A quince años de su retiro, Javier Collado sigue siendo una referencia del arbitraje cordobés. Radicado desde pequeño en La Docta, este tucumano de 55 años, hijo de referí, se formó en las canchas de la Liga Cordobesa de Fútbol y a mediados de los ’90 integró la primera gran camada de árbitros del interior del país que empezó a dirigir en los campeonatos de la AFA.
Palabra autorizada en la materia, Collado -quien actualmente analiza los desempeños arbitrales de los partidos de Talleres en la Liga Profesional y participa en un programa de TV- no duda en definir el actual momento del referato argentino como “el peor de los últimos cuarenta años”, y apunta contra la dirigencia de la AFA y la conducción del arbitraje nacional.
-En líneas generales, ¿cómo ves este momento del arbitraje argentino?
-A todo nivel, y me refiero a Primera, B Nacional y torneos federales o del interior, considero que el arbitraje atraviesa la peor época de los últimos 40 años. Estoy en el tema desde los 15 años, y la verdad es que nunca había vivido esto. La referencia es la Liga Profesional, que ni siquiera con la tecnología, con la implementación del VAR, ha podido mejorar.
-A esta altura de la temporada futbolística, en la que empiezan a definirse los campeonatos, ¿esa situación se hace más visible?
-Cuando llegan las definiciones, habitualmente los árbitros empezábamos a tener la culpa de las desgracias. Pero de un tiempo a esta parte, y hablo de al menos tres temporadas, todo el desarrollo de la competencia transcurrió con errores bastante gruesos. Quizá en instancias decisivas eso se destaque un poco más, pero creo que ha sido una constante en los últimos torneos.
"Cuando llegan las definiciones, habitualmente los árbitros empezábamos a tener la culpa de las desgracias. Pero de un tiempo a esta parte, y hablo de al menos tres temporadas, todo el desarrollo de la competencia ha transcurrido con errores bastante gruesos".
-¿Es un tema de formación? Nos cansamos de escuchar de la ‘alta valoración’ que el arbitraje argentino tiene a nivel internacional, pero lo que vemos puertas adentro, en líneas generales, es bastante flojito.
-Para dirigir en Primera no podés ser malo. Con esto quiero decir que, por lo general, quien llega a esa categoría es buen referí, y eso es lo que vemos a nivel internacional, donde quienes están al nivel que habitualmente tuvo el arbitraje argentino terminan definiendo Copas o torneos de Fifa. Pero son dos o tres; siempre terminamos hablando de Tello, Rapallini, Falcón, o el mismo Darío Herrera, y no muchos más. Con este absurdo de los 30 equipos en Primera y los 40 equipos en la B Nacional, hacen falta entre 35 y 40 árbitros de mucha jerarquía, y lamentablemente no es lo que pasa.
-Hace poco declaraste que los árbitros argentinos no tienen libertad para tomar decisiones, ¿por ahí pasa el meollo de la cuestión?
-Y sí. La realidad habla a las claras, mínimamente, de un servilismo de todo el contexto arbitral. No sólo de los referís, sino de quienes los dirigen, en este caso Federico Beligoy. Ellos están al servicio de lo que es el poder de turno y hacen lo que les mandan, y ni siquiera hablo de cuestiones ligadas a la definición de jugadas. Hace poco implementaron la ‘zona de capitanes’, una mentira absoluta que duró una fecha. A la jornada siguiente, en Boca-River y con uno de los mejores árbitros, la ‘zona de capitanes’ no existió. Si Ramírez tenía que actuar como decía la norma, amonestando a los jugadores que reclamaban, no quedaba nadie en la cancha, y el apoyo que iba a tener de parte de la dirigencia, el Tribunal de Disciplina y el Colegio de Árbitros iba a ser nulo. A las consecuencias las iba a pagar él.
-Por distintos trabajos, te toca analizar el desempeño de los árbitros. ¿El error más frecuente que advertís está en la parte técnica o pasa por la diferencia de criterios en jugadas similares?
-En lo técnico tenés la solución del VAR y no se utiliza. Un árbitro se puede equivocar por lo que es la decisión inmediata en cancha, pero ahí el que tiene que salir en salvaguarda es el VAR. Acá vemos que cuando el árbitro erra, el VAR no soluciona, o ratifica el error. Eso es muy raro y es lo más lamentable, porque termina generando una desconfianza en todo el contexto arbitral. Y los que salen perjudicados no son los dirigentes, que ya tienen sus torneos con un montón de equipos y sin descensos, un absurdo a favor del que 44 tipos levantaron la mano. Acá el perjudicado es el público.
-El perjudicado es el fútbol, ni más ni menos.
-Exactamente. Yo hago foco en la gente, porque increíblemente sigue llenando estadios, mantiene la esperanza en un fútbol transparente y confía en las chances de su equipo. Yo me he criado en el fútbol, amo el fútbol y siempre trato de transmitir que debemos creer en el fútbol, pero estos dirigentes, entre los cuales incluyo a la conducción de los árbitros, están haciendo lo imposible para que la gente pierda la credibilidad. Es una lástima que en el momento histórico más glorioso de la Selección Argentina, los que mandan, de (Claudio) Tapia para abajo, no se ocupen de que nuestro fútbol también sea el mejor del mundo.
"Nunca en la historia ocurrió que la máxima autoridad de un sindicato de árbitros sea al mismo tiempo el Director Nacional de Arbitraje. Lo de (Federico) Beligoy configura un monopolio, una monarquía; aunque en este caso sin monarca, porque acá el rey es otro".
-Te tocó integrar una generación importante del arbitraje argentino, ¿tu opinión sobre la actualidad del referato nacional es compartida entre tus excolegas?
-Sí, lamentablemente. En algún momento, cuando empecé a pedir referencias del tema, pensaba que podía ser una visión mía, pero hablando con varios de ellos encontré opiniones que se encuadran en la misma postura. Eso me confirmó que no estaba tan errado en mi observación.
-Que Beligoy se desempeñe como Director Nacional de Arbitraje y al mismo tiempo ocupe la secretaría general de la Asociación Argentina de Árbitros no parece configurar una situación muy regular.
-Ese fue el principio de este caos que está viviendo el arbitraje argentino En su momento Beligoy dio de baja a Diego Abal y quién tenía que defenderlo era el sindicato que maneja Beligoy. Nunca en la historia ocurrió que la máxima autoridad de un sindicato de árbitros sea al mismo tiempo el Director Nacional de Arbitraje, y también tenga a su cargo tareas de formación. Lo de Beligoy configura un monopolio dentro del arbitraje, una monarquía; aunque en este caso sin monarca, porque acá el rey es otro. Hay una genuflexión absoluta ante el poder de Tapia de parte de Beligoy.
-La Liga Cordobesa de Fútbol acaba de pedir la renuncia de su Colegio de Árbitros, ¿qué reflexión te merece esa situación?
-Me llaman la atención los argumentos, ya que se dice que se trató de un hecho aislado el problema que hubo en Las Flores-Atlético Carlos Paz. ¿Le pedís la renuncia al Colegio a pesar de que estamos en un muy buen nivel de arbitraje? Si se llegó a esa decisión, seguramente tienen que haber sucedido otras situaciones. Cuando le pedís la renuncia al Colegio hacés que todo el grupo arbitral pierda credibilidad. No me parece congruente que por un error de un árbitro se termine condenando a todo el arbitraje.