¿Cómo se materializa un sustantivo tan abstracto como ‘lo cordobés’? ¿Cómo se plasma una figura tan poliédrica y polifacética en la práctica? Ese es el desafío en el que se encuentra el Museo Evita Palacio Ferreyra, que busca acentuar y profundizar su identidad para los próximos años con el foco puesto justamente en Córdoba, como un sustantivo abstracto, poliédrico, polifacético.
Para Francisco ‘Pancho’ Marchiaro, al frente del museo, el reto es habitar las tensiones entre los distintos lados de esa figura poliédrica que es ‘lo cordobés’. “Entonces, vas a encontrar desde unas obras de (Guillermo) Butler un tanto clericales; unos trabajos sumamente combativos; Manos Anónimas, de Carlos Alonso, que es un trabajo de dimensión política, hasta el humor de Manuel Coll o ‘Las Estaciones’, de Malanca. Esos lados que reflejan cómo somos los cordobeses: entre conservadores, desarrollistas y renovadores”.
Habitando esos grumos de pensamientos que tiene ‘lo cordobés’, el espacio provincial se propone además distintos debates y reflexiones a través de proyectos que contemplan conferencias, exposiciones y ciclos de cine. “Eso va a caracterizar los próximos años del museo; pero insisto en que el término no es una denominación de origen. Y buscar esa identidad en el ecosistema de todos los museos de Córdoba, que son cerca de 50, es un desafío interesante para que los cordobeses sepan en qué espejo mirarse y los turistas sepan por qué telescopio mirarnos”, sostiene.
Las propuestas. Organizada en cuatro bloques expositivos –Geografías transformadas en paisaje; Sujetos, deseos, afectos; La ciudad, espacio para el arte, y Cuerpo y territorio– la muestra permanente cuenta con nuevo guión museístico a cargo de Tomás Bondone y se propone difundir las obras que forman parte de la colección de la provincia de Córdoba, con obras de artistas como José Malanca y Honorio Mossi, entre otros.
Esta exposición cuenta también con dos bloques especiales dedicados a la obra de Fernando Fader y Emilio Petorutti. “Su curaduría reinterpreta las piezas tradicionales a través de un diálogo con el presente, incorporando nuevas narrativas y enfoques que conecten con las preocupaciones y sensibilidades actuales”, señalan desde el museo.
Para Bondone, “las colecciones públicas nos hablan de las formas en que se conformaron históricamente nociones como ‘bellas artes’ o ‘patrimonio’, pero esas construcciones impactan de acuerdo a las configuraciones actuales del concepto de patrimonio (un constructo social dinámico), en nuestro caso a través de las propuestas curatoriales contemporáneas”.
El curador fue también el encargado de renovar la sala Manos Anónimas, de Carlos Alonso, con una nueva disposición de las obras y un nuevo enfoque curatorial.
MANOS ANÓNIMAS. La sala que alberga la obra de Carlos Alonso cuenta con nueva disposición y nuevo enfoque curatorial.
Coincidencias extraordinarias. Con curaduría de Natalia Albanese, en el tercer piso se agrupan 51 piezas de artistas cordobeses que forman parte de ocho colecciones privadas de nuestra provincia: la colección de Marcos Comamala, Juan Gregorio Díaz y Gloria Espinosa, Sara Goldman, Martín H. Lascano, José Luis Lorenzo, Pablo Martinazzo, Hernán López Villagra y la Colección de Arte de la Universidad Siglo 21.
“El nombre de la muestra hace alusión a la búsqueda, dentro del corpus de obras de cada artista, de piezas únicas y singulares que se diferencien de otras más habituales. Por ejemplo, de (Antonio) Seguí conocemos muchísimo su parte figurativa, entonces buscamos trabajos de su etapa más temprana del Informalismo”, detalla la curadora.
Al mismo tiempo, la exposición tiene mucho diálogo entre generaciones de artistas –obras de Fernando Fader dialogan con piezas de Dianela Paloque, una artista hiper contemporánea– y mucho eje en lo local. “Esta es una exposición que abraza a Córdoba”, define.
En el recorrido pueden verse obras de Dolores Cáceres, Cecilia Candia, Pablo Canedo, Martín Carrizo, Elian Chali y Laura Códega, entre otros.
Cúpula y subsuelo. En la cúpula del segundo piso se encuentra la escultura inflable ‘El jardín de Darío’, de Pablo Curutchet.
En tanto, en el subsuelo, la sala B reabrió con obras de Manuel Coll y estará destinada a artistas contemporáneos locales.
La muestra de Coll está curada por Andrea Ruiz y aúna un conjunto de pinturas que “se preguntan y nos preguntan acerca de la mixtura y convivencia cultural a través del paisaje, y su tradición en la pintura cordobesa”, según detalla el texto de sala.
EN SUBSUELO. La sala B reabrió con la obra de Manuel Coll y estará destinada a artistas contemporáneos locales.
