Los productores agropecuarios y empresarios que participaron del Tercer Congreso Internacional del Maíz (CIM) organizado en Córdoba le renovaron la confianza al gobierno de Javier Milei. Una rápida encuesta entre los presentes la palabra que más repetía en las respuestas era: esperanza.
Por el Centro de Convenciones pasaron más de 6000 personas y para los organizadores se cumplió con lo prometido: dar la información necesaria para que los campos puedan volver a sembrase con maíz y dejar detrás un año de mala noticias, entre plagas y falta de agua.
“El productor argentino viene de estar muy preocupado con el tema de la chicharrita, calculá que en junio, julio estaba muy asustado y en agosto empezó a aflojar el susto y empezó a entrar la información. Y este congreso viene en el momento justo para decirle al tipo vos tenés que hacer esto, no hagas aquello, sembrá en esta fecha, aplicar este producto, etcétera, etcétera”, afirmó Joaquin Piasco, fundador y organizador del encuentro.
Las perspectivas de siembra del maíz no son alentadoras. Los pronósticos de la Bolsa de Cereales de Córdoba calculan una variación interanual negativa del 29% en la provincia, y otros indicadores no proyectan caídas inferiores al 20% en toda la región pampeana. Pese a estos horizontes oscuros, la sensación en los pasillos de CCC era otra: “Se habla de que la caída en el área de siembra en general total general va a estar más cerca del 15% que el 20. Eso es muy importante”, adelantó Piasco.
Pedro Vigneau, presidente del Congreso Internacional de Maíz, en la apertura instó a todos a dejar de estar a la defensiva y tener una actitud ofensiva, pensado en un futuro vinculado a bioetanol: “hay una oportunidad increíble en un mundo que vira de lo fósil a lo renovable. Imaginemos la agresividad positiva de crecer, con el desarrollo federal que significa esta potencia del agro con el maíz a la cabeza”, puntualizó.
Un dato atractivo del congreso es la cantidad de público en las charlas técnicas sobre las figuras porteñas. La única figura convocante, con capacidad repleta de auditorio fue el economista Salvador Di Stéfano, pese a fueron personalidades de la talla de Feinmann, Alconada Mon o Mario Pergolini, entre otros. Piasco lo vincula a la necesidad de buscar información por parte del productor: “A las seis de la tarde todavía había gente en la charla de clima, cuando es muy raro que se quedan hasta tan tarde. Mucho dato, nada de relato ni verso. Hubo información y eso el productor le valora mucho porque las inversiones son muy grandes”.
El pulso del campo en la era Milei
Una de las personalidades que puede marcar el verdadero termómetro del sector es Roberto Urquía. Sin retraer sus cuestionamientos reiteró su reclamo por la quita de las retenciones para volver a crecer. “Al campo le extrajeron demasiada sangre. Vos ves que en los países vecinos han crecido la producción primaria y en Argentina se estancó en volúmenes, y eso no es fruto de ineficiencia o falta de tierra fértil, es a consecuencia de los impuestos tan altos. ¿Cómo va a crecer la soja con 33 puntos de retención? El maíz con 12% puntos o el trigo, en otros países no entienden que acá se pague por exportar”, indicó ante los micrófonos de Valor Agregado.
Siguiendo la línea del empresario, el discurso del gobernador de Córdoba Martín Llaryora en la apertura del Congreso electrizó a los presentes al criticar las “malditas retenciones” sobre productos agropecuarios y pidió una nueva la ley de Biocombustibles. Sergio Busso, el ministro de Bioagroindustria se alegró de haber podido llevar adelante el CIM pese “a la coyuntura muy particular para el maíz, como es la problemática del achaparramiento, la chicharrita, con muy buenos disertantes, informando y dando experiencia de lo que ha acontecido en otras regiones. Hubo muy buenas conclusiones para tomar buenas decisiones de lo que viene en la próxima siembra”. Ambos funcionarios destacaron la reunión con una treintena de parlamentarios para impulsar nuevas legislaciones en el Congreso Nacional.
Di Stéfano reiteró el pedido de paciencia para el gobierno de Milei ante los productores y para ello usó la metáfora de la construcción de un edificio: “Edificar un edificio lleva 36 meses, y eso es lo que va a llevar la reconstrucción de la economía”, y concluyó con su típico humor: “muchachos, estamos en el subsuelo haciendo las cocheras, ustedes (el campo) están el octavo piso, olvídense por ahora de reclamar por las retenciones”.
