El histórico juicio por presuntos ataques seriales a 13 bebés ocurridos en el 2022, en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba, está a punto de ingresar a una etapa clave. Los testimonios desgarradores de las madres de esos recién nacidos, que presentaban buen estado de salud y luego sufrieron descompensaciones –cinco de ellos hasta la muerte–, acreditan cada suceso. El próximo paso será dilucidar qué sucedió, a la luz de las pericias médicas interdisciplinarias realizadas en la etapa de instrucción inicial, ampliadas antes de comenzar este juicio.
¿Por qué murieron, cómo se descompensaron, qué sucedió en cada uno de los 13 episodios que integran el universo de este juicio? Lo dirán los médicos que analizaron las historias clínicas y realizaron las autopsias. Hay peritos oficiales y de parte, que pueden presentar disidencias. De corroborarse en todos los casos que hubo factores externos, es decir que fueron atacados a poco de nacer, el siguiente paso será acreditar quién lo hizo.
En otras palabras, la centralidad de los estudios periciales en el juicio radica en que dirimirán la existencia de los ataques. Si las causas de las muertes no son naturales, ¿qué sucedió? Es la pregunta que se procura responder con los testimonios en conjunto de los médicos que estudiaron los casos.
Qué se expuso hasta ahora
Prestaron declaración siete mujeres, también sus parejas y familiares. En un caso se leyó el testimonio escrito porque la mujer no reside en Córdoba. Restan otras seis, cuyas exposiciones continuarán a partir de mañana.
Hasta el momento, en el debate se escucharon algunas situaciones comunes.
Los bebés presentaron óptimas condiciones al nacer y a las horas manifestaron síntomas extraños: no se prendieron más a la teta, dormían sin reaccionar, no lloraban, se pusieron morados, lo que motivó –con mayor o menor celeridad– su traslado a terapia intensiva. En ningún caso los médicos que los atendieron en Neonatología supieron explicarles a sus madres las causas de semejante desmejora. No les explicaron en el momento y tampoco después. Las muertes se produjeron por paro cardiorrespiratorio. Los que sobrevivieron, de los casos que se escucharon hasta el jueves pasado, tienen secuelas cardíacas y pulmonares.
Otro aspecto que se reiteró fueron los pinchazos en diferentes partes del cuerpo. En la primera muerte ocurrida el 18 de marzo, la de Francisco Calderón, sus padres relataron que les entregaron su cuerpo vestido con ropa diferente a la que ellos le habían puesto y que en la ranita había una mancha de sangre. No se hizo autopsia en ese momento.
Yoselín, mamá de Angelina, cuyo nacimiento y muerte se produjeron el 6 de junio, también contó que vio una mancha de sangre en la ropa del bebé.
Tamara Hermosilla encontró la misma huella de sangre en la ropa de Luna, su beba que nació el 24 de abril. Ella es una de las sobrevivientes.
Julieta Guardia, cuyo bebé –Ibrahim– falleció el 23 de mayo, señaló que le informaron desde la Justicia que presentaba un pinchazo en el cuerpo. Ella no lo había advertido en el momento.
Otro denominador común fue el momento en que todas se enteraron de que sus bebés formaban parte de un universo de niños cuyas muertes o enfermedades –a partir de supuestos ataques homicidas– eran objeto de una investigación judicial. Todas lo supieron al ver las noticias en televisión después del 11 de agosto de ese año.
Nadie se comunicó con ellas antes de esa fecha para advertirles que existía una investigación administrativa interna, abierta por las autoridades del hospital y del Ministerio de Salud; y tampoco las informaron desde la Justicia.
El detalle, aunque parezca menor, potenció el sufrimiento expresado por cada una de las siete mujeres que se escuchó en las audiencias hasta ahora. “Nos mintieron”, “nos trataron de estúpidas”, aseveraron.
La dirección del hospital, a cargo de Liliana Asís; la coordinadora de Seguridad del Paciente, Adriana Moralez, y la jefa de Tocoginecología que estuvo a cargo de la subdirección, Claudia Ringelheim, estaban alertadas de que algo raro ocurría. }
No lo informaron a las madres, tampoco lo hicieron ante la Justicia. Analizaron hipótesis diversas y fueron tomando decisiones. Pensaron que podían producirse efectos no deseados de la vitamina K por lo que cambiaron el lote que tenían por otro con un excipiente diferente.
También abrieron colchones para corroborar que no hubiera algún insecto que afectara a los bebés.
Cada uno de estos casos fue considerado en el hospital como un “evento adverso” y las muertes como “evento centinela”. Si no encontraban explicaciones y seguían pasando casos en el tiempo, ¿por qué no denunciaron? ¿Quién debía hacerlo? Eso será motivo de análisis más adelante en el debate. Por el momento, las incógnitas surgen de escuchar los testimonios de madres y familiares de los bebés.
En la próxima semana, luego de que finalicen los testimonios de las familias el debate oral se encaminará a esclarecer las razones de cada situación a través del informe pericial médico.
Fuerte contrapunto entre la Fiscalía y las defensas
La audiencia del jueves pasado terminó en una discusión jurídica a partir del pedido del fiscal de Cámara, Sergio Ruiz Moreno, de leer parte de la conclusión pericial sobre el caso de Junior, el bebé que nació el 11 de mayo pero que, aparentemente, recibió una dosis de insulina que le provocó hipoglucemia. Su mamá, Brenda Leiva, había presentado en el embarazo un cuadro de diabetes gestacional.
Después de escuchar el relato de la mamá, el fiscal propuso leer la conclusión de la pericia médica sobre Junior con el objetivo de ilustrar de inmediato al jurado. Sin embargo, los defensores se opusieron en bloque.
Claudio Orosz –quien asiste a Alejandro Escudero Salama, exsubdirector administrativo del Neonatal– advirtió que el juicio “es oral” y que llegará el momento en que todos los peritos, oficiales y de parte, explicarán sus conclusiones. “No se pueden permitir alegatos parciales” enfatizó y acusó a Ruiz Moreno de “lloriquear” por no poder leer el informe escrito.
El tribunal le dio la razón a los defensores.
El fiscal, disconforme con la decisión, explicó que el único objetivo es colaborar con el jurado para hacerle más fácil la tarea, conectando el caso con la pericia.
El punto en discusión sirvió para que el tribunal admitiera el escaso tiempo con que cuentan los jurados para leer la pericia –técnica y extensa– antes de que declaren los peritos médicos. No obstante, la presidenta Patricia Soria dijo que en horarios previos a la audiencia y los viernes se reúnen para avanzar en la lectura. También aseguró que los peritos no brindarán sus testimonios antes que los jurados hayan podido informarse de sus conclusiones.