La “exhortación a no autorizar y prohibir estas fiestas" fue la frase que tapó la música este viernes. Se extrae de un fallo de 106 páginas de la Justicia de Córdoba contra la productora BNP. "Estas configuran un entorno especialmente favorable para el consumo y difusión de drogas de diseño, particularmente éxtasis (MDMA), la sustancia que ocasionó la muerte de Tania Abrile”, recomendó el Tribunal de Justicia integrado por Enrique Buteler, Pablo José Brandan Molina, Matías Ferrer.
Esta simple sugerencia se queda empantanada en un viejo prejuicio de vincular a la “electrónica” con el consumo de drogas y peor aún, con las muertes. Los jueces son claros en demostrar que es mejor prohibir antes que focalizarse en como poder mejorar y proteger a los asistentes.
En el mismo texto, los magistrados atribuyen la muerte de la riotercerense “a la inadecuada atención médica” por parte de Walter Barreto, un tipo que se disfrazó de médico y asumió un rol para “el que no estaba preparado” y neutralizó la posibilidad de su asistencia adecuada por parte de un verdadero profesional o paramédico.
Entonces, debemos dejar en claro que Tania muere por una mala gestión sanitaria y no por el hecho de asistir a escuchar un género musical específico. Con los argumentos de los jueces deberíamos pensar seriamente en continuar con los shows de rock por las muertes en Cromagnon o asistir a ver partidos de fútbol luego de la tragedia de la “Puerta 12”.
Desde el año 2016, fecha en que muere Abrile se produjeron cinco muertes en la provincia de Córdoba en el contexto de fiestas electrónicas que trascendieron a los medios periodísticos. Todas vinculadas al consumo de drogas sintéticas y a la falta de atención médica. Se puede considerar un número alto, pero es polémico que se utilice para indicar la prohibición de una actividad.
Desde aquellos años, la gestión de producción de este tipo de eventos ha evolucionado de una manera notable. Los productores coordinan los ingresos de la multitud y la presencia dentro del show con efectivos policiales y fuerzas antinarcotráfico; Los centros sanitarios que se montan ya tienen un protocolo especial, con paramédicos y ambulancias exclusivas al evento asignado por la cantidad de espectadores; todos se hace de manera conjunta con las autoridades municipales y provinciales. Hoy se ha profesionalizado, por suerte.
Alcanza, quizás no. Pero son primero pasos significativos.
Muchos de estos shows tienen trascendencia internacional. Asisten, tanto los vecinos de la ciudad, como turistas de otras partes del país y del mundo. El montaje no puede ser improvisado. Todo lo contrario.
La condena por la muerte de Abrile generaron muchas respuestas por lo bajo en los empresarios y productores: “es un disparate”, fue lo más escuchado en la ronda de consultas que hizo Perfil Córdoba. Nadie quiere, por ahora, hablar en público.
Desde la Municipalidad de Córdoba aclaran que las fiestas electrónicas “es una actividad como otras, que se realiza con estrictos controles. No es algo prohibido por ordenanza y están esperando la indicación oficial de la Justicia”. Desde hace meses se focalizaron en atacar las “clandestinas”, en donde se clausuran cerca de dos eventos por fin de semana.
Un fallo a contramano del mundo
El último evento que organizó BNP Producciones con Hernán Cattáneo de protagonista generó para la ciudad consumos por 30 mil millones de pesos. La electrónica es una industria que crece a pasos agigantados. Genera puestos de trabajo propios y derrama para otras actividades vinculadas al turismo.
Es tal la preferencia del género por parte del público planetario, que los artistas ya figuran como los principales números que encabezan festivales. Para poner algunos ejemplos de la provincia, Cosquín Rock 2025 tendrá a Dead Mau 5 y al argentino Mariano Mellin al mismo nivel que Los Piojos o Nicky Nicole; y el festival Bum Bum (de la Mona Jiménez) sumará a Steve Aoki en diciembre. Sin mencionar lo que plante ya Lollapalooza. Son festivales que deberían prohibirse, según el Tribunal.
En el mundo la música electrónica crece a tasas del 17% anual según datos de la consultora International Music Summit. Esa notable suba es liderada por clubes y festivales que durante el 2023 generaron 11.8 billones de dólares, duplicando lo generado en 2020, plena pandemia. Córdoba es una de las pocas capitales que puede sacar el pecho con eventos internacionales.
El 67% de los productores, según la encuesta mencionada, calificaron como muy buenos los últimos años, liderados por los subgéneros Tecno y el House. En cuento a las redes sociales, todas muestran un crecimiento comparado con años anteriores, alcanzando ya números que logran codearse con el rock y la música latina.
Lo de Tania fue una tragedia. Debe servir para ayudarnos a crecer, a obligar a las autoridades y a los empresarios a cuidarnos, pero nunca nos pueden prohibir escuchar o censurar una música. Expresar por parte de la Justicia en un fallo que un show hay “sistemas de luces orientados a producir efectos visuales que se combinan con música con altos decibeles de ritmos repetitivos e intensos”, como estimulantes para el consumo de otras sustancias es una reflexión lejana a los tiempos actuales.
La Justicia debe dejar por un lado el tango y comenzar a bailar con un ritmo más actual en sus exhortos hacia las autoridades municipales.