías de la naturaleza y hoy son grandes defensores del ambiente.
El norteamericano Donald Tompkins fue clave en el destino de los esteros, al comprar tierras para poner en marcha un proyecto de restauración ambiental y luego donarlas para la creación del Parque Nacional Iberá. Son 195.000 hectáreas que sumadas a las 500.000 de la reserva provincial forman el gran Parque Iberá.
Nueve portales
Iberá viene creciendo como destino turístico de naturaleza. Durante años, se desarrolló en torno a la Laguna Iberá ingresando por Colonia Carlos Pellegrini, pero en la actualidad hay nueve portales de entrada al humedal. Cada uno con distinto grado de desarrollo y oferta de actividades. Recorrimos dos: Carambola y San Antonio, cercanos a localidades con alojamiento, comedores y espacios culturales.
El portal Carambola
Desde el portal Carambola se llega al corazón del estero: a la isla El Disparo, entre Mercedes y Concepción. Las lanchas parten desde el puerto Juli Cué u otros puntos cuando los esteros están con bajo caudal, como en esta época. Desde allí se pueden realizar actividades acuáticas, excursiones con acampe de hasta cinco días, cabalgatas y nado a caballo.
A la isla se llega después de más de 30 minutos de navegación por canales y lagunas. Allí hay un puesto de Parques Nacionales donde es posible acampar. Una alternativa increíble es dormir en el glamping montado por el operador turístico Set Fly Fishing con todas las comodidades. Amanecer en el humedal, no tiene precio. Desde este punto se realizan navegaciones por canales estrechos rodeados de totoras, que parecen engullir la lancha, hasta que sus aguas desembocan en la laguna Medina y, más tarde, la laguna Trim que finalmente desaguan en el río Corrientes y, mucho más allá, en el Paraná.
Concepción del Yaguareté Corá es la localidad más cercana al portal y una parada obligada para descansar. Está considerado uno de los “pueblos auténticos” del país, con 228 años de frondosa historia. Tiene cuatro museos, unas 80 capillas familiares y un centro de interpretación. Por allí pasó Manuel Belgrano rumbo a Paraguay, y nació Pedro Ríos, “el tamborcito de Tacuarí”.
Hay alternativas de alojamiento. El hotel boutique Alondraí es muy recomendable. Otra opción es El Tránsito, a 20 kilómetros de Concepción, un hotel precioso que funciona en una antigua estancia ganadera.
Portal San Antonio
El Portal San Antonio se encuentra a 15 kilómetros de Loreto, al norte de los esteros. Es un pueblo con legado jesuítico y guaranítico. Está a 180 kilómetros de Corrientes, por ruta asfaltada. Por el portal se accede al complejo Aventura Iberá que ofrece kayak con guía, astroturismo, safaris fotográficos y circuito de plantas medicinales. Hay alojamiento, comedores y museos. Y una perlita: Jurassic Plant, un jardín botánico de plantas carnívoras pionero Latinoamérica que ofrece increíbles tours nocturnos.