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CóRDOBA
SIN REFORMA

En el entorno de Passerini atribuyen a la interna del PJ la versión sobre su reelección

Las espadas del intendente aseguran que no buscará la reforma de la Carta Orgánica municipal para asegurarse ser nuevamente candidato al sillón principal del Palacio 6 de Julio.

passerini28-07-2024
Intendente Daniel Passerini | Municipalidad de Córdoba

La reforma electoral a través de la Carta Orgánica de la ciudad de Córdoba para lograr la reelección del intendente Daniel Passerini no tiene ninguna chance de que se concrete. “Sería como intentar atravesar el muro de Berlín en los ‘60”. Así de contundente fue uno de los principales hombres de la mesa chica del jefe municipal al hablar del tema. Y agregó, categórico: “Eso nunca pasó por la cabeza de Daniel (aludiendo al titular del Palacio 6 de Julio)”.

La versión no fue un invento de la prensa ni una jugada osada en las redes sociales por parte de algún outsider de la política. Más bien todo lo contrario, según la consideración de otra fuente passerinista paladar negro. “Esto es interna peronista pura, alguno que quiere empezar a acomodarse por temor a quedarse sin nada en el 27", razonó el vocero.

Entre los principales hombres que secundan a Passerini está instalada la idea de que existe una operación tramada para salvar la ropa dentro de tres años cuando se vuelva a elegir intendente, aunque hay que decir que, de ser cierta, la comenzaron muy temprano, de manera apresurada.

Si no se reforma la Carta Orgánica, Passerini tiene vedado presentarse porque ya fue viceintendente y la norma fundamental habla de integrar fórmulas, no cargos. Por eso, aparece esta idea con el fin de que el actual intendente pueda aspirar a su reelección, sin ninguna traba legal aunque, de momento, no se observa clima ni demasiado interés en avanzar con un proyecto de esa naturaleza.

Allegados al alcalde sostienen que ese no es el estilo de Passerini, un dirigente que no se caracteriza por dar golpes de efecto polémicos o que agiten debates fuertes. Siempre buscó consensos y habilitó los diálogos ya sea a nivel interno o con otras fuerzas políticas. Sus pasos por el Ministerio de Desarrollo Social o por el Concejo Deliberante son claros ejemplos de estas afirmaciones y esas son las banderas que levantan sus seguidores más fieles.

Los passerinistas hablan de jugada política de un grupo de traviesos a los que ni siquiera nombran para evitar discusiones que, según ellos, no llevarían a ninguna parte. Definitivamente no se aprecian pistas que permitan inferir alguna conclusión sobre la autoría de esta supuesta jugada.

En política es bien sabido que cuando comienzan a circular anticipadamente proyectos, estrategias o nombres de futuros candidatos, esas apreciaciones suelen tener una base de verdad pero también una importante dosis de condimento, como es el que se destina a desinflar o quemar las posibilidades de esa iniciativa o esas personas a las que se nombra para determinada función.

Todo está en juego, pero lo que llama verdaderamente la atención es el momento en que aparecen estos trascendidos, cuando apenas van siete meses de gestión, lo cual parece una maniobra apresurada o que quiere cortar de cuajo con algunas conjeturas.

Los 100 irreverentes. 

La relación de Passerini con Llaryora es otro elemento para tener en cuenta siempre. No hay que olvidar que, salvo en los últimos cuatro años, las relaciones de gobernador e intendente de Capital fueron traumáticas, especialmente cuando se trató de dirigentes de diferentes partidos políticos. Con Juan Schiaretti y Llaryora todo pareció cambiar. ¿Y ahora? Va muy poquito de convivencia en ambas gestiones, pero algunos nubarrones ya aparecieron. Primero, la escasez de recursos tanto del Tesoro de la Provincia como de la Municipalidad de Córdoba.

Si bien dicen que “siempre pasa lo mismo en los recambios gubernamentales”, los passerinistas remarcan que la Municipalidad de Córdoba heredó algo menos de 100 funcionarios que ya cumplían funciones durante la administración de Llaryora. En los pasillos de la Municipalidad van al hueso: “Parecen desconocer la autoridad del actual intendente y no se reportan. Hacen la suya… eso no es bueno”.

Según las principales espadas de la actual gestión municipal los llaryoristas a los que se les ordenó quedarse en el municipio están enojados porque su anhelo era ir a la provincia a acompañar a Llaryora, pero estiman que el haberse quedado tiene connotaciones negativas porque pareciera que fueran vigilantes, entre otras cosas.

Llaryoristas y passerinistas conforman dos bloques en conflicto casi permanente, ya que sus relaciones políticas y laborales están signadas por la desconfianza y los celos.

Más conciliadores, algunos hombres con mucha experiencia en gestión, afirman que siempre pasa lo mismo cuando se da el recambio de autoridades en un poder del estado. Todos dejan algo de su tropa, lo cual siempre fue interpretado como un factor de control.

Más allá de las rencillas personales hay un tema preocupante: el dinero. “Si hubiera plata para obra pública, todo esto queda en un segundo plano”, advirtió un compañero de ruta del nuevo intendente.

 

Destino Oriente

Por lo pronto, y conociendo las limitaciones económicas del Tesoro, Llaryora fue con su ministro estrella, el titular de Economía Guillermo Acosta, a una gira que lo llevó a Corea, donde se encuentra en estos días, y después partirá a Japón, tras lo cual hará un paso por Londres.

Voces calificadas en materia de comercio internacional indicaron que Corea puede ser un buen mercado para que exportadores cordobeses puedan colocar productos alimenticios, aunque aclararon que por el momento no hay nada firme.

En Japón pasa algo parecido aunque para los nipones parece que el mundo termina en Perú, donde tienen importante inversiones y la colonia de connacionales más grande de todo el mundo. Londres será el escenario del encuentro con banqueros. Conseguir fondos frescos para afrontar compromisos y darle forma a la obra pública son las consignas. La moneda está en el aire.